CAPÍTULO 29.

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20 de julio, 2015.

Me encontraba tranquila en la sala de mi casa, viendo un episodio de Bob Esponja mientras comía de un bote de helado que me había comprado el día anterior, cuando mi madre se paró delante de mí, vuelta una fiera, sosteniendo un test de embarazado frente a mi nariz.

Dejé la cuchara a medio camino de mi boca y fruncí el ceño.

— ¿Me puedes decir qué es esto? —Enarqué una ceja, de manera despreocupada.

—Un test de embarazo, supongo.

—Supones bien, ahora ¿por qué estaba esto en tu habitación?

— ¿Qué hacías en mi cuarto? —Cuestioné.

—No, dime tú qué hace una prueba de embarazo positiva entre tus cosas.

— ¿Estabas hurgando mis cosas? 

—Estaba buscando mi bufanda azul, cuando me topé en una de tus gavetas con esto. ¿Es tuyo?

Miré el aparato blanco con azul que sostenía mi madre en la mano, y la miré a ella, alternativamente.

Bueno, hasta aquí llegué.

***

Sí, lo que escuchaste, está embarazada. ¿Tú crees que yo ya lo sabía? Ah, esto ahora es mi culpa... ¿En serio William? Ahora vas a echarle la culpa a mi trabajo por esto..., por lo menos yo hago algo para mantenerla mientras tú pasas tus días muy feliz con tu grieguita engreída. Ahg, no te llamé para que discutamos sobre esto, te llamé para avisarte que tu hija está embarazada y que el padre es nada más y nada menos que Khaled Turner, sí, lo que oíste... ¿No lo puedes creer? Tengo el test de embarazo en la mano justo ahora ¿quieres que te mande una foto?

Mi madre se encontraba discutiendo con mi padre por teléfono, dándole la noticia de mi embarazo mientras que ¿yo? Yo me encontraba en la sala, a pocos pasos de distancia de ella, con la mirada fija en un punto específico de la pared mientras procesaba el hecho de que ahora esto se ha vuelto un problema incluso más grande.

Había estado pensando en no decirle nada a mi madre, estaba ideando un plan para irme de la casa antes de que la barriga creciera y se hiciera notorio el embarazo pero, todo se me ha salido de las manos ahora.

Esto no podía ser peor.

—Hablar con tu padre es imposible. —Espetó sentándose frente a mí—. Va a venir, creo que junto a Dianna.

— ¿Cuándo? ¿Ahora?

—Sí, ahora. ¿Cómo pensabas escondernos esto? ¿Creíste que no lo íbamos a notar? —No respondí—. Me decepcionaste Victoria Gabrielli, no pensé que tú me saldrías con esto. —Bajé la cabeza y traté de contener las lágrimas.

Créeme madre, yo tampoco pensaba que esto me iba a suceder, precisamente a mí.

A los pocos minutos de la llamada, el timbre de la casa sonó y mi madre se fue a abrir. Yo estaba tratando de tranquilizarme, mientras acariciaba a Diamond quien estaba con la cabeza sobre mi regazo. De pronto vi a mi hermana y a mi padre atravesar la sala y mi corazón se aceleró inmediatamente, pero no de una forma buena.

Los tres se sentaron frente a mí y comenzaron a hacerme preguntas, las mismas que me había hecho mi madre antes: "¿Cuánto tiempo tienes?" "¿Por qué no nos dijiste nada?" "¿Khaled es el padre?" "¿Es que acaso no piensas en tu futuro?"...

Traté de responder todas sus preguntas, aunque en la mayoría me quedé callada, simplemente no quería responder porque me dolía hacerlo. Media hora después los tres se pusieron a hablar entre sí, mi madre había dicho que no me quería tener en la casa, porque le dolía y la hacía "sentir mal" el verme y ver el avance de mi embarazo. Mi padre por su parte estaba en contra de que me botaran de la casa, Dian estaba callada y de vez en cuando intervenía.

¿Y yo? Yo estaba sumergida en mis pensamientos, ignorando por completo lo que estaba pasando a mí alrededor. Estaba pensando en la propuesta de Khaled, en cómo yo había reaccionado y lo que implicaba que él me haya pedido que fuera su esposa.

De verdad que ese chico me ama, me ama con locura, ¿qué muchacho de veintitrés años se le arrodillaría frente a una chica de diecinueve solo para pedir que se case con él? Ninguno lo hace, ningún chico de esa edad está preparado para esa clase de compromiso, entonces ¿cómo puedo estar segura de que él sí lo está? Sé que me ama, no hace falta que me lo digan, pero siento que eso es un error, a pesar de que yo también quiero que sea el único hombre en mi vida.

—Nathalie ¿estás escuchando? —Espetó mi madre chasqueando los dedos delante de mí.

—No, lo siento.

—Nathalie, tu madre ha aceptado que te quedes aquí con una sola condición. —Dijo mi padre, en estado neutral pero sabía que estaba molesto, muy molesto.

— ¿Y cuál es esa condición? —Pregunté.

—Que no veas más nunca ni tengas ningún tipo de contacto con Khaled Turner. —Espetó mi madre y yo abrí mi boca con sorpresa.

— ¡¿Qué?! —Los miré a los tres, incrédula—. No puedes hacerme esto, y no lo permitiré.

—Si no quieres vivir con esa única regla que te impongo, pues puedes buscar otro lugar dónde vivir. —Dijo, con algo de indiferencia. En definitiva estar tanto tiempo junto a Meghan la ha vuelto fría y distante.

—Mamá, no puedes hacer eso, no tanto por mi relación con él sino por el bebé, el cual tiene derecho a conocer a su padre. —Refuté.

—Para eso falta bastante tiempo. Además de que no te vas a quedar con el bebé, eso es obvio.

Y mi alma se cayó hasta mis pies.

— ¿Qué dijiste? ¿Cómo que no? ¡Es mi bebé! ¡Mío! No me lo pueden quitar.

—Nathalie, no tienes la madurez para criarlo, y aún sigues estudiando. —Argumentó mi padre, mirando a un punto fijo, lejos de mí—. Creo que es la mejor... —Lo interrumpí.

—Pues no lo acepto, y no lo aceptaré. Si para quedarme en esta casa tengo que dar a mi hijo en adopción entonces me iré a un refugio. —Declaré con firmeza—. Me podrás separar de Khaled madre, pero no de mi bebé.

Y todo el mundo guardó silencio.

—Yo pienso —habló Dian, volviéndose el centro de la atención— que la adopción es una opción muy extremista. Nathalie sabe valerse por sí misma, es una chica fuerte, y estoy muy segura de que va a poder cuidar al bebé y estudiar al mismo tiempo, al igual que podrá trabajar. Por supuesto que no será fácil pero lo logrará, la conozco y sé de lo que es capaz. —De repente sentí un poco de felicidad al saber que mi hermana, a pesar de que sé que no está bien con todo esto, me apoya. Y eso me da fuerzas para seguir.

Mi padre suspiró y mi madre sólo se acomodó en el sillón individual.

—Para quedarte aquí tienes que acatar las reglas que habrán ahora ¿entiendes? —Mencionó mi madre, mirándome con frialdad—. Haré que me cambien de puesto en la compañía para no viajar más en los próximos meses, y así te mantendré vigilada, porque si me llego a enterar de que estás viendo a ese chico a escondidas tus maletas estarán fuera de esta casa en menos de un minuto. —Mi padre la miró mal, pero ella evadió la mirada.

—Vale, si así lo deseas.

Y, a pesar de que me mostraba fuerte por fuera, estaba destrozada en el interior.

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Unconditionally (Saga Turner. Libro II).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora