1. Shikatema: Todo pasa porque debe pasar.
Todavía no entiendo por qué sigo viniendo, ese vago nunca lo va a admitir. Pensó la rubia mientras ingresaba por las puertas de la aldea, era una noche estrellada, la luna brillaba con intensidad y la aldea estaba en silencio, ella presentó los documentos requeridos y se dirigió a su hotel, mañana tendría que ver al Hokage.
- ¿No puedes venir más temprano? -Ella ya conocía esa voz, Shikamaru había sido su escolta desde la primera vez que había ido como mensajera.
- A algunos de nosotros nos importa nuestro trabajo, vago -Dijo ella cruzándose de brazos- Además, el bosque no es un buen lugar para dormir que digamos.
Y lo decía por experiencia, de venida había tenido que luchar con dos ninjas que le querían arrebatar los documentos secretos y todo lo que llevaba encima. Pero claro, ella los había vencido, aunque se había llevado una gran cortada en toda su pierna.
- Tsk, problemática -Se quejó él- Bien, vamos, te llevaré a tu hotel, quiero ir a dormir.
- Holgazán.
- Irritante.
Y así comenzó de nuevo la batalla de apodos, Temari sonrió un poco, aquellos momentos le gustaban aunque él fuera tan estresante.
- ¿Te duele? -Preguntó él viendo su pierna derecha, Temari pensó que no se había percatado.
- Bueno, pues no es exactamente una caricia -Dijo ella caminando, cojeaba levemente.
- Tsk, a este paso llegaremos al amanecer -Se quejó él, Temari frunció el ceño irritada.
- Pues vete, Shikamaru -Dijo mordaz- Sé donde es.
- Problemática, no lo decía por eso -se detuvo.
- ¿Por qué te detie... Ah! -Él la había levantado del suelo con una mano entre la parte trasera de sus rodillas y su espada- ¿Qué haces? -Lo miró con las mejillas levemente rosadas, a eso se refería, Shikamaru se portaba dulce con ella de vez en cuando pero no se atrevía a admitir que ella le gustaba, jamás hablaba de sus actos "tiernos" una vez que los llevaba a cabo.
Shikamaru no dijo nada, su rostro era apenas visible por la oscuridad, y él lo agradecía, no quería que Temari viera lo estúpidamente rojo que estaba su rostro. Ella lo miró, su rostro era una mezcla de sombras.
Sólo se oían los pasos de Shikamaru en las calles, ambos callaban mientras atravesaban los negocios cerrados y solo era audible ese sonido de su respiración. Temari se había apoyado en el pecho de Shikamaru y oía su corazón latir a una rapidez algo irregular, él estaba tan nervioso como ella.
Llegaron al establecimiento y Shikamaru la depositó en el suelo con suavidad, metió las manos en los bolsillos y asintió en forma de despedida, cuando se volteó Temari tomó su muñeca.
- Gracias -Dijo ella suavemente, la luz de la luna reflectaba esos enormes ojos aguamarina que le parecían tan bonitos, su cabello rubio brillaba y tenía las mejillas cubiertas por un ligero color carmín.
- Por nada -Dijo él un poco desconcertado, había pocos momentos en los que Temari se dejaba ver vulnerable, y, personalmente, él se sentía atraído por esa parte de ella, bueno, aunque también le gustaba su parte irritante y mandona.
- Te veo mañana -Dijo la rubia, seguidamente se puso de puntillas y presionó sus labios contra la mejilla de Shikamaru y entró al hotel rápidamente.
Él se quedó muy quieto, parpadeando repetidas veces debido a la sorpresa que se había llevado con aquel tímido roce. Llevó una de sus manos a sí mejilla y sonrió de lado.
