—Sí, interés dime ¿te gusta? — dijo serio.

—Tú y Valentina hacen las mismas preguntas innecesarias— bufo acomodándose el saco.

—Mi hermana ella...eso no es bueno—dijo serio, el otro lo miro con duda

—A qué viene ese comentario — dijo sentándose

—No nada, son cosas mías, pero no me has contestado— regresa al tema ocasionado otra mirada dura de su alfa.

—Me siento culpable de su pena no fui muy bueno con ella cuando llego— dijo buscando entre sus papeles.

—Así que tienes corazón después de todo— dijo riendo

—Deja esos temas y dime que has averiguado— gruño

—Bien, investigue como quedamos en las demás manadas y si hay algo que me intriga, han mencionado en todos lados a un lobo gris uno que es poderoso e imparable, pero no sé si él este detrás de nuestros ataques porque no entiendo cuál sería el lazo con nosotros—dijo rápido y sin sentido porque aún no acomodaba sus ideas

—Yo escuché de ese lobo gris en México...— la voz de Valentina interrumpió a ese par, parada en la puerta mirando a los dos hombres que no decían nada — Cuando estuve ahí investigue un poco, sabes que no estoy muy convencida de la muerte de nuestro padre — señalo a Carlos — Ese lobo es muy temido, acabó con un grupo de lobos que eran parte del consejo, entre los chismes de todos existe uno que me llamo la atención hablan de la maldición del lobo gris que juro venganza, pero nadie me sabe decir quien es, es más un día alguien me platico de que tu familia y la manada huyo sin sentido de ahí, todo fue muy rápido, me dijeron de la muerte de tus abuelos... — ella hablaba de todo lo que escucho e investigo, Sebastián la miraba con tranquilidad, así era ella nadie podía frenarla cuando una idea se metía en su cabeza.

—Debemos...— antes de que pudiera continuar Sebastián, el grito de Madeleine los hizo alertarse, los tres salieron corriendo de ahí —Valentina ni sé...— antes de poder decir algo está ya había entrado al bosque con ellos.

Corrían de prisa hasta llegar al círculo de rosas, Madeleine temblaba en el suelo, pero fue hasta ver a un lobo imponente de color rojizo se acomodaron frente a ella, Valentina abrazo a Madeleine y la levanto para sacarla de ahí, miro un hilo de sangre entre sus manos donde aún apretaba entre ellas las tijeras para podar al parecer había sido atacada y se defendió, el lobo los seguía observando una herida en su mandíbula escurría un par de gotas, cuando quiso caminar lejos de ahí otro salió de entre las sombras del árbol, fue cuando se abalanzó sobre ellas que Valentina cubrió el rostro de Madeleine con su brazo derecho para que este no la lastimara, clavo sus colmillos en la piel de Valentina, ella aguantó el tirón de los dientes sin quejarse ....el lobo dio un paso atrás y antes de poder seguir atacándola un lobo negro lo tomo del cuello alejándola de ella, el lobo se impuso ante el otro cortando el cuello y arrancando el pelaje.

— Sombra— dijo Sebastián llamando a su lobo ese que permanecía como su nombre solo entre las sombras, no se dejaba ver solo si sentía que él estaba en peligro observó la sangre que salía del brazo de Valentina, ella lo llevo a su pecho para contener la hemorragia, el lobo rojizo salió corriendo de ahí sin tiempo de ser atacado — Carlos llévate a Madeleine ahora — ordenó, antes de poder el acercarse a su hermano miro a su alfa y tomo a Madeleine en brazos y salió de ahí a prisa, Valentina suspiro pesadamente y camino de regreso a la casa, Sebastián intento detenerla pero esa mujer es terca.

—Estoy bien, necesitas ir con los demás y pedirles que revisen el perímetro, ellos no debieron entrar con tanta facilidad Sebastián— el otro no decía nada solo la observaba, al no escucharlo ella se giró hacia él, se percató de Sombra que aún estaba ahí también mirándola — Debes ir, corre, ellos saldrán limpios de aquí — dijo aún sosteniendo su brazo.

—Eres necia y terca— dijo él, la intento tomar en brazos.

—Basta Sebastián puedo caminar te lo he dicho, además que ya no soy una niña... ya no vas a poder cargarme como cuando niños— pero no sirvió de nada él ya la llevaba encima.

—Maldita sea Valentina sabes que soy un hombre lobo, además quien te cargaba de niños de vuelta a la casa cuando ya no querías caminar porque te cansaste de subir en los árboles— dijo él, caminado con ella de regreso, no decía nada su corazón se desbocaba a cada paso, esa cercanía la ponía demasiado nerviosa, sombra caminaba a la par, hasta llegar cerca de la casa se perdió de nuevo.

—Pero estoy bien...— dijo al final ella.

—Déjame a mí cerciorarme que es así, entiendes... además que soy tu alfa y tu bienestar es prioridad— dijo seguro, María miro a su hija y se apresuró asustada — Arregla todo y llama al doctor María — pensó que la bajaría ahí en las escaleras, pero no fue así la llevo hasta su habitación, la deposito en la cama y reviso entonces su brazo.

—Deberías ir a revisar los alrededores Sebastián— dijo ella, pero se quejó cuando el otro movió su brazo pegando un grito, María entro con toallas y una charola con agua para limpiar la herida este la tomo y suavemente limpio el brazo de Valentina —¿El doctor? —preguntó.

—Venía en camino ya joven— dijo ella aun mirando a su hija — ¿Qué paso?...

—Necesito que informes a mi padre, María la herida de Valentina solo necesitara unas puntadas, manda a Carlos a buscar en el perímetro rastros de los lobos que entraron— dijo sin dejar de limpiar su herida, María miro con duda a Valentina y salió a hacer lo que le ordeno.

—Sebastián estoy bien, me quedaré esperando al doctor aquí, es más deberías ver a Madeleine ella estaba muy asustada— con esas palabras el alfa entró en razón debía ver cómo estaba ella, más ante un ataque lobos.

—Iré a verle, pero tú te quedas aquí entendiste— dijo y salió de la habitación, el corazón de Valentina intentaba volver a la normalidad, ese camino desde el bosque fue revivir viejos tiempos...

Madeleine se quedó en su habitación mirando a la nada, Sebastián entro sin avisar, ya que la puerta estaba abierta —Madeleine ¿estás bien? — se quedó ahí parado esperando una respuesta.

—Creo que debería irme Sebastián— dijo ella levemente

—Madeleine— él sintió una punzada al escucharla decir eso.


—Creo que sería lo mejor... debo irme, perdóname, pero creo que sería para nunca volver...— dijo con tristeza, Sebastián entendía, pero no podía permitir que ella se fuera.

El alfa enamorado ✔🐺🌌Where stories live. Discover now