capítulo doce|empezar de cero

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Existen varias formas de comenzar de cero, una parte positva y otra parte negativa, exactamente como en una representación gráfica donde el cero se encuentra en medio, los números positivos a la derecha y los negativos a la izquierda, por consiguiente, dependiendo de tu situación puedes identificarte por estos números, desde el menos uno hasta el menos infinito y desde el mas uno hasta el mas infinito.

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Simón seguía encerrado en su estudio ahogando en dolor en la bebida, algo que no era costumbre en él, mas ahora necesitaba beber, necesitaba olvidar, necesitaba no pensar. Su vida de pronto se había esfumado y darse cuenta de que nunca tuvo nada a lo que aferrarse a Ámbar le lastimó aún más. Y lo más extraño era lo que sentía por este hijo que Ámbar llevaba en el vientre, sentía que era suyo, que era su hijo, mas era lógico, poseían la misma sangre aunque él no fuera el padre.

Simón bebió otro sorbo y arrugó el rostro mientras sentía el ardiente licor bajar por su garganta.

El toque de la puerta le interrumpió, a penas le interesó, le daba igual si a la persona que tocoba a la puerta le partía un rayo no, lo único que deseaba era que lo dejaran tranquilo, que nadie se metiera en su vida ni tratara de opinar sobre si bebía o no.

Vio a Daniela parada junto a la puerta con los brazos cruzados.

—¿Qué, vienes a decirme que tenías razón?.—preguntó Simón sirviéndose otra copa para tomar—. ¿Sabes? Una parte de mí no se cree esta historia, Ámbar y mi hermano juntos es como imaginar que algún día el aceite caliente y el agua se llevarán bien.

Daniela se acercó a Simón y le quitó la botella.

—Yo los vi una vez.

Simón miró a Daniela y se echó a reír.

—Ya sé, tú si estás celosa, por eso lo dices, para vengarte de Ámbar...

—Por supuesto que no, la vi en el ascensor con Tomás, me pidieron que no dijera nada y Tomás amenazó con matarme si decía algo...

Dulce ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora