Simplemente no lo podía creer, era demasiado para mí.
Observé con los ojos desorbitados como la tierra era echada en su tumba, quería gritar y arrojarme sobre ella, abrir esa enorme caja y sacarlo de ahí, me rehusaba a creer que Neji se había ido, no era posible que me dejara sola de esa manera, sabiendo todo lo que vivimos.
Sentí a alguien abrazarme, no tenía ganas ni fuerzas para ver quien era, solo seguí ahí parada, con los puños apretados y las lágrimas cayendo sin detenerse por mis mejillas, sintiendo aquel puñal hundirse más al fondo de mi pecho... mi mundo cambiando completamente.
- Él no hubiera querido que lloraras -Esa voz era la de Lee, me abrazaba contra su pecho mientras seguía quieta, rehúsa hacia la idea de nunca más ver sus ojos plateados, sus gráciles movimientos de batalla y su sonrisa ladina, ¿Cómo podía alguien tan fuerte morir en tan sólo un segundo?
Poco a poco, la gente se iba alejando de aquella lápida grisácea puesta en el suelo, el cielo estaba gris y todo parecía silencioso, tal vez Kami-sama sabía que habíamos perdido a un ser increíble... y él se lo había llevado.
Solo quedábamos Hinata, Naruto, Lee, Guy sensei y yo, la prima de Neji aún lloraba con fuerza mientras Naruto trataba de consolarla dándole pequeñas palmadas en el hombro... tal vez ellos sí terminarían juntos. Naruto y Hinata dieron su último adiós y se fueron juntos, así como también Guy sensei. Sólo quedábamos Lee y yo.
Y sabía que él necesitaba estar a solas con su eterno rival.
Mi vista era borrosa mientras me alejaba de su tumba, de Neji, de su cuerpo. Mis piernas eran como gelatina mientras caminaban por el sendero de lápidas y mis sandalias estaban llenas de lodo, el corazón me dolía de una forma tan intensa que pensé que me desvanecería allí mismo, era surrealista, era doloroso.
De repente, pude sentir como unas gotas de agua me salpicaba las mejillas y se mezclaban con las lágrimas y la lluvia se hizo presente en cuestión de minutos, cayendo con intensidad y mojando todo mi cuerpo.
Observé los árboles y me dirigí a ellos, parecía que aún podía observarlo sentado en una de las ramas, viendo con curiosidad, su ceño usualmente fruncido hacia el suelo... y su mirada, oh, esa mirada que, suponía, solo era para mí, tal vez había sido mi imaginación, pero yo lo admiraba tanto, tanto que hasta se haya convertido en otra cosa al pasar los años. Me dejé caer en la tierra, junto a un árbol, sintiendo todo el cansancio acumulado en los últimos días doblar finalmente mis rodillas, mis pantalones se mancharon de lodo y pude sentir mis dedos de los pies pegajosos y fríos. No importaba. La lluvia se había hecho intensa y golpeaba sin piedad mi cuerpo aún teniendo la protección del roble. Y tampoco importaba. Cubrí mis ojos con mis manos frías y empapadas...
Y lloré.
Lloré por su partida, por el desvanecer de sus tan especiales ojos, lloré por Naruto y Lee y Hinata y todos los que lo amábamos, lloré porque me había prometido que siempre se mantendría con Lee y conmigo, porque había dejado un vacío en el equipo, en su familia, en la aldea y en el mundo Ninja.
Y lloré más, mucho más... porque lo amaba con todo mi corazón.
Me deje caer en el suelo por completo, mi espalda en el pasto mojado y mis ojos cerrados contra las balas de agua que caían desde el cielo encapotado.
No sabia cuanto tiempo había pasado, pero yo seguía ahí, aun después de la lluvia.
Mi respiración era normal ahora, pero ¿como era posible? El dolor no se desvanecía, había sido tan tonta, siempre me había jactado de mi valentía, tratando a los demás como simples cobardes, pero yo era la peor se todas. Debí decírselo, debí decirle que lo amaba con todo mi corazón y que siempre lo había hecho, que estaba dispuesta a hacer todo por su felicidad y que siempre estaría allí para él.
