Capítulo 15.

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Effie

Me prepare un delicioso bocadillo antes de tomar el teléfono. Honestamente prefería tener la casa en silencio, pero salude amablemente apenas escuche la voz de Mabel. 

Antes que nada me apresure a agradecerle el que se haya ofrecido a llevar por esta vez a mi pequeña, pero debo admitir que su respuesta me dejo helada. ¿Clary me había mentido? ¿Por qué? ¿Es que acaso volvería a encontrarse con Amber? No, se perfectamente que la niña no podría estar cerca de ella otra vez. 

—¿Estás segura?

—Por supuesto querida—la oí suspirar—, llamo en la mañana pidiendo que la buscara en tu nombre.

La angustia y el miedo eran dos emociones que no me gustaba mezclar, sin embargo no pude evitar preocuparme, se trataba de mi hija. Me quede estática cuando sentí un liquido resbalarme entre las piernas. Había roto fuente, y por supuesto que las contracciones no tardaron en venir frecuentemente. 

Termino con la llamada al escuchar mis quejidos, no sin antes decirme que ya estaba en camino. Lentamente me asegure de buscar el bolso con las cosas del bebé mientras intentaba regular mi respiración al revisar que no se me fuera a olvidar nada. 

Lágrimas amenazaban con resbalar por mis mejillas, de pronto había sentido su ausencia, no estaba de más decir que anhelaba sentir su toque ahora mismo.

El toque de la puerta me saco de mis pensamientos, con suerte llegaría a tiempo al hospital por más que estuviera sintiendo al bebé nacer en este instante. Tiempo atrás ni siquiera me imagine una vida así, mucho menos pensaba en hijos. Mi prioridad eran mis pelucas, maquillaje, vestidos extravagantes y hoy parecía ser algo tan común comparado a lo que estaba por traer al mundo. 

Mabel me ayudo a entrar con cuidado al coche para después subir rápidamente poniéndonos en marcha. La suerte estaba de mi lado al no tener que conducir mucho, inhale y exhale constantemente hasta que estuve fuera de ese automóvil tan pequeño. Agradecí mentalmente al ver como un par de médicos se acercaban junto a una camilla donde no dude en recostarme. Me observaban sonrientes al mismo tiempo que me concentraba en no perder mis modales por los gritos que me guardaba para mis adentros.

Algo en mi mente hizo clic antes de entrar a la sala de parto. Los detuve.

—Por favor ve por Clary—le rogué con la mirada—. Ve por ella, o jamás me perdonara el haberse perdido esto.

—No puedo dejarte aquí sola.

—Y no puedo permitir que mi hija este a su suerte.

Asintió lentamente antes de marcharse. 

El vacío en mi pecho volvió a hacerse presente, miles de pensamientos invadieron mi mente estando dentro de esa sala. Me sentía sola otra vez, y esa era mi realidad, me encontraba sola ya que nadie estaba tomando mi mano ni regalándome ese apoyo que tanto necesitaba. No quería quebrarme aquí y dejar que estas personas vean como lloraba, pero no podía seguir fingiendo que era fuerte cuando en realidad estaba tan débil y rota por dentro. En las noches solía preguntarme si realmente sería una buena madre, ¿qué le diré a mi hijo cuando pregunte por su padre? ¿Qué haré si alguien quiere lastimar sus sentimientos por culpa de mi pasado? No quería seguir con esas ideas en la cabeza, y por un solo minuto quería creer que no me dejaría vencer por el miedo.

Sin embargo, ya era tarde. 

Insegura de poder hacerlo mis gritos resonaron en esa sala de paredes blancas y llena de artefactos que intentaban nublar mi juicio. Buscando distraerme respondí a todas las preguntas que me estaba haciendo el médico respecto a los dolores y el analgésico. También sonreí a medias cuando una de las enfermeras se ofreció a sostener mi mano, por supuesto que esa sonrisa no tardo en transformarse en una mueca de dolor. 

Yes, we are a teamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora