Capítulo Último

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Nada tiene un final. Nada nunca termina. Las cosas cumplen ciclos. Una vez que terminan, continúan con otra forma.  


Casa de Rubén

Rubius se pasó un buen rato bajo el agua de la ducha, tratando de lavar la angustia del reciente recuerdo de haber ido preso y de todo lo que aquello desencadenó. Al terminar de lavar su cuerpo con agua tibia, cerró la caliente y simplemente dejó que la fría temperatura invada sus huesos y calle su mente.

Se escabulló por la casa a la cocina y agarró unas galletitas, una botella de agua y se encerró en su habitación. Encendió su computadora y apenas encontrar a Willy conectado, se puso hablar con él.

Willy le cuenta sobre la aparición de Mangel en la casa de Samuel, menos la parte que había oído sobre la pelea de Mangel y su padre. Rubius le cuenta detalladamente todo lo que había sucedido, necesitando desahogarse, internet era su única manera de comunicarse por el momento.

Pasó ese día encerrado y al siguiente, necesitaba con urgencia ver a Mangel. Necesitaba sentir que todo iba a estar bien, y sólo en sus brazos lo lograría.

Conectado en la red, encuentra a Mangel en línea y abre la conversación, sin saber qué decir concretamente.

La conversación era fría y Mangel no le decía mucho. Eso lo ponía loco al castaño, hasta que en un momento Mangel le dice que en unos días se iba a ir. Rubius no entendía nada. Sabía que Mangel se iba a ir en algún momento, pero estaba sucediendo. Se queda perplejo mirando la pantalla. No podía creer todo lo que le estaba sucediendo. Pensaba que las cosas no podían ponerse peor.

Rubius le pide verse y a pesar que Mangel trató de esquivarlo poniendo excusas, arreglan para encontrarse pasada la medianoche en el patinódromo.

Apenas escucha a sus padres acostarse, espera un rato, dándose tiempo a que estén profundamente dormidos, para luego escabullirse por la casa y conseguir salir fuera.

Al llegar al patinódromo, visualiza el puente y a Mangel debajo de éste.

Temeroso, el castaño se acercaba lentamente a Mangel, cuando a cada paso podía ver con claridad heridas en su rostro. Abre grande los ojos en preocupación y se detiene a casi dos metros de él.

Mangel estaba sentando en el suelo, sosteniendo en sus manos una petaca de vodka colgando entre sus rodillas.

-¿Qué te pasó? -pregunta en voz angustiada-.

-Ah, no te preocupes, lo tengo adormecido ahora -Mangel alza su botella de alcohol-. Pero al principio no sabes lo que ardía -Mangel suelta una risita mientras se toca el corte del labio-.

-No deberías tocártelo Mangel.

-Da igual. Ya se va a curar -le dice Mangel con desinterés-.

Se quedan en silencio durante un minuto que pareció una eternidad. Ambos tenían muchas cosas que decirse, pero ninguno sabía qué y cómo.

Rubius evita por ahora volver a preguntar por qué estaba lastimado, pues había esquivado la respuesta notoriamente. Camina un par de pasos hacia el morocho y guarda sus manos en los bolsillos de su campera.

-Perdón. Por lo de mis padres, que fueron hablar con los tuyos. No sé que les habrán dicho.

Mangel le sonríe suavemente, con un tinte de ironía. Mira hacia un costado y se queda en silencio un momento mientras movía la botellita en sus manos en ansiedad.

Cybergames [Rubelangel *Hot*]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora