Capitulo 2 "Start Over"

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Agosto, 2015

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Agosto, 2015

Coraline y yo estábamos de pie en medio de lo que sería nuestra nueva casa, con apenas dos maletas cada una y un montón de nuevos sueños por delante. Después de años quemándome las pestañas y sudando la gota gorda en mi piano, estaba a solo meses de terminar mi maestría aquí en Amsterdam. Había conseguido un excelente puesto como pianista oficial de la Orquesta Filarmónica de la universidad y si todo seguía su curso, pronto empezaría a dar clases de Piano y también de Historia de la Música en el conservatorio local.

Lo mejor de todo era el hecho de que mi mejor amiga en todo el mundo había logrado estar aquí también, tocando oboe para la misma orquesta en la que yo trabajaba y escribiendo libros de musicología que se vendían como pan caliente. Podría decirse que nuestras carreras estaban en su punto máximo, ambas exitosas en aquello que amábamos, e iniciando una nueva etapa en una nueva ciudad.

La pequeña casa que habíamos logrado alquilar era tan perfecta que casi me daban ganas de llorar. La sala tenía unos amplios ventanales de esos en los que podías sentarte toda la tarde y pretender ser la protagonista de una comedia romántica; Los pisos de madera y los acabados de las paredes eran simplemente el sueño de casi toda mujer en sus medios veintes. Mi mente empezó a cavilar en todas las posibles decoraciones y en la mejor manera para acomodar mi Kohler and Campbell vertical que estaría llegando la próxima semana.

-Esto está de infarto. –murmuro Cora saliendo de la cocina con los ojos brillantes.

-Te dije que Tristán había conseguido un buen lugar, pero tú no terminabas de creerme. –le respondí igual de emocionada. –El hombre podrá ser todo un desastre, pero tiene buen gusto.

Cora largo una carcajada y luego se lanzó emocionada por el pasillo abriendo todas las puertas que encontraba a su paso, aunque no eran muchas. Se notaba que la casa había sido remodelada anteriormente; después de todo la estructura anterior no congeniaba para nada con el interior. Los dueños habían logrado mantener la fachada pre-guerra que todos adoran ver en viviendas europeas, pero el interior era totalmente moderno, con luces LED, closets tipo IKEA y espacios amplios e iluminados.

Para la hora del almuerzo Cora y yo ya habíamos escogido habitaciones y vaciado el contenido de las maletas. Había logrado contactar con la compañía local de telecomunicaciones para que vinieran a instalar la conexión de internet y dado una corta pero muy costosa llamada a mi madre para avisarle que habíamos llegado sanas y salvas y que estábamos ya instaladas en nuestra nueva residencia.

-Quien diría que la niña llorona y con los mocos colgando que llego a Washington hace 4 años terminaría del otro lado del océano cumpliendo sus sueños. –dijo Cora mientras comíamos la pasta rápida que ella había preparado.

-Pues no te vi quejándote mucho cuando esa niña llorona y mocosa te hizo hacer la audición y cambiarte de universidad. –le respondí. –más bien recuerdo haberte escuchado decir "diablos, Lucy. Te debo un riñón por esto" el día que tuviste los resultados.

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