03. Begin

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Después de un no muy largo trayecto de media hora llegamos a nuestro destino. V me hizo una seña con la mano para que le siguiera, por lo que salí del vagón tras él. La estación parecía bastante antigua y desértica; de hecho, era la primera vez que visitaba aquella parte de la ciudad.

—¿Dónde estamos? —pregunté casi para mí misma, mientras observaba los arcos de piedra que adornaban el interior de la estación.

—Ahora lo verás —respondió V varios metros por delante de mí, con sus manos metidas en los bolsillos de su ancha chaqueta de cuero.

Cuando salimos del lugar, el único color que mis ojos pudieron captar fue el verde. Parpadeé un par de veces, analizando lo que tenía ante mis ojos. Todo lo que se extendía delante de nosotros era bosque y más bosque. Lo único no natural que se veía desde nuestra posición era la silueta de toda la ciudad de Seul, cubierta por una espesa nube grisácea.

—Bonito, ¿eh? Te gustará más aún cuando veas la casa —me dio un par de palmadas en el hombro y continuó la marcha.

—¿Una casa? ¿Aquí, en el bosque? —alcé una ceja algo inquieta, preguntándome dónde me llevaría aquel chico. Por un momento quise echarme atrás. "No le conozco... y aquí la única vida que parece haber es la de los árboles... ¿qué intenciones tendrá?", pensé algo reacia a continuar con aquella pequeña aventura. V se giró para mirarme con aquella característica sonrisa de medio lado.

—¿Tienes miedo, Hailey? —su sonrisa se convirtió en una pequeña carcajada—. Ya te he dicho antes que no te violaría. Solo tendremos sexo cuando tú me lo pidas.

Tras escuchar aquello no pude evitar romper a reír. A él pareció divertirle también, así que me miró satisfecho por su indecente comentario.

—Ya veo que estás muy seguro de ti mismo, ¿eh?

—En absoluto. ¿Por qué te crees que te rescaté ayer de aquel banco? Para traerte a mi terreno y conquistarte —se burló. Como respuesta, le di un pequeño empujón en el hombro.

—Ni en un millón de años, creído.

Volvió a sonreírme justo en el momento en el que la cantidad de árboles comenzó a disminuir. Así, a lo lejos empezó a distinguirse lo que parecía ser un claro.

—Tranquila, ya estamos llegando.

Un par de minutos después llegamos a aquel paraje libre de árboles. Paramos en el borde del camino para que yo pudiera ver todo desde lejos. Se trataba de un gran lugar cubierto por hierba corta y cuidada que se extendía hasta la otra punta del claro. En una esquina se alzaba una gran casa de madera de tres pisos coronada por una chimenea. En la parte baja un porche resguardaba un par de hamacas y a varias personas que estaban sentadas en el borde de la puerta. Tragué saliva; ahora tendría que lidiar con más gente. ¿Cómo serían ellos? Registré el resto del claro y capté con la mirada un par de conejos corriendo. También vi un par de chicos que parecían estar cocinando algo en una especie de barbacoa. Abrí los ojos finalmente sorprendida; nunca habría imaginado encontrar un lugar como aquel en medio del bosque.

—Sabía que te encantaría —comentó V al ver mi expresión.

—¿Vives aquí? ¡Es increíble!

—Sí, sí, no está mal —agitó su mano derecha con la intención de quitarle importancia—. En realidad es una de las muchas casas que tiene Namjoon, ahora le conocerás. Gracias a él todos los que vivimos aquí tenemos un techo.

Parpadeé aún sin entender muy bien todo aquello que me contaba. ¿Un techo? En realidad, estaba impaciente por conocer un poco más la historia de V y el resto de habitantes de la casa. V echó a andar de nuevo y yo le seguí, sin atreverme a hacer más preguntas. Al poco tiempo la fachada de la casa de madera se irguió ante nosotros, y cuatro personas nos miraban con curiosidad.

—Chavales, aquí está la nueva recluta —él me dio un par de palmadas en la espalda e hizo los honores de la presentación, ya que yo estaba algo bloqueada. Me limité a sonreír y a saludar con la mano—. Ella es Hailey y está decidida a tener sexo conmigo, así que me he visto obligado a traérmela —chasqueó la lengua.

