CAPÍTULO #5

35 0 0
                                    



CAPÍTULO #5




Salimos de aeropuerto felices de por fin poder llegar a nuestro nuevo hogar. Empezamos a pasar por las grandes avenidas de la ciudad de Los Ángeles, hacía más de una década que no visitaba el lugar en dónde habíamos nacido Tamara y yo y por supuesto también Louis. Habían muchas cosas que quizá no había visto o recordaba, pero que me empezaban a gustar mucho, de cierta forma, ver este lugar, el lugar donde viviría por tiempo indefinido me hacía olvidar un poco pero no del todo Londres, siento que hay algo tan fascinante de este lugar que me hace no sentirme triste por haber dejado Londres. Ya no me sentía mal por haberlo dejado, quizá sí por haber dejado mis recuerdos atrás, pero mientras estén conmigo no necesito estar en el lugar donde los hice, porque sé que mientras tenga uso de razón no necesitare estar en ningún lugar específico para recordar los buenos y malos momentos que he vivido hasta ahora.

A excepción de aquel único recuerdo que hasta ahora tengo en mi mente y que no puedo olvidar, el rostro indescifrable de aquel familiar al que solía decir: tío. Quizás hayan más recuerdos en los que tendré que armar algún rompecabezas para descifrarlos, sé que si esta ese, deben haber más aún que no puedo recordar y tengo la sospecha que todos esos están relacionados con fechas anteriores a mí cuarto cumpleaños.

Debí haber pasado todo el tiempo del camino a casa centrada en todo lo que hay en mi cabeza que no me percaté ni un segundo de que ya habíamos llegado hasta que Louis llamó mi atención para que saliera de la camioneta. Al salir me asombre tanto, que juro que si no tuviera mis huesos bien unidos entre sí me hubiera derretido ahí mismo. Parece una mansión aquella residencia en la que me encuentro parada justo en la entrada, es como si estuviera justo en frente de una bella mansión de Beverly Hills y, como sí mamá leyera mis pensamientos me dijo:

― Hija, se te está cayendo un poco la baba, no te sorprendas tanto, que si en verdad te gusto la fachada de la casa de mis padres, espera a verla por dentro ―dijo, luego continúo― estas en Beverly Hills, aquí todo es así, así que vete acostumbrando a esto.

No sé qué es lo que más me sorprendía y ponía nerviosa a la vez, si ver a mis abuelos que hacía años que no veía o saber que son prácticamente millonarios y que son dueños de una casa enorme en Beverly Hills. Creo que las dos mezcladas hacen una gran bomba de nerviosismo en mi interior.

Mamá tuvo razón y valla que no era la única sorprendida, también a Louis y Tamara se les había olvidado este insignificante detalle sobre nuestros abuelos. Era una hermosa casa de revista, todo estaba en su lugar, limpio y hermoso. Papá dejo las maletas junto a las elegantes escaleras de caracol que tienen una larga alfombra roja de principio a fin. Levante la mirada para observar mejor todo a mi alrededor, un lindo candelabro sobre la recepción en la que nos encontramos, dos pasillos a cada uno de los costados, una gran sala de estar tan solo a unos pasos de las escaleras bajando unos escaloncillos y al lado izquierdo un comedor que tiene un gran arco que lo separa de lo que supongo debe ser la cocina, me pregunto qué tanto más hay en esta gran mansión.

― Maya vamos, síganme, de seguro están en el jardín ―habló papá, dirigiéndose por uno de los pasillos―. Se han despertado muy temprano solo para prepararles un delicioso desayuno de bienvenida.

Salimos de lo que parecía una mini sala para leer o algo así, por una puerta corrediza de crista a un gran jardín. Arbustos adornan el perímetro de los muros que separan esta casa de las demás, una piscina hermosa y de agua cristalina con algunas bancas para tomar el sol a su alrededor, también un comedor de jardín cerca de esta con un decorativo tejaban y una parrilla cerca. Junto a la mesa estaban tres personas dándonos la espalda, dos de ellas las reconocí, eran nuestros abuelos, y con ellos estaba una chica de cabello rubio medio ondulado que caía hasta sus hombros.

∞SECRETS∞Where stories live. Discover now