Los padres de Klauss ya no aguantaban el estar observando el lugar donde se encontraba el cuerpo inerte de su hijo y se retiraron, detrás de ellos fueron Ross y Jenna, pasados un par de segundos, sin que nadie dijera nada y Criss se fue también detrás de los chicos. Evan se quedó mirando a Violeta y le extendió la mano para salir de allí.

-No Evan, vete y déjame aquí sola unos minutos, yo sé cómo llegar a casa.

Evan ni siquiera fue capaz de discutir bajó la mano y preguntó con los ojos si la muchacha estaba segura, ella le afirmó en silencio gesticulando con la cabeza y se marchó esperándola fuera del cementerio, una vez sola Violeta se echó a llorar con todas sus fuerzas, a gritos desgarradores que Evan aun lograba escuchar y se reprimía por no correr al lado de la chica.

-Porque Klauss… porqué no te defendiste a ti mismo y me defendiste a mí, sabes que puedo pelear, porque no me dejaste hacerlo maldita sea –Violeta le hablaba a la tumba mientras sollozaba- Creo que este ha sido el maldito matrimonio más corto de la historia –Se lanzó en una risa histérica- De verdad creo que me estoy volviendo loca, pero gracias, de verdad gracias, nunca te olvidaré y te llevaré conmigo siempre te lo juro Klauss, y te haré caso, seré feliz, estoy decidida, no dejaré que tu muerte sea en vano.

Violeta se limpió las lágrimas con la manda de su blusa y besó la lápida de Klauss para después caminar en dirección a las puertas del cementerio, allí estaba Evan sentado con los ojos cerrado intentando relajar su cuerpo, aun estaña un poco alterado y no le gustaba sentir oír, ver o si quiera saber que Violeta había estado llorando, y así de angustiada y él sin poder hacer nada al respecto.

-Evan acompáñame, quiero hacer algo para cerrar todo esto, dame las llaves, yo conduzco.

Evan asintió en silencio y se deslizó por el interior de los asientos de cuero de su auto, encendió la radio y buscó alguna estación con melodía suave, se detuvo en una que tenía música clásica y la dejó muy despacio lo suficientemente para que solo rompiera la tensión del momento. Violeta condujo unos 30 minutos por la ciudad hasta detenerse en una tienda que no pintaba para nada bien.

-Violeta porqué estamos fuera de una tienda de tatuajes-.

-Entras o te quedas –Le respondió esta cortante-.

Evan refunfuñó entre dientes y prefirió entrar a quedarse muriendo de la curiosidad afuera, Violeta le dijo algo a la dependienta  y ella le asintió, después se deslizó en una camilla y quedó con la cabeza observando a Evan mientras otra chica se acercaba con una máquina que emitía un ruido infernal a Violeta, ésta se levantó la polera y a la altura donde estaña su tatuaje con el de Klaus le apuntó algo a la chica y le dijo otra cosa que él no fue capaz de entender.

Pasados unos pocos minutos, menos de los que Evan creía, le pusieron un parche sobre la piel a Violeta y ella fue hasta su lado.

-Qué te hiciste –Preguntó un poco temeroso-.

-Conmemoré a Klauss –Respondió esta levantándose la polera para ver que en el interior había una <<K>> con al mismo tipo de caligrafía que tenía su anillo con la “R”, Evan debía reconocerlo, se sentía un poco bastante celoso pero prefirió omitir todo comentario al respecto para dejar que Violeta procesara su duelo de la mejor manera que ella pudiese.

No hay tiempo II: Esperaré... Hasta que me perdonesWhere stories live. Discover now