➸ Epílogo

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Se recomienda leer el epílogo con la canción que está en multimedia ♥.


Sábado. 22 de diciembre, 2018. London, England. 5:50 pm.

La navidad estaba cerca y las calles de Londres estaban decoradas por un gran manto de nieve blanca, y un gran árbol en la plaza central. Todos, emocionados por aquella época festiva del año, corrían de tienda en tienda, para hacer sus últimas compras navideñas, antes de que cerraran las importantes tiendas por el fin de semana. Sin embargo, y aunque debería estar disfrutando junto a sus hermanos en alguna isla paradisíaca como habían hablado desde hace unas semanas atrás,  el labor llamó la puerta de Justin Bieber y tuvo que volar de último momento a Londres para un desfile de la marca Hackett.

Justin, a sus tan sólo 31 años de edad, era uno de los modelos masculinos más aclamados en la sociedad: en su último año, había logrado las metas que alguna vez soñó con respecto a las pasarelas de alta sociedad y, gracias a ello, no tardaron en llegarle noticias de la semana de la moda en Londres, en Milán y, por supuesto, en Nueva York. Sin embargo, y estando cómodo en su trabajo en la gran revista Vanity Fair no fue hasta un año más tarde que aceptó la propuesta de una marca para modelar en Londres. 

Aunque su amor por el trabajo que tenía en el modelaje le exigía que aceptara esas propuestas de trabajo, no se atrevía a poner sus pies en tierra inglesa. Aunque parte de su cabeza quería ignorar la razón, sabía que algo en su pecho palpitaba con la ilusión de cruzarse con aquella muchacha. Sin embargo, era algo casi imposible: en primer lugar, Londres era demasiado extenso para hacer que sus caminos se cruzaran y, en segundo lugar, no creía en el destino. 

Aquella tarde fría le brindó la oportunidad de salir a caminar por las concurridas calles londinenses y conocer un poco más  los secretos que guardaba cada pasaje inglés. Todavía le quedaba una semana para estar en la semana de la moda allí, y dos semanas para tener sus merecidas vacaciones en Bora Bora

Sus manos congeladas dentro de los bolsillos de su chaqueta y el suave soplido de viento frío que golpeaba contra su rostro, lo obligó a recapacitar si había sido buena idea haber salido su hotel para una caminata, pero, en contra de todo pronóstico, sus pies caminaban inconscientes de la situación, sin importar el clima. 

Intentaba evadir los recuerdos que le traía estar en aquel país. Aunque quisiera olvidarlo, su cabeza seguía pensando en la única mujer que logró atraparlo desde que tan sólo tenía 17 años. Recordó su aroma y el perfume que solía poner detrás de sus orejas, que olía a vainilla y coco. Recordó la primera vez que le dijo te amo y cómo su corazón dejó de palpitar hasta que sintió sus labios rosados contra los propios, dándole a saber que sentían lo mismo. También recordó su aliento mentolado y la manera que sonreía entre carcajadas cuando le contaba un chiste. Su mente viajó desde la primera vez que la cruzó hasta cuando le pidió casamiento en la oficina que ella solía trabajar tiempo atrás: como su madre lo ayudó a elegir el anillo de compromiso más bonito que pudiera ver en la vidriera de aquella cara joyería. Recordó sus charlas por horas a cerca de cómo llamarían a sus hijos y, en caso de que no se diera la situación, cuántos animales iban a querer cuidar cuando su edad rondaran en los cincuenta años. 

Su mente le jugaba una mala pasada y no se dio cuenta de ello hasta que Dimitry, su nuevo fotógrafo personal y en ese momento su compañero de caminata, lo tomó del brazo para evitar que muera atropellado por un bus rojo que pasaba a una velocidad extraordinaria. 

"Hey, bro. ¿Qué pasa? Casi te matan allí." se quejó el moreno mientras tiraba de  las mangas de su chaleco, antes de batir suavemente su cabello con sus dedos, acomodando el cordón de la cámara contra su hombro,esperando que el semáforo cambiara de color para que pudieran avanzar.

Begin Again 2. ➸ j.b | OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora