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Salí de casa con Cordelia y empezamos a caminar sin un rumbo fijo. Eran las ocho de la noche aproximadamente, pero era invierno, así que daba la impresión de que la noche había entrado hace tiempo.

-¿Tienes pensado algún lugar al que ir? - Le pregunté a Cordelia mientras caminábamos, con solo la luz de la luna y de las farolas alumbrando nuestro camino.

-Lo cierto es que no. - rió - ¿tienes alguna sugerencia?

-Pues hay un parque cerca de aquí -sugerí- a veces voy allí a relajarme, me parece un lugar agradable.

-Me parece perfecto. -sonrió.

Después de unos segundos en un agradable silencio, Cordelia me miró y dijo

-Vaya, ya está empezando a hacer frío, y tu tampoco vienes muy abrigada.

-Si, es que se me olvidó la chaqueta en casa, de todas maneras puedo aguantar, no te preocupes. -Dije dándome cuenta de que tenía la piel erizada por el frío.

-No es necesario, tranquila. -dijo Cordelia quitándose su chaqueta negra para luego ofrecérmela.

-No es n-necesario, d-de verdad. - Dije, enrojeciendo ante su amabilidad.

-Vamos, póntela, ni siquiera tengo frío. - Insistió ella.

 Sabiendo que no iba a lograr convencerla, acabé cediendo. Cordelia se acercó a mi y me puso la chaqueta con suavidad, para que, segundos más tarde, el perfume de su chaqueta llegara a mis fosas nasales.

Pasamos unos minutos conversando alegremente hasta que llegamos al parque. Ya que era de noche, la ausencia de la gente en el lugar se notaba, estando solo ocupado por nosotras dos.

Unos impulsos sobrenaturales me hicieron llevar a Cordelia a mi lugar del parque favorito, ese en el que a veces reflexionaba acostada en el césped, ideal para pensar ya que estaba rodeado de árboles, impidiendo que la gente viera lo que pasaba dentro, con una preciosa vista al cielo.

-¿A dónde me llevas tan emocionada? - Rió Cordelia mientras la arrastraba por el parque.

-Es aqui - le dije al cabo de unos segundos de correr - en medio de estos árboles es el mejor lugar de este parque. Hay tanta naturaleza, tanta calma... me encanta.

-Vaya, si que es precioso... -dijo Cordelia observando el lugar con detenimiento. - Estás linda cuando te emocionas, apuesto a que ni te has percatado de que me estás dejando sin circulación en la mano. -rió.

Sentí como me volvía a ruborizar, ya no solo por su halago, sino porque le había cogido de la mano. Soy una idiota, ¿cómo no pude darme cuenta?

-Oh, cierto, lo siento. - Dije separándome de ella, dejando ir su mano.

-¿Por qué te disculpas? no es como que hayas hecho algo mal. - Rió ella a lo que yo respondí con una sonrisa. Era adorable. - ¿Te apetece que nos tumbemos? - añadió. Asentí con la cabeza.

Nos tumbamos en el césped, no demasiado cerca pero tampoco muy lejos. Empezamos a hablar de todo y de nada a la vez durante aproximadamente una hora y media, y me dí cuenta de lo interesante que era Cordelia.

-Ya se está haciendo tarde ¿no crees? - Dijo Cordelia mirándome - te acompaño a casa - añadió para después levantarse y tenderme la mano.

-Gracias. - Tomé su mano y me levanté.

Caminamos a mi casa hasta llegar a la puerta, en donde me despedí de Cordelia.

-Lo he pasado muy bien. - Dije.

-Yo también, tienes unos buenos gustos en música, ¿sabías?

Reí ante su comentario.

-Tengo que irme ya, buenas noches. - Dijo para luego acariciarme la cabeza e irse.

Lovers? (Foxxay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora