Capítulo 11

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Dicen que en ocasiones es mejor decir la verdad aunque duela. Pero, ¿Qué sucede cuando esa verdad te destroza el alma? ¿Cuándo en ese preciso momento quisieras saber y no saber a la vez? ¿Cuándo conoces la verdad y es demasiado tarde para regresar?

Nick Turner.

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Hace diez minutos que Diana se había ido. Estaba más tranquila cuando se fue. Lena se había encargado de traerle un té. Ella no hablaba mucho conmigo, pero sabía lo que sucedía en esta casa y su expresión de compasión lo decía todo. Sabía que había hecho lo correcto al decirle lo que había omitido en estas dos semanas. Al principio Diana no lo tomo bien, no paraba de decir cosas al azar. No aceptaba lo que acaba de decirle, pero al final termino por abrazarme y decirme que siempre estaría conmigo pasase lo que pasase. La necesitaba más fuerte que nunca, así yo también seria fuerte y seguir con todo lo que he comenzado a crear.


El sol comenzó a entrar por mi ventana. Sabía que no había sido una buena idea en poner unas cortinas claras. Di vueltas en la cama durante casi una hora tratando de conciliar nuevamente el sueño, lo que fue totalmente un fracaso. Salgo de entre las sabanas, me pongo mis pantuflas y salgo de mi habitación.

Había bajado a la cocina en buscar de algo dulce que tomar. Apenas entre y vi que mi padre había tenido el mismo pensamiento que yo. Estaba sentado sobre una silla alta recargado en la mesa del centro de la cocina mientras bebía un café y leía el periódico.

-Buenos días- le doy un beso en la mejilla y me dirijo a abrir la puerta del refrigerador en busca de mi bebida.

-Buenos días mi niña, madrugaste-

-cambiar las cortinas de mi habitación no fue una buena idea.- Tomo la jarra que contiene al parecer jugo de fresa. Busco un vaso y vierto el líquido en él. -¡Son las 8 de la mañana!- volteo a ver a mi padre mientras me recargo en la encimera.

-Esto debe saberlo Diana- Se burló mi padre.

-No lo creería ni aunque se lo contase yo misma.-

Hubo unos segundos de silencio. Mi padre dejo el periódico totalmente encima de la mesa. Tome el vaso y lo dirigí a mis labios. Siempre que despierto temprano (Cosa que sucede muy rara vez) me gusta tomar algo dulce. Dice mi padre que mi madre tenía esa misma costumbre.

-¿Quién es el chico?-

La pregunta de mi padre ocasiono que me atragantara con el jugo en mi garganta, comenzando a toser.

-¿Qué has dicho?-

¿Había escuchado bien? ¿Cómo podía haber hecho esa pregunta? No sabía muy bien a que se refería. En ningún momento he mencionado a Nick. Al menos que mi padre hubiera escuchado una conversación de Diana y mía. ¿Anthony le había dicho algo? No me había dado cuenta que me había quedado en mis pensamientos hasta que escuche a mi padre reír. ¿Mi padre se estaba riendo después de esa pregunta? Alto ahí. ¿Qué esta sucediendo?

-¿El gran señor Peter Snow está riéndose? Esto si es una gran noticia, esto tampoco lo creerá Diana cuando se lo diga- me burlo.

-Ni que fuera tan amargado.- Alzo las cejas acusadoramente mientras le doy otro sorbo a mi bebida. -¿En serio lo soy?- y en esta ocasión fui yo la que me eche a reír mientras asentía con la cabeza.

-Si hacemos una encuesta por todo el pueblo, te apuesto a que me darían la razón.-

Una sonrisa se forma en mi rostro. El simple hecho de mencionar el pueblo me hizo recordar a Nick. Recordando la cita de hace días. Un suspiro sale de mi boca y una sonrisa aún más grande se forma en mi rostro. Me había olvidado que mi padre estaba viéndome hasta que volvió a hablar.

Los colores de la vidaWhere stories live. Discover now