Lucyle Frank solo ha amado a un hombre en toda su vida. Lucas Baumman fue su primer amor, su primer todo, el primero en romperle el corazón.
Lucas ama a Lucy, pero no puede quedarse con ella. Debe irse y dejarla cumplir sus sueños antes de que algu...
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Febrero, 2016
"mhmhmh... so this is love, mhmhmhmh...."
La música de Ilene Woods flotaba por toda la habitación mientras Cora y yo adelantábamos la limpieza de primavera este año. Habíamos movido todos los muebles para poder limpiar el piso de madera, a excepción del piano, y ahora limpiábamos los estantes y paredes. Teníamos un par de cuadros nuevos esperando a ser colgados en la cocina y también una nueva planta artificial para alegrar el ambiente.
Esta era el intento número no-se-cual de olvidarme de la situación de las "visiones" del otro día. Prácticamente había entrado en un estado paranoico donde miraba constantemente sobre mi hombro para cerciorarme que Lucas no estuviera caminando casualmente detrás de mí. La situación me había afectado a tal punto de ignorar las llamadas y mensajes de Tristán desde el día del incidente, porque por alguna forma sentía que estaba traicionando tanto a Lucas como a Tristán.
El bueno de Tristán había entendido que algo estaba mal y había dejado su habitual insistencia reducirse a solo un par de mensajes al día para asegurarse de que yo estuviera bien, asumía que Cora le decía sobre mi estado, porque cada nuevo mensaje tenía que ver con alguna situación de la que claramente yo no le había hablado.
Estaba tratando, de verdad lo hacía, de dejar de lado a Lucas de una vez por todas, sabía que tenía que seguir adelante y que no era sano enfrascarme en una relación de hace más de cinco años, pero justamente cuando estaba lográndolo, sucede todo esto. Es como si la vida me dijera "jodete, no queremos que lo superes" y sinceramente no sabía si conformarme o luchar contra la corriente.
-Sería bueno que llamaras al técnico para que le diera una revisada a tu piano. –dijo Cora luego de acomodar el ultimo sofá y conectar el des-humificador de mi piano.
-Mañana le dejare un mensaje para que pase tan pronto como pueda. –respondí admirando nuestra limpia y reluciente sala. –con el calor del des-humificador aguantara el cambio de temporada.
Ambas asentimos satisfechas pero exhaustas de nuestro trabajo y luego nos dirigimos a tomar una ducha cada una. Teníamos todo el día limpiando y estábamos llenas de polvo y sucio. Deje que Cora se adelantara a la ducha mientras yo me metía en la cocina a preparar algo de café para ella y chocolate caliente para mí cuando sonó el timbre de la puerta. Mire extrañada la madera brillante de nuestra puerta de entrada, por lo general no teníamos muchas visitas aquí, por no decir ninguna, así que era extraño que nuestro timbre sonara, y más un domingo a las 7 y tantas de la noche. Me acerque a pasos cortos y cautelosos hasta la puerta. ¿Y si era un asesino en serie? ¿Si era algún loco maniático? ¿Y si era algún Testigo de Jehová rezagado deseoso de impartir sus conocimientos bíblicos a cuanta alma humana le abriese la puerta? Intente echar un vistazo a través de la mirilla de la puerta y antes de recordar que no teníamos, el timbre volvió a sonar.
-Venga Lu, sé que estás ahí, escuche tus pasos. –El timbre casi me hace tener un paro cardiaco y la voz de Tristán casi me hacen meter la cabeza dentro de mi piano y dejar que la pesada tapa de madera la aplastara.
