✨➖W H A T?!

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—Ya están decididas las parejas de esta semana—anunció el instructor de artes que nos habían asignado, junto al profesor Andretti.

El aula de práctica se hallaba repleta hasta la última estantería, con lo cual era más el interés al bullicio estruendoso de afuera, que al propio directivo. Y es que: el profesor de baile contemporáneo hablaba con tanto entusiasmo, que ciertamente daba algo de pena. 

Y aunque ser tan franca, al menos en situaciones así, es un poco molesto (para algunos): Sí. Benditamente lo admitía. Ese hombre no se desarmaba de un tirón porque no podía. Sólo bastaba echarle una ojeada para notar como las manos le tiritaban como si sufriese de nervios y el pie izquierdo no dejaba de pegarlo contra el suelo.

Ugh, pobre hombre.

La mayoría de los alumnos ni siquiera le prestaban atención a pesar de que su anuncio era una noticia estupenda. Es decir, al fin mencionaría lo que tanto había esperado y nadie más deseaba escucharlo. 

¡Qué irrespetuosos! 

Yo no podía creerlo, es decir, al fin llegarían las prácticas de baile al instituto de artes y las oportunidades de ser reconocida se hacían más grandes (Joder, era emocionante). Además, después de tanto tiempo, finalmente la oportunidad para que anunciaran las parejas de las primeras coreografías serían dichas.

Donde yo, sí, yo, esperaba quedar con mi mejor amiga.

¡Y es que no me lo perdería por nada del mundo! Desde hacía un tiempo había practicado mi mejor baile fluido y ella tenía que estar en el sí o sí. No sólo lo decía yo, HyunHae también lo hacía.

—Señorita Kim—llamó el hombre detrás del diminuto escritorio, refiriéndose a uno de mis dos apellidos.

—¿Sí, profesor?

Era obvio que mi reacción al escucharle hablar era instintivamente voltear en su dirección, casi al instante, como si fuese una lunática con sobredosis de azúcar. 

¡Me había llamado! ¡A mí primero! 

Y es que cuando apenas el hombre mencionó mi apellido, pude sentir la electricidad dentro de mi torrente sanguíneo. ¡Cielos! ¡En serio! Por poco podía sentir la energía recorrer mi sistema entero y la emoción golpearme el pecho sin piedad alguna.

El entusiasmo y los nervios estaban por comerme viva, joder.

Me coloqué de pie luego de que me hiciese una señal para hacerlo y levanté la frente en alto, esperando a que él continuase.

—Su pareja es el joven Jeon.

Mis labios se fruncieron en una línea recta y escaneé el rostro del tutor en busca de que fuese una broma. Sin embargo y, aparentemente, su semblante serio sólo demostraba lo contrario a lo que yo pensaba.

¿Qué es que me estaba tomando el pelo? ¡Ni siquiera sabía quién demonios era! ¿Cómo rayos podía hacerme eso?

—¿Quién es Jeon?—me atreví a decir, preguntando a la nada y esperanzada de que alguien me dijese quién demonios era ese tal Jeon.

—Jeon JungKook—aclaró con suficiencia, escrutándome por encima de sus lentes de pasta violácea, y añadió—. Él será su pareja, señorita—volvió a hablar con cierto atisbo de burla y seriamente quise ahorcarle allí mismo.

¡Ah! ¡Iba a matarlo!

Sin más remedio que obedecer cual sirviente cumplidor, miré a los lados en busca de tal chico. Pero, como era de esperarse: no encontré a nadie. 

Tsk... Seguro que ni siquiera había asistido a clase y...

Wow! Maldita sea. Ahora me había tocado un puñetero vagabundo. ¿Qué más podía pedir? ¿Un ridículo oso de felpa con relleno de escorpiones? ¡No jodas! Y claro, por supuesto el maestro de baile tomaría venganza conmigo por el antiguo evento... 

Seguro

—¿Quién demonios es JungKook?—cuestioné con una ceja alzada, harta de buscar a los lados y no encontrar absoluta y llanamente nada. Llevaba prácticamente mitad de minuto observando a las esquinas y parte trasera de mi puesto, buscando sin mucho éxito algún semblante que pareciese a alguien con apellido Jeon, o con nombre JungKook, al menos. Agh, cielos, esto no podría ser peor—. ¿Qué nadie se llama JungKook en este salón?—para mi sorpresa, y quizá desgracia; mi pregunta a lo primero fue resuelta casi al instante.

—Soy yo—intercedió un chico tres puestos más atrás del mío. 

Era un joven de melena negruzca y piel blanquecina, llevaba una chamarra de color rojiza sobre una camiseta blanca de algodón. Sus ojos felinos de tono caoba eran atrayentes (no lo negaría) y su aura extraña causaba una especie de delirio, como si fuese una ilusión cósmica proveniente de un agujero negro. 

O del mismo averno...

¡Dios, no! Él me incomodaba.

Me acomodé en el respaldo de la silla luego de verlo y lo ignoré, sin tener intenciones de soltar un saludo o algo por el estilo. Es decir; no le conocía, no le hablaría. El maestro se podía ir al huerto de tomates si quería. ¡No haría la jodida coreografía con ese chico! Sería incomodísimo. 

Ese personaje tenía algo que no me apetecía descubrir. No sabía qué diablos era, pero prefería evitar las malas experiencias.

—Quiero cambio de pareja—me quejé inmediatamente ante la idea. 

De verdad que no bailaría con él. Joder, si hasta tendría que ser su tutora para que se aprendiese y adaptase a mi ritmo.

¡Ni de chiste!

—No hay objeciones—replicó el puñetero maestro, riéndose de mi semblante amargo y esfuerzos por no mandarle al infierno—. Señorita, el joven JungKook será su pareja de ensayo durante los próximos cinco meses-

¡¿Qué?!

—Y usted no podrá cambiar a menos que él quiera o yo se lo pida.

—¿Está tomándome el pelo? ¡Ni siquiera le conozco! Por favor, señor Andretti, no sea tan rencoroso como el maestro Kang. ¡Qué yo no incendié los vestuarios! ¿Por qué diantres no me creen? ¡Por mi vida! No me hagan esto.

—Tendrá mucho tiempo para hacerlo—comentó el jodido fósil, con aire socarrón, ignorando mis increíbles suplicios para que el otro tomase mi palabra en cuenta. Bendito viejo. Me las pagaría luego—. Sin más le pido que al finalizar comience a ensayar. El joven Jeon recién llega a la academia. 

Tragué seco, con ganas de espetar y mandarle al infierno. Pero... no pude

¡Demonios! Quería lanzarme a llorar. No podían hacerme esto.

Dirigí mi vista a tres lugares más atrás, donde estaba ese chico, escuchando como deslizaba su silla de madera y hacía una venia hacia los maestros. Le observé con detenimiento y el rubor acudió a mis mejillas una vez que se atrevió a mirarme. Y... me sonrió. No como una persona normal, sino como un jodido egocéntrico de mierda.

¿Qué rayos...?

...

Y lo peor de todo es que si tan sólo me hubiese alejado de él una vez que pude, ahora mismo no estuviese rendida a sus pies.

¡Maldita sea, Jeon JungKook!
¡No puedes gustarme tanto!

#WHAT.

🍄➖04/08/2017 - 30/10/2020.

WHAT?! | Jeon JungKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora