122

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Hoy llegué a tiempo, de hecho, 10 minutos antes de que llegara siquiera el autobús 122, mi única conexión con ella.
Creí que llegaría antes, pero ella ya estaba allí, sentada y leyendo, como casi siempre.
Me he dado cuenta que ama leer y yo amo verla leer, me fascinan sus expresiones y gestos cuando lee. Cuando se muerde el labio, cuando se ríe y sonríe, cuando se sonroja, incluso cuando llora...
Hay quien diría que soy demasiado superficial, demasiado ingenuo y fantasioso. Que debería bajar de mi nube y aterrizar, tocar suelo firme. Que ella nunca se fijará en mí, que la olvide.
No me importa.
Lo único que me importa es ella.
Algún día hablaré con ella, seguro. Mañana sería un buen día...

La chica del autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora