•One Shoots•

• Te extrañé |Jack Gilinsky|

MIX

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Después de lo que me pareció una eternidad, el timbre que anunciaba la salida sonó y brinqué de alegría sabiendo que ya sería libre.

Tomé mis cuadernos, y me dirigí al casillero por mi mochila. Acomodé todo, ya que hoy era viernes, tenía que llevarme algunos libros para mis tareas.

- Hola, linda. – dijeron detrás de mí.

- ¿Qué mierda quieres? – rodé los ojos. Odio que éste chico sea tan insistente.

- Hey! ¡Esa boquita! – me giré para quedar frente de él – Mejor dime si quieres salir por un helado – tomó mi mentón para alzar mi rostro a su altura ya que él es mucho más alto.

- No sé cuántas veces tengo que decirte que no. – quité su mano bruscamente y me dirigí a la salida. Justo cuando crucé el portón, sentí un jalón en mi brazo.

- Te lo he pedido de la manera amable. – dijo pegando su cuerpo al mío, asqueándome. – Ya te dije que un día serás mía. – Intenté separarlo, pero no pude.

- Yo no estaría muy seguro de eso. – esa voz hizo que ambos volteáramos.

- ¡Jack! – corrí hacia él, aprovechando que Ethan había aflojado su agarre. Él me tomó de la cintura, examino mi rostro y me puso detrás de él, protegiéndome.

- Me vuelvo a enterar que le pones un solo dedo encima a mi chica y eres hombre muerto. – se acercó a él intimidándolo. Ethan sólo asintió y se marchó. - ¡Te he extrañado mucho, nena! – giró tomando mi rostro en sus manos.

Jack había estado de Tour por 6 meses, y aunque hablábamos la mayoría de los días, lo había extrañado muchísimo.

- ¡Y yo a ti! – lo abracé, enterrando mi nariz en su cuello - ¿Cuándo has llegado?

- Hace unas horas, sólo me di una ducha y vine a buscarte. – dijo sin separar nuestro abrazo.

- ¿No tienes hambre? – pregunté y él asintió – Podría prepararte algo de comer.

- Me encanta cuando me cocinas, nena. – dijo tomando mi mano y dirigiéndonos a su auto.

Abrió la puerta del copiloto para que pudiera entrar, como todo un caballero. Rodeó el auto y entró él también.

Condujo alrededor de 20 minutos, y aparcó en el estacionamiento de mi edificio.

Al subir al respectivo piso, abrí la puerta y Jack se desplomó en el sofá. Me dirigí a la cocina para preparar su comida preferida.

Una vez todo listo, lo llamé para que comiéramos juntos.

- ¿Y cómo te fue en el tour? – rompí el silencio que reinaba en la sala.

- ¿Por qué no me lo habías dicho? – mi miro serio, haciendo que yo me tensara.

- ¿Qué? – me levanté con la excusa de llevar mi plato vacío al fregadero.

- ¡No te hagas la que no sabes! – tomó el plato de mis manos, colocándolo de nuevo en la mesa, y así poder colocarme en su regazo. - ¿Por qué no me habías dicho que ese idiota te acosaba? – lo miré, no sabía qué decirle - ¡Contéstame, Amelia!

- ¿Qué podías hacer tú estando tan lejos? – frunció su ceño – No quería preocuparte mientras estuvieras lejos.

- ¿Y qué hubieras hecho si él se sobrepasaba contigo? – se le notaba en rostro que estaba furioso.

- Pero no pasó, bebé. – acuné su rostro con mis manos – No pienses en eso. – le di un pequeño beso en sus labios.

- Me muero si algo malo te pasa, lo sabes ¿verdad? – me tomó de la cintura pegándome más a él. Mis piernas colgaban a cada lado de su cuerpo, acerqué mis caderas a su entrepierna.

- Lo sé, bebé. Ya no hay que pensar en eso. – besé su cuello – Mejor pasemos a algo más interesante. – mordí su oreja logrando que soltara un gruñido.

- Tus deseos son órdenes, nena. – colocó ambas manos en mi trasero para sostenerme y se dirigió a mi habitación -No sabes cómo extraño estar dentro tuyo. – me recostó en la cama.

No respondí, sólo junté sus labios con los míos para demostrarle que yo también lo había extrañado.

Ésta noche le daría la mejor bienvenida de todas.

***

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Bai✌