Un calor inhumano empezó a subir por todo mi cuerpo hasta que se concentró en mis mejillas. Roja como un tomate saqué fuerzas para darle a V una colleja. Los demás reían, aunque la expresión de sus caras transmitía amabilidad. En realidad, agradecí que rompiera el hielo, incluso aunque fuera con una broma así.

—Este chico... encantada de conoceros —hice una pequeña reverencia.

Inmediatamente una chica se levantó de su sitio en las escaleras de entrada a la casa y se acercó a mí para darme un abrazo.

—Yo soy Soo-Yun. ¡Bienvenida, esta es tu casa! —se apartó un poco para señalar a los tres chicos que también se encontraban allí—. Estos son Suga, J-Hope y Namjoon.

Los tres sonrieron y asintieron en señal de saludo. Solo el primero de ellos se levantó para responder a mi reverencia con otra. Miré al segundo chico y ladeé la cabeza.

—Me gusta tu nombre, Hope —reí.

—¡Hailey! —el nombrado se levantó también de su asiento e hizo una divertida pose extendiendo los brazos hacia el cielo—. I'm your hope, I'm your angel... ¡J-Hope! —gritó en un inglés con acento asiático ante el cual ninguno de los presentes fue capaz de reprimir la risa.

—Bienvenida, Hailey. Te acostumbrarás a esta gentuza —dijo Namjoon entre risas. La chica que se hacía llamar Soo-Yun cogió mis manos y me miró con alegría.

—¿Te quedarás, verdad?

—Claro que se quedará —respondió V antes de que pudiera explicarme. El rubio me revolvió el pelo y se fue a sentar en el sitio de las escaleras que la chica había dejado libre—. Soo, ayuda a Hailey a conocer un poco la casa. Déjale algo de ropa también —ordenó mientras sacaba de uno de los bolsillos de su chaqueta un paquete de cigarros.

A pesar de que él lo expresó como una exigencia, pareció que a la chica le hacía demasiada ilusión todo aquel asunto como para echarle en cara sus formas. Así, asintió y entramos en la casa.

—La casa es increíble. Está algo desordenada, ya sabes... nueve personas en un mismo lugar puede llegar a ser estresante, pero te acostumbrarás —comentó mientras entrábamos en el hall.

—En realidad... —titubeé—, nunca confirmé a V que quisiera quedarme. Aunque debo reconocer que me está gustando.

—¡Quédate! —rogó la chica mientras subíamos unas escaleras interiores—. Los chicos te cuidarán bien. Siempre lo hacen. Yo fui la cuarta en alojarme aquí.

—Y... ¿por qué vivís todos juntos en esta casa en medio del bosque? —en realidad todo aquello aún me desconcertaba.

—Tendrás muchas preguntas, seguro... —entramos en una habitación y ella abrió un armario. Cogió un par de toallas y me las tendió. Después sacó del mismo sitio unos leggins y una sudadera que rezaba la palabra "Dope"—. Dúchate, ponte cómoda y luego seguimos hablando, ¿te parece?

Asentí con la cabeza, a lo que ella sonrió. Me indicó la dirección en la que se encontraba el baño y yo la seguí, encontrándolo con éxito. Me duché y me puse la ropa que Soo me había dejado. Aunque las mangas de la sudadera me quedaban algo cortas, salí del lugar mucho más cómoda y fresca. Doblé mi ropa sucia y busqué por mi cuenta el lugar de la casa en el que se podría encontrar la lavadora. Estaba impaciente por volver con aquella gente y preguntarles más sobre cómo habían llegado todos ellos allí. ¿Nueve personas? Y, por lo que había dicho la chica, habían ido llegando uno a uno, "reclutados"... ¿Qué sería aquel lugar? Ensimismada en mis pensamientos, me topé contra el pecho de alguien. Sacudí la cabeza y alcé la mirada para cruzarme con los ojos marrones de un chico con bonitas facciones. Me quedé unos segundos algo avergonzada y tragué saliva. Debo reconocer que en aquel primer cruce que tuve con él, me pareció uno de los chicos más guapos que había visto allí en Corea.

—Tú debes de ser Hailey, ¿verdad? —su sonrisa me bloqueó aún más. Hizo una pequeña reverencia—. Yo soy...

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Boy meets evil  » TaehyungWhere stories live. Discover now