— Lo siento Madeleine, no te amo...

— ¿Aníbal?...

Camino hacia atrás, quería alejarse de ahí, de ellos, entonces fue consciente de lo que llevaba puesto, un vestido blanco, un vestido de novia, miro el encaje en sus manos, los olanes de la falda cada uno de los detalles que traía encima, se angustió y comenzó a sentir que se asfixiaba que el vestido la aprieta, intento gritar, pero su voz no salía con fuerza, al girarse asustada se topó de frente a don Guillermo con su rostro cálido.

— Debes elegir Madeleine — dijo extendiendo sus manos hacia ella, las tomo para sentirse segura buscando huir de todo.

— De que habla don Guillermo, no entiendo — quería llorar, sentía miedo.

— Tu destino...

Madeleine soltó sus manos y dio unos pasos hacia atrás dejándolo, comenzó a correr, pero el camino era interminable se frena de golpe al ver al lobo blanco en medio del pasillo mirándola fijamente, un gruñido abrumador detrás de ella la obliga a girarse despacio, puede sentir como su corazón se acelera en el altar está el lobo negro mirándola con una mirada calculadora y deseoso por llegar a ella. Sus piernas tiemblan al verlo avanzar e intenta moverlas pero estas no responden, mirada abajo y nota que la falta ha cambiado de color tiñéndose de rosa pero poco a poco llega a tornarse de color rojo, inexplicablemente esta parada en un charco de sangre o eso parece y poco a poco está manchando el blanco del vestido, intenta gritar por la desesperación de no poder moverse, siente como los lobos van hacia ella ambos ferozmente sobre sus cuatro patas corriendo sin parar, espera el impacto al ver que no podrá quitarse del medio, pero siente unos brazos que la rodean por la espalda en un abrazo tan cálido logrando que se siente segura y protegida una voz varonil reside algunas palabras que no logra entender, así que cierra sus ojos para poder entenderle.

— Es un sueño, despierta Madeleine solo es un sueño...

Abre los ojos angustiada tratando de respirar, su boca esta seca, se incorpora tomando todo el aire que sus pulmones le permite, puede ver que el sol entra por la ventana de su habitación con tanta fuerza, dando por terminado lo que era, un simple sueño como esa voz dijo, prefiere no volver a dormir, está empapada de sudor así que entra al baño con urgencia y abre la regadera, sin quitarse la ropa entra debajo el chorro del agua helada que la hace brincar pero se siente mejor, la hace saber que ya no está soñando que está entre esas cuatro paredes lejos de esos lobos y lejos del amargo sueño.

Como es costumbre las fiestas no duran un día mucho menos fiestas tan importantes así que hoy también tendrán una comida, andan muchas personas arreglando todo afuera con prisa dejando como si nada hubiera pasado un día anterior Madeleine los observa en silencio sentada en las escaleras de la entrada de la casa en silencio, había bajado después de bañarse y deseaba mantenerse lejos de su cama aunque tuviera sueño, es cuando sin pensarlo mucho se pone de pie y camina en el bosque buscando tranquilidad, espacio, intenta procesar que significa su sueño.

«Porque he soñado todo eso... ¿Aníbal?, en serio diciéndome que no me ama, que ganas de remover heridas, pero si tan solo hubiera hecho eso tomado un poco de hombría y valor para decírmelo en mi cara, pero no solo huyo como un cobarde, dejando una tonta nota dejándome plantada ante todos, mi familia, quiero correr con tanta desesperación, quiero gritar ¿por qué he soñado con él?» dijo con amargura acercándose a uno de los árboles y deteniéndose se arrincona ocultando su rostro.

