Madeleine abandona su habitación cargando todo, se toma el tiempo de arreglarse, el vestido que le regaló para ese día era sumamente hermoso acentuando su cintura y envolviéndola con delicadeza, perfecto para ella, decide utilizar unos zapatos de piso. Se mira en el espejo por última vez, Sofía tiene muy buen gusto y sin duda conoce mejor su cuerpo que ella.

La comida se llevó con calma, todos los invitados tomaron asiento, comieron y tomaron, Madeleine se sentía un poco incomoda, ya que Alexter no llegó ni mostró estar cerca, el hermano del prometido de Sofía se acercaba mucho a ella, intentaba no cruzar muchas palabras así que se escabullía a la cocina en algunas ocasiones que lo vio acercarse en dirección de ella, pensó haberse librado de él, pero al salir de la cocina lo primero que vio fue a él esperándola.

— Madeleine, ese es tu nombre verdad — dijo acortando la distancia entre ambos — Y soy Miguel Ángel Montenegro e intentando de muchas maneras acercarme a ti y la verdad no ha sido nada fácil — dijo sonriendo, aunque Madeleine pudo sentir un poco de reclamo en sus palabras.

— Perdón, no me di cuenta — trato de mostrarse algo sorprendida como si no lo hubiera visto en todas esas veces.

— No importa, ahora que puedo hablar contigo eso no importa ya, te gustaría pasear un rato — Madeleine quiso negarse, pero pensó en el señor Itreque que estaba muy contento, quiso evitar un malentendido entre familias y acepto.

Caminaron no muy lejos de la casa, él le hablaba de su familia de sus gustos, pero Madeleine no ponía mucha atención, ella quería ver a Alexter, tenía aún la duda si él había llegado a la comida y no la encontró en el comedor con los demás. Iba tan ida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que él la observaba desde hace unos minutos y se había frenado dos pasos atrás de ella.

— ¿Sucede algo? — preguntó frenándola.

— No, solo que deberíamos regresar... — señala a donde están todos, él no dice nada, pero se nota en su rostro un algo de molestia.

— Está bien, como tú quieras — contestó con aires de soberbia, ella miró con duda su expresión no muy buena, camino de regreso, pero el otro la jalo un poco tomándola del brazo, en un movimiento intento besarle, pero ella se movió esquivándolo, desconoce de donde saco fuerzas y lo empujo lejos.

— ¡¿Qué te pasa?! — Madeleine le reclama su atrevimiento.

— Me gustas, intente ser bueno contigo, pero parece que no estás interesada en mí — dijo con mucha molestia, Madeleine no entendía la actitud del hombre frente a ella.

— Así es, no me interesas solo acepté caminar contigo por educación, pero eres un hombre nefasto...

Madeleine hablo con mucho coraje, se sintió movida desde su interior por la manera en que la había jalado y su intento de besarla a la fuerza. Él quiso replicar sus palabras, pero alguien había llegado hasta ellos.

— Miguel, tu padre te llama — la voz de Sebastián detrás de ellos los sorprende, el otro lobo lo mira retadoramente, pero camina hasta él y pasa por un lado — Que sea la última vez que te acercas a ella, entendiste — ordena el alfa, Miguel no dice nada más y los deja solos.

— Gracias — dijo Madeleine sin verle.

— Te gusta jugar mucho con lobos — reclama el mayor con coraje.

— Tu comentario se me hace fuera de lugar, yo no juego con nadie — contesta molesta.

— Solo te digo que no metas en problemas a la familia por andar de coqueta con cuanto lobo que vez — escupe sus palabras con veneno.

Madeleine no puede evitar que aparte del coraje le duelan sus palabras, él se va dejándola sola, intenta controlarse y salir tranquila a la reunión, pero prefiere huir a su habitación está temblando del coraje contenido que cierra sus manos en puños con fuerza, camina deprisa, al llegar a las escaleras se detiene de golpe.

Frente a ella esta Alexter bajando los escalones de la entrada principal, cambiado decentemente, con un pantalón azul y una camisa blanca remangada en las mangas, su cabello peinado hacia atrás y su barba arreglada, menos larga, no sabe cuándo dejo de respirar hasta que él se para frente a ella, pero su mirada la estudiaba.

— Es-estas bi-bien...

No lo deja terminar de hablar se abraza a él con fuerza y aun temblando, él la recibe con la misma intensidad escondiéndola entre sus brazos se quedaron en silencio un momento, los demás estaban tan distraídos que no se daban cuenta lo que sucedía. Ella se separó después de unos minutos y le dedico una leve sonrisa.

— Te ves muy bien Alexter — dijo limpiando una lágrima y tratando de verse tranquila y cambiar el tema, pero él está muy atento a su rostro y sus movimientos.

— Tú, lin-da — menciona señalando su vestido. Ella le sonríe aún más y se apena por sus palabras, él toma su barbilla para que lo vea — mu-mucho...

El mundo se desmorona bajo sus pies, Madeleine no puede con todo lo que mira en esos ojos azules con sus tintes amarillos, él se aleja dándole el brazo para que camine a su lado, Madeleine duda por un momento si es buena idea, pero aun así con nervios pasa la mano por su brazo y camina hacia donde están todos, las miradas de sorpresa no tardan en hacerse notar, la sonrisa de Sofía es la más brillante, Don Guillermo se mantiene atento sin mostrar la felicidad que embarga su corazón.

— Entonces ¿qué pensaste de lo que te dije Sebastián? — Carlos se acerca al hombre que los ve desde lejos serio al par que ha dejado sin palabras a todos — yo creo que vas muy tarde —menciona, el alfa no contesta nada — Sebastián no tienes otra opción es eso o...

— Lo haré — menciona el lobo sin quitarle la vista de encima a ellos, puede que la idea que le plantea Carlos en esos momentos no le desagrada tanto, pero primero agotaría otras opciones antes.

El alfa enamorado ✔🐺🌌Where stories live. Discover now