Capítulo 18.

398 38 12
                                    

Haymitch

Aquellos dos días pasaron sin que pudiéramos notarlo. 

Con Ronnie robando lo que llamaría un agradable sueño de ocho horas completas, se nos había complicado empacar todas las cosas necesarias en cajas. 

No fue difícil notar el estrés de Effie al hacer todo a último minuto. 

Ella había insistido en ir a casa de Mabel primero, a la cual debió ir ayer, pero el bebé solo nos permitió cambiar de turnos para velar su sueño. Con Clary, por otro lado, tuvimos un serio problema de papeleo en la escuela a la que asistió durante su estadía aquí. No me resulto fácil convencer a la directora de que fuera lo más pronto posible, pero fue cuestión de un simple coqueteo. Había notado su entusiasmo por el vencedor que estuvo en la rebelión, así que use eso a mi favor.

Agradecí que esta mañana fuera la pequeña quien se hiciera cargo de cuidar a Ronnie mientras nosotros verificábamos que nada se nos pasara por alto. 

Me encontraba con el teléfono pegado al oído, caminando de un lado al otro. 

Necesitaba confirmar que todo estuviera listo para nosotros y no tardar en subir al aerodeslizador. Había perdido la cuenta de las veces que Effie seguía revisando las maletas. Apenas le corte a Plutarch, me aseguré de observar detalladamente a esa princesa, no sin antes soltar un largo suspiro.

—Si ya terminaste de charlar con las maletas será mejor irnos, o de otra manera estaremos en el Distrito 12 para la siguiente navidad, cariño.

—¿Estas seguro de que no nos hace falta nada mas?

Negué con una media sonrisa en mi rostro, acercándome a rodear su hombro con un brazo.

—¿Llamaste a los niños, verdad? Espero no llevarme una sorpresa al llegar y ver que esa casa sigue siendo un chiquero. 

—Estuviste presente cuando hice esa llamada. Tanto Katniss como Peeta nos esperan desde temprano, y en este mismo momento estaríamos disfrutando de un buen estofado, si no te estuvieras tardando tanto. 

—Deja de exagerar—suspiró molesta—, todavía tenemos un poco de tiempo. 

Rodé los ojos. 

—No es de buenos modales hacer eso—agregó Clary, asomándose sonriente con el cochecito—. ¿Cuándo nos iremos?

—En unos minutos vendrán a buscarnos, pero Haymitch, de verdad necesito hacer una parada en casa de Mabel.   

—Le enviarás una postal preciosa, ya no hay tiempo.  

Le guiñe el ojos antes de arrodillarme para ver que Ronnie siguiera dormido.   

—Sería grosero irme sin decir adiós, y en especial pedirle un favor tan grande como este merece que sea en persona. 

—Estoy de acuerdo con mamá.

—Dos mujeres contra un pobre hombre—suspiré—, creo que hoy no es mi día de suerte.

Como esperaba, los toques en la puerta no tardaron. Se trataba de Plutarch, quien no se sorprendió de tener mejor recibimiento de Effie que de parte mía. 

Yes, we are a teamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora