CAPITULO XVII

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-¿Para que quiere este vestido mi señora? ¿Acaso lo va a usar?

-Sí Azeneth, quiero volver a cabalgar y no me gustaría estropear uno de los míos.

-Su padre se disgustará, se lo ha prohibido, no lo enfrente más.

-Tendré cuidado, no pasará nada.

-La notó muy alegre, ¿Acaso ya admitió su compromiso con el joven romano?

-Tengo otra opción Azeneth, tu misma lo has dicho, no deseo más enfrentamientos con mi padre.

-El joven Virgilio es amable y atractivo, si tuviera unos años menos me alagaría que me cortejara y si mis padres hubieran arreglado un matrimonio con él, estaría encantada.

-Entonces está solucionado Azeneth, tú te casas con él y yo les doy mi bendición.

Las mujeres se ríen con ganas, pero el semblante de Claudia se ensombrece.

-¿Y ahora porqué esa cara?

-Oh Azeneth. -Claudia abraza a la anciana con fuerza, sabiendo que ése sería el último abrazo que daría a la mujer que la crió.

-Estás temblando niña ¿Qué la agobia?

-Pase lo que pase quiero que sepas que agradezco toda tu dedicación, comprensión, consejos y cariño, eres como la madre que nunca tuve.

-Oh mi señora ¿Por qué me dice eso? Qué me oculta.

-No puedo decirte más, es por tu propia seguridad.

-¿Qué hay en esa cabeza? temo que cometa una locura.

-No te preocupes Azeneth, cuando las locuras son por amor están justificadas.

-¿Va a ir a buscar al joven Tribuno no es cierto?

-Cómo dices. -Fue cuando a Claudia le vino la idea, si le decía a la anciana que iba en buscar de Lucio quizás si su padre los atrapaba no tomaría medidas en contra de Dedrick, al menos no tan drásticas.

-Sí, la verdad no puedo casarme con Virgilio, si conservo en mi corazón la inquietud de que él aún esté con vida.

-No lo haga señora, es muy peligroso, mire lo que le pasó al Tribuno Casio.

-Son medidas desesperadas, es eso, o casarme con Virgilio.

-Ya sabía yo que el toro no iba ser domado por los cuernos, ya me extrañaba tanta sumisión de su parte.

-No le digas nada a mi padre, por favor.

-¿Y quién la acompañará?

-Dedrick, ves él cuidará de mí, no permitirá que algo me suceda.

-Por eso pidió su libertad, no lo comprometa señora, sabe lo que le harán si los descubren.

-Él conoce las consecuencias y aun así se ofreció a ayudarme.

-¿Que hace actuar a Dedrick con tanta insensatez?

-Lo hace porque se lo he pedido.

-No, lo hace porque la ama, de verdad que en ocasiones el amor ciega.

-No me critiques Azeneth, tú no comprendes. Me siento como un ave, metida en su jaula, donde le dan todo lo que necesita para subsistir menos lo que anhela, su libertad. Sólo quiere extender sus alas, pero su amo nunca la va a dejar salir.

-Tengo un mal presentimiento, no vaya, se lo imploro.

-Todo estará bien, si encontramos a Lucio, regresaré con él y seré su esposa, si de verdad está muerto me iré con Dedrick, porque no regresaré a esta jaula Azeneth. Escúchame, nos iremos mañana en la noche, cuando amanezca correrás a informar a mi padre que he desaparecido. Sé que quieres contarle, pero si lo haces comprometerás a Dedrick, comprendes.

-Esto no está bien señora, no lo está. Hay algo que pueda decirle que la haga cambiar de opinión.

-No, está decidido, me conoces, cuando tomo una decisión la mantengo.

-Lamentablemente la conozco lo suficiente para saber que así es.

-Azeneth, no lo haría si no me sintiera acorralada, en este momento soy un pez fuera del agua, no puedo respirar y me asfixio.

-Rezaré a los dioses para que la protejan, no sé qué será de mí sin usted.

-Te prometo algo, si no encontramos a Lucio mandaré por ti, hallaré la forma, y estaremos juntas otra vez.

-¿De verdad mandaría por mí?
-Inquiere la anciana no pudiendo contener las lágrimas.

-Por supuesto, que haría yo sin ti.

Las mujeres se abrazan emotivamente, así las encuentra Antonio cuando ingresa a la habitación.

-¿Qué desgracia acontece para que se encuentren en esta estado?
-Pregunta Antonio contrariado.

Claudia se dirige a su padre y también lo abraza, con tanta fuerza que él dice en tono de broma: -Cuidado mis costillas podrían romperse, ¿Estás bien?

-Sí, es que son muchas las emociones que me inundan en este momento. Mi cumpleaños mañana, mi compromiso con Virgilio, la partida de Sarabi y Dedrick, estoy muy sensible es todo.

-Comprendo. -Contesta Antonio aceptando la explicación de ella.

–Me siento orgulloso de ti, estás actuando con madurez.

-No padre, no lo merezco, pero sí es mi deseo recordarte cuánto te amo y que jamás haría algo con la intención de lastimarte.

-Lo sé, no me gusta discutir contigo, me alegro que nos estemos entendiendo mejor.

-Yo también. -Y al decir esto vuelve a abrazarlo, sabiendo que ése sería el último abrazo que le daría a su padre.

-Bueno, les venía a decir que Sarabi ya se va y quiere despedirse.

-Ya es hora entonces. -Agrega Claudia más tranquila, sigue a Antonio hasta las afueras de la residencia.

Todos los esclavos están reunidos, Sarabi estaba hablando con Dedrick cuando ellos llegan.

-¿Estás seguro de esto? -Le decía Sarabi.

-Sí, no quiero comprometerte, tienes una familia que cuidar, no los voy a poner en peligro.

-Te tendré en mis plegarias para que encuentres la felicidad al lado de Claudia.

-Es la primera vez que la llamas por su nombre.

-Siempre hay una primera vez para todo.

Sonríen y se abrazan dándose el último adiós. Claudia se acerca a ellos.

-Oh Sarabi, te vamos a extrañar tanto.

-Y yo a ustedes mi señora.

Niara estaba a su lado con el niño.

-Le preguntas si me permite abrazarla.

Sarabi le habla a la mujer, ella mueve la cabeza en afirmación.

Claudia la abraza, le da un beso al niño en la cabeza, luego con lágrimas se despide de Sarabi. Antonio también lo abraza y le desea mucha fortuna para su nueva vida. Se suben a la carreta ya que Adastros los iba a encaminar a las afueras de Roma.

-¿Y tú cuándo nos abandonas? -Antonio se dirige a Dedrick.

-Aún no tengo fecha, pero será pronto.

Poco a poco los sirvientes retoman sus deberes, Antonio llama a Claudia quién le dice que va en un momento.

-¿Estás lista para esta noche?
-Consulta Dedrick en voz baja como si el viento pudiera llevar sus palabras a oídos de Antonio.

-Lo estoy, me he ido despidiendo de todos, es difícil decir adiós.

-Aún puedes arrepentirte, no te juzgare si lo haces, pero igual partiría.

-¡Partirías! ¿Por qué?

-No soportaría verte con otro hombre.

-No voy a cambiar de parecer Dedrick, la decisión ha sido tomada.

-Media noche en las caballerizas, y por favor ten cuidado.

-Lo tendré, lo prometo.

Claudia: Belleza Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora