- ¿Cómo puedes comer tanto? – preguntó Louis
- No lo sé, me gusta comer – reí
- Pero no engordas – añadió Liam
- Ajam, esa es la mejor parte – sonreí
Niall salió del baño y me miró mal, en broma, yo le sonreí. Se acercó y volvió a sentarse en su lugar.
- Me debes un helado duendecito – sonreí victoriosa
Me miró fulminante y reí por ello, pero luego su cara cambio a una gran sonrisa y me abrazó. Me quedé anonada ante su reacción.
- Un abrazo no te salvará del helado – dije demandante
- No sabes cuánto te extrañé – dijo esquivando mi reclamo anterior.
Miré a los chicos que miraban la escena con ternura, abracé a Niall.
- También yo – sonreí para mí misma – pero aun me debes el helado – reclamé, cuando terminó el abrazo.
- Lo sé, lo sé – dijo riendo.
Salimos de Nando’s, los chicos, como era de esperarse, no me dejaron pagar ni siquiera mi parte, salimos y fuimos al parque, vale aclarar que los chicos usaban gorras y lentes de sol, para que no los reconozcan.
Paseamos un rato, bromeamos y cuando se hicieron las cuatro de la tarde, fuimos a la casa de los chicos.
El celular de Zayn sonó.
- ¿Hola? – atendió – Simon - sonrió y luego su cara cambió – oh, los mataré, ya les digo que vallan – dijo y colgó
Los chicos nos miramos extrañados.
- ¿Qué pasó? – pregunté
- ¿Qué les dije sobre ir a firmar la grabación del nuevo CD? – preguntó Zayn, serio, evadiendo mi pregunta y mirando a los chicos.
- Oh, dios, lo olvidé – dijo Harry pasando su mano derecha por la cabeza, sacudiendo sus rizos
- ¿Y qué esperan? El tiempo expirará – preguntó Liam – ¡Corran! – exclamó y todos los chicos comenzaron a correr en dirección al garaje, rápidamente se subieron y arrancaron, Zayn los corría de atrás.
Me quedé parada sin entender lo que sucedía, luego de unos segundos, Zayn reapareció por la misma puerta por la que corrió a los chicos.
Me miró, serio como estaba, no sabía que decir.
- ¿Eres como su papa no? – reí y el suspiró
- Si no les estoy atrás, no hacen nada – contestó frustrado y caminó hacia el sillón
- ¿Por qué no fuiste con ellos? – pregunté
- Porque yo ya firme, además, pasó todo muy rápido – dijo y cayó pesadamente sobre el sillón
Lo miré bien, el giró y palmeó el sillón en gesto de que me sentara.
Creí que era el mejor momento para hablar a solas, tranquilos.
- ¿Sabes? Tengo muchas dudas acerca de ti, Malik – dije haciéndome la interesante
- ¿A si? – dijo alzando una ceja – pues, dime, aclararé tus dudas
Lo miré bien.
- ¿No te has puesto a pensar en que quizá es mejor estar solo que mal acompañado? – pregunté
- Quizá, pero no me molesta estar mal acompañado - contestó
- ¿No te gustaría estar con una mujer a la que de verdad ames? – pregunté
- Ajam – asintió
- ¿Y por qué no la buscas? – pregunté
- Porque ya la encontré.
Lo miré raro, si ya encontró a esa mujer que ama, por qué tiene una relación con Perrie
- ¿Por qué sigues con Perrie, entonces? – pregunté confundida
- Es complicado – respondió
- Pues, trataré de entender – sonreí
- Es largo – argumentó
- Tengo tiempo – sonreí victoriosa
Me miró divertido.
- Está bien, es solo que es imposible – confesó
- ¿Imposible? – pregunté
Él asintió.
- ¿Qué cosa es imposible? – pregunté
- Estar con ella – contestó
- ¿Quién te lo impide? – pregunté curiosa
- Tantas cosas me lo impiden – suspiró
Lo miré, primero, con lastima, pero luego, con intriga.
- ¿Cómo qué? – pregunté
- El hecho de que ella no sienta nada por mi – dije y esbozó una forzada sonrisa
Me sentí tan mal, es horrible sufrir por amor, es horrible sentir que la persona que amas, no te ama… que es feliz sin ti, bueno, digamos que yo lo sé porque lo viví.
- Se cuanto duele – suspiré y él me miró atento
- ¿Por qué lo dices? – preguntó
- Lo viví hace cuatro años – dije y forcé una sonrisa