Madeleine intenta no llorar pero las lágrimas corren por sus mejillas sin piedad de ella, no quiere sentirse débil de nuevo como ese día, limpia sus lágrimas con desesperación pero estás no paran, escucha unos pasos detrás de ella y espera, no desea que alguien la vea así tan rota, pero quien ha llegado hasta ella tiene en mente otra cosa toma su hombro obligándola a girarse, Madeleine aún oculta su rostro pero puede ver quien esta frente a ella, Alexter es quien la obliga a verlo, toma su barbilla para que lo vea a los ojos busca en ellos al Alexter de anoche, pero solo se encuentra con esos ojos amarillos dándole a entender que él se ha ido como lo temía, él se acerca un poco más y Madeleine da un paso atrás, pero queda arrinconada entre el árbol y Alexter con cuidado pasa una de sus manos por su cintura atrayéndola a él, no puede frenarlo, realmente no quiere hacerlo, está atenta a sus movimientos sin saber que es lo que él desea hacer, pasa su mano despacio de su mejilla al cuello y termina por atraerla, abre sus ojos sorprendida al darse cuenta de lo que él está haciendo... «Desea abrazarme», mira sobre el hombro de él sin saber que hacer así que deja que su cuerpo hable solo oculta su rostro en su cuello y rompe en llanto, siente como él la abraza con más fuerza desencadenando tantas cosas en ella, un cálido abrazo que tenía años sin sentir, el olor de Alexter tan particular que no había podido percibirlo esa mezcla de tierra mojada y a roble con un aroma agradable a lavanda tan tenue lo imagino recostado entre flores pasando el día en ese bosque que sonríe un poco por esa imagen, un gruñido tenue de aprobación la cala, pasa el tiempo tal vez fueron segundos o minutos pero para Madeleine fue toda una vida de recuerdos depositados en los brazos de Alexter una vez más le debía algo a ese hombre lobo, escucha ser llamada desde la casa y la realidad vuelve a ella, se aleja delicadamente de él ruborizada al darse cuenta de que ha dejado un desastre en su camisa, pero a él no me importa alza de nuevo su rostro tomándola de su barbilla solo para ver que ha dejado de llorar ella sonríe y él lo hace también, Madeleine duda en acercarse a él pero sube su mano hasta su rostro y acaricia su mejilla donde la barba es abundante él cierra los ojos por el contacto y de un movimiento la toma con su mano para depositar en su palma un beso como despedida dejándola peor de como ya estaba.

Se alejó de ella y avanzaron en direcciones contrarias ella rumbo a la casa y él a las profundidades del bosque llevándose parte de su dolor porque eso había hecho Alexter con ese abrazo y Madeleine lo sabía podía sentirlo en su interior.

Al salir del bosque María le señala que la espera en la cocina, ella solo asiente, Madeleine no se ha dado cuenta de que Sebastián está ahí mirándola.

—Jugando a Caperucita y el lobo Madeleine, eso no es bueno — dijo de mala gana, Madeleine lo mira a los ojos olvidando que su rostro aún tiene rastros de las lágrimas derramadas, ella ve de una manera diferente su expresión que cambia a una que nunca había visto antes — ¿Estás bien? Que te hizo el animal de mi hermano — dijo acercándose un poco a ella.

— no me gusta que hables así de él, te he dicho que él no es un animal — dijo tensando su cuerpo por el coraje de que le llame de esa forma, siendo que Alexter le ha demostrado hace unos minutos ser más humano que otros de esa casa principalmente del que tiene enfrente.

— Madeleine, no te enamores de Alexter te lo he advertido y lo vuelve a hacer, no estoy jugando con eso él nunca podrá corresponderte, él solo ha amado una vez y eso jamás, escúchame muy bien él jamás podrá enamorarse de alguien más porque su corazón de alfa él ya lo entrego y solo espera reunirse con ella — dijo queriendo continuar, pero Madeleine alza su mano para que se detenga.

— Me lo has dicho, te he escuchado... al ser un alfa eso solo ocurre una vez y nunca más, lo entiendo... pero yo, yo no estoy enamorada de él — dijo seria.

— Segura ¿Realmente segura?...

Sebastián terminó la conversación con eso dejándola sola, Madeleine se quedó pensando en sus palabras recordó el momento que paso con Alexter dentro del bosque y no pudo contestar internamente a la pregunta de él, porque en ese momento no puede decirse si algo ha cambiado desde que puso un pie en esas tierras.


El alfa enamorado ✔🐺🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora