02

1.8K 193 24
                                    

Sonará algo completamente hipócrita si dijera que mi trabajo era ser policía, pero así era. Al igual que como lo era lo padre. Era irónico el hecho de que yo era un delincuente, que maté en el pasado y vete a saber tú cuántas mataré en el futuro. Sin embargo, trabajaba para la ley. 

Claro que no estaba enfermo, desde luego no sentí ningún placer cuando ocurrió aquello. Más bien era pánico, miedo y horror, mezclado con odio y enojo del momento. Actué más por instinto que por consciencia. Aunque ahora mismo, teniendo en cuenta cómo me encuentro en estos momentos, todo va a ser a voluntad propia, terminando por manchar mi imagen y consumirme por la oscuridad. El solo hecho de que esto se vuelva una rutina para mí, volviéndome una bestia sedienta de sangre me aterraba por completo. Terminar como un maldito psicótico en busca de matar a las personas.

De seguro pensarán: Yoo Kihyun, eres un total idiota, eres parte de la policía de Seúl y no eres capaz de manejar todo esto bajo la ley, haciendo las cosas de manera limpia. Déjenme explicarles, no es tan fácil como creen. Ni mucho menos cuando estás bajo los ojos de alguien tan astuto como Lee Jooheon. ¿Mentir? ¿Intentar hacer algo al respecto de manera legal? Lo siento, pero aún no quiero morir.

Iba manejando por la nocturna carretera, de vuelta a casa. Aún me temblaban los músculos por los nervios, la ansiedad, el miedo y el enojo, todo mezclado. No sabía si estrellar el coche ahora mismo o aguantar hasta casa para destrozar todo lo que estuviera a mi paso. Totalmente perdido y asustado, sin saber qué hacer.

Mi móvil sonó justo en el momento menos indicado, cuando menos quería hablar con alguien. Tomé demasiado molesto, controlándome por no tirarlo por la ventana. Y su irritante tono no ayudaba para nada, me pregunto por qué no lo había cambiado antes. El nombre de un amigo muy cercano brillaba en la pantalla y no tuve otra más que responder. Así que lo hice, totalmente a regañadientes.

— ¿Qué?—gruñí.

—Wow, tranquilo viejo.—oí a Min Yoongi desde el otro lado de la línea. Suspiré un poco irritado para intentar calmarme un poco.

—Está bien, lo siento.—aclaré mi garganta un poco más tranquilo.— Hola hyung, ¿para qué me llamas a estas horas de la noche?

Eran cerca de las diez, más o menos. A esa hora mi amigo estaba durmiendo, probablemente en el quinto sueño. Que me llame a estas horas era prácticamente difícil, puesto que las once de la noche, para él era como aguantar despierto hasta las seis de la mañana.

 —Bueno, es fin de semana y mañana no trabajamos.—respondió tranquilo.— ¿Estás a tiempo para ir conmigo a un antro, bar o lo que sea?

—No estoy en casa.—respondí.

Tampoco estaba de humor como para salir a divertirme, porque si lo hacía, sentía que iba a matar al primer desconocido que me dirija la palabra. ¿Pero qué más daba? A lo mejor beber un poco -bueno, hasta que pierda la conciencia, mejor dicho- no haría nada malo. ¿O sí? Después de todo necesitaba asimilar un poco las cosas.

—Que bueno, así vendrás a buscarme directamente y nos vamos.

— ¿Acaso acepté tu propuesta?—bufé, odiaba cuando Yoongi te proponía hacer algo para que al final se termine llevando a cabo y todo porque él te obliga, no importa qué tanto te hayas negado a lo que te preguntó.

—A ver, escúchame maldito enano.— y aquí vamos otra vez.— Trae ese mugroso coche que lleva tu sucio trasero hasta casa y ven a recogerme. Hoy salimos.

A eso me refería. Nunca te pedía las cosas amablemente, siempre terminaba insultándote. Algo que yo también hago, ¿así es como se sienten las personas cuando hago exactamente lo mismo? Enano me llama. ¡Pero si medimos lo mismo, ni un centímetro más, ni uno menos! 

Fighter [KiMin] [Monsta X] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora