Uno de mis recuerdos favoritos con Leo es cuando ganó un oso de peluche en una feria y me lo regaló. Esa noche no dormí viendo a Leo, el oso de peluche, a un lado de mi cama.

Sin embargo, últimamente Leo estaba bastante extraño. Ya no me trataba de la misma manera dulce con la que me trataba cuando éramos niños. Creo que la razón es porque ahora tiene nuevos amigos, Frank y Logan, quienes también asisten a nuestra escuela.

—¡Vaya!, ¿es una camiseta de Bob Esponja?— preguntó Leo alzando una de sus cejas. Él conocía perfectamente mi relación con mi madre, y lo mucho que me hacían enloquecer sus comentarios.— ¿Ann te dejó salir así?

—Cállate y muévete que ya son las 4 y si llego a casa después de las 7 papá va a asesinarme.— Papá nunca ha estado muy de acuerdo en mi amistad con Leo. Dice que niñas deben estar con niñas, e igual con el sexo opuesto. Un poco o muy machista pero es mi padre, y lo amo. Al menos no critica mis camisetas de Bob Esponja.

Leo y yo caminamos calle abajo hasta el único campo de béisbol del vecindario. Yo lo ayudaba a practicar el bateo cada viernes, ya que Leo quería convertirse en una estrella del béisbol y pertenecía al equipo de la escuela.

No lo malentiendan, no soy lo que se llama una chica atlética. Yo solo coloco las pelotas dentro de la máquina lanza pelotas.

No es divertido, pero es un tiempo especial que paso con Leo.

—Oye, hoy viene (cof, cof) Logan a practicar con nosotros.— Expresó Leo rápidamente, él sabía que eso me haría enfurecer.

—¿Por qué rayos me dices eso ahora?, y lo invitaste sin consultarme. Bien sabes que Logan no es santo de mi devoción— reclamé yo luego de poner mis ojos en blanco.

—Es mi amigo, Claire. Además, no te ofendas, pero él es un chico, podría ayudarnos mejor a saber cómo está mi técnica de bateo.

—¿Qué clase de comentario es ese? Ya te pareces a papá— dije preocupada.

—Tú tienes a Vanessa y nunca me he opuesto a que sean amigas.

—Pues tú también eres amigo de Vanessa, y no me estoy oponiendo. Solo te estoy pidiendo que consideres preguntarme primero antes de invitar a Logan a algún lugar al que vaya yo también.

—¡Afff! Las chicas y sus tonterías- dijo mi mejor amigo en susurro, pero lo escuché perfectamente.

Su actitud en los últimos días me estaba lastimando demasiado para mi corta edad. Él nunca había dicho comentarios de ese tipo; tipo los de mi papá de "niñas con niñas, chicos con chicos". A él le contaba todo acerca de mi vida, incluso más que a Vanessa, que era una chica.

Cuando finalmente llegamos al campo, estaba sentado en las gradas el tonto de Logan mirando con una sonrisita, que no me gustó nada, a Leo.

—¡Hey! No me dijiste que traerías a tu novia, la torre Eiffel— dijo el castaño burlonamente refiriéndose a mi altura.

Yo soy un poco más alta que Leo, pero, ¿y qué?, siempre lo he sido, de hecho, soy mayor que él unos meses y siempre se lo saqué en cara como un juego. 

Pero la forma en que lo dijo Logan me molestó muchísimo. Y más me molestó la cara de indignado que puso Leo.

—Ella no es mi novia, ya te lo he dicho— respondió Leo luego de poner los ojos en blanco.

Lo conozco de toda mi vida, y sé que respondió de esa manera solo porque quiere encajar en su nuevo grupo de amigos. Él nunca pondría esa cara para referirse a mí, ¿cierto?

—Bueno, bueno, como sea. Manos a la obra, quiero ver qué tal está tu técnica— dijo Logan parándose de donde estaba sentado.

Coloqué todas las bolas de béisbol en la máquina y pulsé el botón que hizo que una de ellas saliera disparada a donde se encontraba Leo en Home, que ya estaba en posición, pero la pelota rebotó antes de tiempo. 

Amo Que Me Odies [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora