- ¡Ya estamos listos! – grito Niall mientras descendían de la escalera corriendo.
Se quedaron en silencio al ver que Zayn y yo estábamos fijamente mirándonos a los ojos, no estábamos cerca, pero aun así nuestros ojos estaban casi mojados.
- Bien, será mejor que vallamos – sentencié.
El celular de Liam sonó.
- Es un mensaje de Paul, dice que ya está afuera – informó – Zayn… - dijo luego de un rato - ¿te encuentras bien?
A Liam, las palabras de Zayn parecieron entrarle por un oído y en una milésima de segundo, salirle por el otro. No había reacción en su rostro, boca semi-abierta, ojos abiertos y casi húmedos.
- Si – dijo luego de unos minutos y su gestó cambió a uno serio – si, estoy bien, será mejor que vallamos
Dichas estas palabras, Zayn tomo la delantera, nadie lo siguió, el traspasó la puerta principal y todos los chicos me miraron curiosos.
- ¿Qué sucedió? – preguntó Louis
- El pasado, eso pasa – dije
- En realidad, el pasado es pasado, es decir que eso pasó – dijo Niall con algo de duda.
Lo miramos raro.
- Ni tú mismo entendiste lo que acabaste de decir, Niall – dije divertida
- Ya, deja de pensar más de lo que puedes, duendecito – dijo Harry y acarició los rubios cabellos de Niall
- Vamos, caminen – exclamó Louis mientras él y Liam los empujaban para ir afuera.
Zayn estaba hablando con un hombre grande y robusto. Ambos estaban apoyados contra una gran limosina. Supuse que ese hombre era Paul.
Los chicos saludaron a Paul y yo fui la última.
- Paul, ella es ______ y es nuestra amiga desde antes de terminar x factor y era… - habló Harry, miró a Zayn unos segundos y luego volvió a Paul – amiga de Liam desde pequeños – concluyó y esbozó una sonrisa.
- Comprendo, soy Paul, manager de los chicos, en realidad, como un guarda espalda, los cuido siempre en su vida diaria – dijo aquel hombre
- Es un placer – sonreí
- Bien, chicos, suban o se hará tarde – sentenció el hombre y todos obedecieron, incluida yo.
La limosina era enorme, en uno de los juegos de asientos, se encontraba Zayn contra la ventana, Louis y Niall contra la otra ventana. Enfrentados a ellos se encontraban, Liam y Harry a mis costados, Paul iba a delante con el chofer.
Durante el viaje, Lou bromeaba, Liam y Harry le seguían la broma, Niall y yo estallábamos de risa por cualquier cosa, creo que nunca me había divertido tanto. Por otro lado, y casi paralelo a la situación, Zayn estaba mirando por la ventana, siquiera escuchaba lo que decíamos, pues los auriculares con música lo distraían.
Bajamos en un estacionamiento, y al costado se encontraba la parte trasera del gran y lujoso estudio cuyo nombre desconozco. Era increíble lo que divisaba por la ventana, miles, miles y millones de chicas con carteles, dibujos en la cara, ropa de One Direction, muñecos de los chicos, cámaras, celulares, ¡todo! ¿Estas eran las fans de los chicos, mis amigos? Wow, es impresionante, pero debe ser estresante al mismo tiempo. Qué lindo debería ser, hacer música y que haya gente que se identifique con tus canciones, que te siga a todas partes.
La limosina frenó y los gritos de las fans retumbaron todo el lugar, no solo mis oídos. Aunque una reja separaba el estacionamiento y la calle, esas chicas hacían cualquier cosa por pasar.
El primero en bajar fue Lou, acompañado de Niall. Los gritos no cesaban y aun más cuando esos dos bajaron, saludaron de lejos y entraron al estudio por la puerta trasera.
Luego bajaron Zayn y Paul, los gritos aumentaban cada vez más y se escuchaban “Zayn” por todas partes.
- ¿Estás lista? – preguntó Liam
- No lo sé – dije y miré con algo de miedo la ventana
¿Y si les caigo mal? ¿y si piensan que intento quitarles a sus ídolos? ¿Y si comienzan a odiarme y a amenazarme?
Estaba asustada, muy asustada.
- Tranquila, solo toma mi mano – dijo Harry – no te soltaré un segundo – concluyó y le sonreí.
Harry me daba mucha confianza y seguridad, y más cuando clava esos ojos verdosos en los tuyos y te regala una hermosa sonrisa. Te hace sentir que nada malo va a pasar. Que todo está bien.
Inhalé, contuve el aire en mis pulmones y tomé coraje, exhalé y abrí los ojos, Liam ya había puesto un pie en el estacionamiento, luego seguía Harry, que sin miedo alguno, bajó de la limosina. No soltó mi mano y me ayudó a bajar. Sentí el suelo bajo mis pies.
El corazón se me aceleró, mis piernas temblaban, yo temblaba. Miles de cosas se me pasaron por la cabeza, pero ya no cabía ni un segundo para las dudas. Aun no estaba a la vista de las miles de fans, hasta que dejamos atrás la limocina y fuimos visibles para todos y todas.
