Capitulo 4.

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La gente del pueblo la veía como si se tratara de una chica nueva, una completa desconocida puesto a que no vestía de luto y en su rostro se mostraba una sonrisa como si algo extremadamente grato hubiera llegado a su vida.

— Muy buenas tardes, señor Damen —dijo con una sonrisa al hombre bibliotecario que se encontraba detrás del demostrador, mismo que estaba demasiado ocupado con los libros como para mirarla.

— Buenos días Micaela...¡¿Micaela?!— volvió a verle el hombre algo sorprendido —Pero mírate, te dije que había algo muy bonito debajo de tu luto. Supongo que estas así por que ya sabes las nuevas.

—¿Las nuevas? — preguntaba algo curiosa, no prestándole atención por estar esculcando entre los libros.

— Alguien ha vuelto al pueblo.

confesó el hombre

—¿Ah, si?— preguntó con desinterés—¿Quién?

—¿Micaela?—le contestó otra voz masculina, desconocida pero a la vez tan familiar.

Su corazón latía y volteó con cautela. Alzó ambas cejas y su voz salió como un hilo.

—¿Ethan?




—Debería darte de a porrazos por hacer eso— gruñó Jack.

Kyle rodó los ojos mientras que Tresh reía por lo bajo.

—Oh, vamos. Solo era un pequeño experimento— dijo, mientras sonreía como lo hace un niño al hacer una travesura.

—Por lo menos ahora tenemos algo mas a nuestro favor— dijo Tresh, cortando una nueva replica de Jack.

— Solo espero que esa noviecita tuya te dure— le siseó Jack.

—No tienes que ponerte así.

—Veamos que pasa si algún día ella te rompe el corazón— volvió a decir, ignorando el comentario de Kyle—. Los humanos cambian de opinión, hermanito. Por eso nunca debes enamorarte de una humana.

Kyle frunció el ceño. Jack rió venenosamente mientras comenzaba a alejarse entre los arboles del bosque. Los hermanos de Luna llegaron y la demostración comenzó. Él intentó no pensar en las palabras de su hermano, porque solo lo hacia para molestar. Pero, obviamente, Jack había dado en su punto débil.




—¿ E...E..Ethan?— Luna tartamudeó, apegándose al mobiliario lleno de libros—¿Q...Qué haces ...aquí? No ... ¡¿No te habías ido con tu abuelo a vivir a hacer no se que?!— preguntó sin poder evitar el rubor de sus mejillas y el tartamudeo en su voz.

Ethan había sido un amigo de la infancia de Luna en secreto, siempre se encontraban en la biblioteca a leer libros a una distancia estricta impuesta por Luna. Ahora era un joven alto y apuesto, castaño de ojos miel, piel aperlada y con una sonrisa encantadora. Opuesto a cuando eran niños

— ¡Pero mira que bonita te has puesto! ¿Ya no usas el luto? El color te queda bien... al igual que tus ojos... siempre fueron así de bonitos? —dijo acercándose a ella. Luna le evadió tumbando torpemente algunos libros —¿Así que todavía sigues con eso del espacio personal? Entiendo. He terminado de hacer lo que tenia que hacer con mi abuelo y decidí volver al pueblo para verte, Micaela.

—¡¿Eh?! ¿A... verme?




Cielo y Fuego 1 "Ella"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora