CAPITULO 09.

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23 de abril, 2015.

Sabía que había sido una mala idea el que Khaled pasara un fin de semana en mi casa. Todavía no puedo creer que Meghan fuera capaz de insinuársele y que me haya humillado delante de él, es que yo esa mujer la quiero descuartizar. ¡Dios! ¿Por qué mi familia no podía ser con gente ligeramente normal? Esto es una prueba ¿verdad? Tú quieres probar mi paciencia ¿no es así?

Resoplé con fuerza.

En todas mis clases estuve con la cabeza en las nubes, dándole vueltas a las escenas que se habían presentado el fin de semana. Y para alterar más mis nervios, he estado evitando a Khaled, no puedo ni verlo a la cara luego de esos incidentes. Ignorar a Khal es difícil, a pesar de que solo compartimos dos o tres clases ¡lo veo en cada jodido lugar! Y cada vez que su mirada se conecta con la mía la quito de inmediato, o cuando trata de acercarse a mí salgo corriendo como un animalito asustadizo.

Cuando el timbre de salida sonó tomé mis cosas rápidamente y salí prácticamente corriendo hacia el estacionamiento a esperar a que Kristen apareciera para poder irme, ya que no tengo mi licencia aún, ni tampoco auto, por lo cual tengo que ser como la pequeña sanguijuela que se pega a su mejor amiga para poder moverse de un lugar a otro. Lindo.

Mientras me estaba prácticamente desapareciendo la uña del dedo pulgar con los dientes, mi celular comenzó a sonar dentro de uno de los bolsillos de mis tejanos, lo saqué con rapidez y el corazón me latía muy fuerte pensando que quizás era otra llamada de Khaled que he dejado que se vayan al buzón de mensajes. Pero, para mi sorpresa no era Khal, era Ryan Morris, mi mejor amigo al cual habían transferido por un programa de intercambios.

Mi corazón dio un vuelco al ver su nombre en la pantalla de mi celular. Tomé dos bocanadas de aire y contesté.

— ¿En dónde tenías el celular? ¡Dios! Te tardaste una eternidad en contestar, me has hecho esperar por ti Nathalie Gabrielli, eso me lastima.

—Ryan... —Suspiré y sonreí aunque sabía perfectamente que no me podía ver.

—Ay, pero qué ánimos cargas. ¡Saluda bien! ¿Sabes hace cuánto no hablamos? ¡Seis meses! Sabes qué, voltéate por favor, necesito ver esa carita de ángel otra vez. —Fruncí el ceño y di una vuelta en mi mismo eje, dándome cuenta de que Ryan se encontraba a tres autos de distancia de mí. Colgué la llamada y salí corriendo a abrazarlo.

— ¡Oh por Dios! No puedo creer que estés aquí. —Le dije mientras me fundía en un largo abrazo con él.

—Ahora sí te emocionas ¿no? —Bromeó y yo le sonreí.

—Pensé que me estabas llamando desde Massachusetts, por eso no me emocioné. ¡No pensé que fueras a estar aquí! —Dije, con demasiada emoción acumulada. Estaba feliz de volver a ver a mi mejor amigo, pero realmente estaba fingiendo un poco la alegría que sentía, todavía me estaba torturando mentalmente con los pensamientos que tenía sobre el fin de semana pasado.

—Pues aquí me tienes carita de ángel. —Me sonrió y extendió los brazos—. Con un semestre más por cursar y seré un hombre graduado.

Abrí los ojos como platos junto con mi boca.

— ¡Pero si sólo pasaron seis meses! ¿Cómo es que ya te vas a graduar? —Cuestioné sin entender.

—Es una larga historia que justo ahora no te pienso contar. —Hice pucheros y él rió—. ¡Quiero saber qué ha sido de tu vida! Kristen me contó que estás en una especie de relación con el Turner que te trae loca. —Me miró de manera picara y alzó las cejas de manera graciosa—. ¿Es cierto?

—Buenooooo —alargué las "o" e hice una mueca—. Se puede decir que sí.

— ¿Cómo que se puede decir que sí? —Cuestionó cruzando los brazos a la altura de su pecho—. Me explicas bien ¿son o no son formales?

Unconditionally (Saga Turner. Libro II).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora