Desmoronamiento

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¡Regálenme un erizo! Ahr
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Era la tercera vez en la semana que Marshall almorzaba con sus nuevos amigos y con Gumball. Los dos niños eran maravillosos, y sí, eran bastante apegados, aunque reconocía que él y Gumball no se quedaban atrás.

De repente al mayor le había dado por acariciar su cabello azabache e incluso dejar allí flores que se encontraban alrededor de donde comían. Y Marshall se ponía completamente rojo por el tacto cariñoso de su amigo.

El grupo de niños tenía cerca de un mes comiendo juntos y lo hacían varias veces a la semana, lo que los había hecho aún más cercanos y ya se consideraban buenos amigos que se reían y se contaban cosas.

Hace dos días Marshall les había entregado a Pine y Kenneth un dibujo a cada uno de ellos mismo, al estilo de dibujo del vampiro. Reaccionaron casi igual de alegres que cuando Gumball recibió el suyo, claro que nadie igualaría esa reacción.
Ese mismo día antes de irse, Ken le pidió de favor un dibujo donde salieran él y Pine juntos. Marshall asintió feliz, le gustaba hacer comisiones para sus amigos.

Hoy le había entregado el dibujo a Kenneth. Había hecho a ambos niños con su respectiva estatura, ropa, y pequeños carteles sobre sus cabezas donde anotó los nombres de cada uno. Además firmó en la esquina y le dibujó un corazón.

—¿Te importa si se lo doy a Pine como regalo?—preguntó Ken.

—No— sonrió Marshall —Al contrario, estará bien.

—Bien— le sonrió— Te acordaste bien de los detalles.

—Gumball me ayudó— dijo señalando al príncipe, quien platicaba con Pine ajeno a la conversación de éstos dos niños— Él recordó varias cosas mejor que yo.

•••

Lo único que a Marshall le había molestado hasta la fecha era que Gumball no parecía sentir piedad al hablar de "lo horrible de las marcas". Incluso lo hacía delante de sus amigos, quienes aunque no sabían nada, no quitaban que fuera embarazoso para el vampiro.

Pensó en decirles que él las había hecho, así quizás le dirían algo a Gumball sobre su comportamiento, pero eso no fue necesario.

Era la cuarta vez en la semana que almorzaban juntos. El tema de conversación se desvió un poco y terminaron, de nuevo, hablando de las marcas del mayor.

—No se ven ridículas— aseguró Pine tras un rato de oír hablar a Gumball.

—Sí lo hacen— respondió el príncipe.

—Quizá cuando crezcas se vean geniales y puedas inventar una historia increíble sobre ellas— intentó animarlo Kenneth —¡Podrías decir que peleaste contra un tiburón!

—Un tiburón no hace estas cosas— señaló las marcas.

Marshall permanecía callado. Con las mejillas sonrojadas y un puchero en su rostro. Gumball realmente lo hacía sentir mal a veces. Eso le quitaba puntos del puntaje total de amor que Marshall le tenía. Si seguía así tendría -54 muy pronto.

Llegó un punto en que los insultos y quejas de Gumball lo atormentaron demasiado. Era diferente cuando lo hacía estando en su cuarto porque no se excedía tanto, pero aquí se le soltaba la lengua. No aguantó más.

—¡Pues lo lamento, ¿sí?!— soltó Marshall de repente, con los ojos vidriosos y las mejillas coloradas.

Los demás niños lo miraron incrédulos. Se preguntaban qué era lo que lamentaba.

Gumball abrió los ojos como platos y su boca se movió para hablar, pero no pudo formular palabra alguna.

—No es necesario que digas nada— dijo Marshall al ver el nerviosismo del mayor —Sería mejor si no lo hicieras.

—N-no, yo...— intentó hablar Gumball. Su expresión de preocupación se cambió a una seria, casi molesta —No puedo creer que dijeras eso. Eres muy obvio.

—¿Y qué haría entonces? ¿No decir nada porque me insultas?— respondió alzando la voz.

—No te insulto. Insulto a las marcas— las señaló.

—¿Y quién las hizo?— contestó Marshall alzando la barbilla.

—Tú— le respondió Gumball de mala gana.

Los dos niños que miraban, abrieron los ojos y la boca asombrados. No lo podrían creer. Se oyó como contuvieron la respiración.

—¿Ves? ¿Te sentirías feliz si alguien habla feo de algo tuyo o que tú hiciste?

—No hago las cosas feas, así que nadie habla feo de lo que hago— dijo alzando las cejas, de forma prepotente. Una sonrisa satisfecha se notaba en su semblante.

—Pues haces muy feo el papel de ser un amigo. Y puedo hablar feo de eso.— Marshall se cruzó de brazos.

Pine, Kenneth y el mismo Gumball abrieron la boca, asombrados de lo que acababan de oír.

Gumball balbuceó para responderle, pero antes de que lo hiciera (y de que pudiera pensar en qué responderle) jalaron su mano levemente por detrás, haciéndolo voltear.

—No lo hagas— pidió Pine, con una mirada asustada, mientras Kenneth mantenía esa misma mirada.

Ignorando las peticiones de sus amigos, Gumball respondió con lo que se le vino a le mente en primer lugar.

—Pues haces muy feo el papel de vampiro. No sirves para eso. Y si no quieres ser mi amigo, genial, vete de aquí, pues.— espetó molesto.

Las reacciones de Pine y Kenneth no tienen precio. Sus bocas abiertas, no pudiendo creer que el príncipe dijo eso. Estaban molestos con él, por supuesto. No creyeron que se fuera a pasar tanto con sus palabras.

Marshall hizo la misma cara, pero cambió rápido a una expresión molesta, muy molesta. Pero aún así podías notar el titubeo y la duda en su voz, así como sus ojos llorosos.

—B-Bueno. Adiós— respondió, se dio la vuelta y tras una corta y rápida caminata, emprendió vuelo lejos del grupo.

Marshall no era bueno para esconder las lágrimas. Nunca lo había sido. Retenerlas no era su especialidad, y no la estaba siendo ahora.

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feliz noviembre ahr🎄🎅🏿

esta vez actualicé más temprano, son las 10pm🍥

Hay un 85% de probabilidad de que vaya a Bolivia en julio 2017😭😍❤️👯

pásense por mi OS Larry si quieren llorar o perder el tiempo. mil gracias💕🌼

Marcas de amor ✧ GumshallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora