Andrea es la asistente de la madre del famoso cantautor Charlie Puth con quien no ha tenido mucho contacto hasta que su jefa los une y los sentimientos de ambos comienzan a florecer. ¿La fama los separará o podrán mantenerse unidos?
Prácticamente podía saborear su aliento teniéndola tan cerca de mí. Andrea era como una adicción para mí y no quería ni podía dejarla ir de nuevo.
- Solo di que sí Andrea – repetí casi suplicando.
De repente sus manos se posaron en mi cuello y viéndome directamente a los ojos... me besó. Fue el beso más tierno y apasionado que jamás he recibido. Estaba lleno de cariño, ternura y mucha pasión. La tomé fuerte por la cintura y la acerqué más a mí para que ninguna parte de su cuerpo se sintiera lejos. Cuando al fin nos separamos sonrió.
- Si no te molesta tomaré eso como un sí – sonreí y acaricié su mejilla.
- Eso fue un rotundo y absoluto sí – sonrió. Verla feliz era algo que me hacía sentir en paz y en calma. Sabía que mi misión de ahora en adelante sería esa.
Nos tomamos de la mano y caminamos un rato por el parque. Hablamos de tantas cosas, que el tiempo se pasó volando. Me contó que había tenido problemas con su tutor otra vez y prometí hacer todo lo posible por ayudarla aunque estuviera lejos. Le conté sobre cómo había estado la gira durante el tiempo que no hablamos y sobre algunas canciones nuevas que había escrito pensando en ella.
- Así que prácticamente ya tienes un álbum entero – rió.
- Tú sabes que mi plan es sacar un disco al año – le guiñé el ojo – y gracias a una chica muy hermosa ya tengo material nuevo para el próximo CD.
- Pues me alegra haberte ayudado – se detuvo cerca del lago – voy a extrañarte cuando te vayas.
- Y yo a ti – la miré – pero falta poco para volver... solo 3 semanas más.
- 3 semanas y media – dijo – de verdad ¿nunca ves el itinerario? – se rió.
- Solo si me dirá que te voy a ver pronto – la abracé por la espalda –Estás helada ¿No tienes frío?
- Sí – se acurrucó más en mis brazos – pero si eso ayuda a que sigas abrazándome así, entonces puedo congelarme un poco más – se volteó un poco y me dio un beso en la mejilla.
Al día siguiente desperté muy feliz. Había dejado a Andrea en su casa y luego fui a la mía a descansar. Me levanté, comí, me vestí y salí a buscar a Andrea de nuevo ya que le había prometido una cita divertida antes de darle un beso de buenas noches: la llevaría a una sala de trampolines.
Esa es mi cita ideal y quería compartirla con Andrea así que la pasé buscando por su casa. Abrió la puerta y estaba totalmente hermosa, tenía puesto unos jeans que se le ajustaban a sus sexys caderas, una camisa de tirantes negra y una bufanda azul.
- Woah... estás hermosísima Andrea – pude ver como se sonrojaba.
- Gracias Charlie – sonrió apenada – Tú tampoco estás nada mal.
- ¿Lista entonces?
- Claro, ¿a dónde vamos?
Estaba nervioso por su reacción respecto a la cita – Vamos a un parque de trampolines – la miré.
-¿En serio? – Me miró....y luego sonrió – ¡Eso suena genial!. Le di un beso suave y salimos de ahí tomados de la mano.
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