Capítulo 18

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Los ojos de la ojiazul se abrieron en sorpresa y segundos después las manos de Ian terminaron su objetivo y luego de otros segundos ya estaba frente a ella observando como tocaba la pieza de joyería que ahora colgaba de su cuello con una linda sonrisa en los labios.

—Enif —llamó su atención— ¿Recuerdas esto? —ella asintió— Ahora es tuyo y es una prueba de que quiero hacer las cosas bien contigo. Es un zafiro porque muchos lo consideran un símbolo de fidelidad y sinceridad pero sabes qué, a mi me gusta más porque es azul, como tus ojos Bonita, esos ojos donde me he perdido y no quiero encontrar la salida —decía despacio pero muy seguro de cada palabra.

Cuando se le ocurrió salió de su casa y fue a toda velocidad hasta la joyería donde la misma mujer de antes lo entendió, tenía razón cuando ella afirmó que Enif valía la pena y no podía olvidar las palabras que le dijo ahora que iba a comprar el collar.

—“Te dije que no te olvidarías de ella, no la dejes ir muchacho y ayúdala a curar sus heridas así como ella está haciendo con las tuyas”

Las palabras de la encargada de la joyería lo dejaron varias horas pensativo, él no sabía si la linda chica de ojos azules estaba sufriendo por algo o si también tenía marcas de dolor como él pero si sabía que la señora tenía razón y quería ayudar a Enif, quería hacerla sonreír, quería ser un apoyo cuando algo salga mal pero también deseaba que ella lograra borrar esas malditas heridas que siempre que estaba solo le recordaban la jodida suerte que había tenido con su corazón.

—Ian —la frágil voz de la chica lo hizo despertar.

—Espera, déjeme terminar —tragó seco antes de volver ha hablar— Bonita ¿Quieres ser mi novia? —preguntó viendo directo a sus ojos.

La chica tenía los ojitos aguados y sentía que el corazón se le saldría del pecho por lo fuerte que latía, ¿Estaba soñando? ¿Se había caído de algún lugar y quedó inconsciente? ¿Ya había perdido la cordura completamente? No lo sabía pero no dejaría que ese momento se escape.

Asintió repetidas veces pues no confiaba en su voz, Ian sonrió ante la tierna imagen de la joven y sin perder tiempo juntó sus labios en un cálido y suave beso, se alejaron luego de unos segundos pero Ian la volvió a acercar pero esta vez abrazando a la pequeña que escondía la cabeza en su cuello y un sentimiento de poder se hacía presente en su sistema. Besó la cabeza de la chica y susurró.

—Te quiero mucho Bonita —a lo que ella respondió abrazándolo más fuerte y también murmuró un “Te quiero”.

Se separaron sólo para juntar sus labios en un lindo beso y luego de un momento ganándose suspiros de las personas que los veían decidieron seguir caminando.

Ahora ya todo parecía distinto era extraño pero el ambiente parecía otro. Iban tomados de la mano sin hablar pues no hacía falta, el frío golpeaba sus cuerpos pero ellos nunca se sintieron más tranquilos y confortables en su pequeña y algo disfuncional burbuja.

—Creo que es hora de llevarte a casa —habló luego de unos minutos.

—Sí, de seguro mamá se está preguntando donde estoy —respondió algo asustada pues había olvidado ese importante detalle.

—Ven Bonita, estás helada y no quiero que te resfríes —la envolvió en brazos y así caminaron de regreso al auto.

Abrió la puerta caballeroso y no podía dejar de sonreír al igual que su ahora sí oficialmente novia.

— ¿Quieres que venga mañana por ti para ir al Campus? —preguntó luego de unos minutos.

—No, sabes que Jake me lleva y ya que está tranquilo creo que es mejor que siga así —comentó algo insegura de la reacción del castaño.

Un golpe de adrenalinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora