CAPÍTULO #1

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CAPÍTULO #1

La gente cree que los cuentos de hadas no existen, dicen que solo son una fantasía más de las películas de Disney, que son cosas que en una realidad como ésta nunca sucederían, porque el mundo está lleno de gente que tiene la mente tan podrida que no pueden pensar en lo hermoso de seguir vivo un día más. Porque a pesar de aquello que digan, aún hay gente que dice a los cuentos de hadas, que dice a seguir soñando, que nunca dejarán de soñar y, quizá esa sea la razón por la que aún no se han rendido. Yo, Maya Harrison soy de esas personas que aún tienen la suerte de creer que cosas así como los cuentos de hadas y el amor existan, una chica de apenas diecisiete años que no ha tenido la dicha de conocer aún a ese gran amor de su vida, pero que tanto anhela en conocer.

Porque surgen todo tipo de maravillas que nunca hubiéramos descubierto sin esa pequeña pero importante esperanza llamada: amor. De esa pequeña palabra de cuatro letras sin ningún significado para algunas personas, suceden los soñados cuentos de hadas que todos quisiéramos tener.

Me gustaría creer que hay más gente en el mundo que ha decidido seguir con lo que se propone, pero la verdad es que quizá sea más la gente que vive sin tener vida, que camina sin ganas de levantarse, porque se han rendido, porque han dejado de soñar, y creen que nada es posible sin detenerse a pensar qué los ha hecho así.

Pensar, soñar, son cosas que me hacen alejarme de mi realidad por algunos escasos minutos, en los que me siento con más vida que antes. Algunas veces me castigan en el instituto por no poner atención a la clase, pero no me importa porque la vida es más que un castigo, y hay que seguir adelante.

El sonido del silbato del profesor Jones, cerca de mis oídos me hizo volver a mi realidad.

― ¡Maya! ¡Céntrate! ¡Estamos por empezar una partida de voleibol! Te quiero activa en el juego ―dijo el profesor Jones, después volvió a sonar el silbato― Tamara, te toca sacar.

El juego había comenzado, lo que significaba que tendría que poner atención si no quería un golpe en la cara. Después de que Tamara le dio al balón, empezó la acción, y la verdad es que agradecía estar en el equipo de mi hermana, para que me diga lo que tengo que hacer, si llegara a hacer algún movimiento.

― ¡Maya! ¡Cuidado!

Voltee a ver quién me hablaba, pero antes de siquiera poner atención a lo que estaba pasando, sentí un golpe producido por el balón directo en mi cabeza, lo que ocasiono que perdiera el equilibrio y cayera al piso, golpeándome de nuevo la cabeza.

― ¿Te encuentras bien? ―pregunto una voz aguda que no alcance a reconocer.

Luego alguien grito que trajeran a la enfermera y no supe más por un buen rato. El olor a alcohol se hizo presente en mi nariz, poco a poco fui abriendo los ojos, los apreté nuevamente por la luz y luego los volví a abrir, ésta vez con una mejor visión del lugar. A mi lado estaba la enfermera seguida por mis compañeros y mis hermanos haciendo casita a mí alrededor.

― Hagan espacio para que se levante ―dijo la enfermera― Maya, ¿ya te sientes mejor? ―asentí, mientras me levantaba poco a poco para apoyarme en mis brazos―. Ok te recomiendo que te vayas a sentar a las gradas y si te sientes mejor, puedes seguir jugando.

― Gracias ―dije mientras trataba de ponerme en pie y luego camine hasta las gradas.

Al termino del juego, todos fuimos a las regaderas para refrescarnos, la verdad es que yo no había vuelto a jugar, y no tenía necesidad de ducharme, pero aun así lo hice, para refrescarme un poco.

∞SECRETS∞Where stories live. Discover now