CAPITULO X

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Transcurrieron varios días sin que Claudia y su padre se dirigieran la palabra más que lo necesario, lo que empezaba a preocuparla, así que mientras su padre tomaba el té en la terraza, ella se acercó y se sentó a su lado.

-Padre deseo dirigirme a usted, pido su autorización para hablar.

-No necesitas mi autorización para eso Claudia, habla te escucho.

-He notado su frialdad estos últimos días, ¿Acaso mi presencia ya no le es grata?

-No digas eso, desde el incidente con Plubio sí tengo que admitir que me encontraba muy molesto contigo pero eres mi hija y te amo, la verdad me alegra que vinieras a buscarme, esperaba que lo hicieras y doblegaras tu orgullo.

-¡De verdad! -Exclama Claudia con cierto tono de incertidumbre pero consuelo a la vez.

-Sí, pero lo que hemos conversado se mantiene, nada ha cambiado en ese sentido.

Claudia baja la cabeza, en su rostro se dibuja el dolor que le causa esta situación.

-No me hagas sentir como el villano, ambos sabemos que sólo he tomado las medidas que me han parecido correctas y no las revocaré.

-Al menos no me ignores padre, me siento tan sola sin tu compañía. _Claudia termina la frase con sollozos tratando de no llorar pero no pudiendo evitar que las lágrimas recorrieran su blanca mejilla.

-Perdona hija, yo también he sufrido, me duele que nos distanciemos, pero contigo a veces no sé cómo actuar, quiero ser severo y lo que logro es una gran línea de división entre los dos, y esa no es la idea, créeme.

-Abrázame, jamás he necesitado tanto un abrazo tuyo como ahora.

Antonio abraza a su hija y la arrulla como cuando era niña, en esos momentos es cuando más desea que Diana esté con vida y lo aconseje, no había sido fácil criar a una niña, y menos a una que había dejado por tanto tiempo sola, lo que le infundía un sentimiento de culpa y por eso era tan condescendiente con ella.

-Señor lamento interrumpir. _Azeneth se acerca a ellos.

-Está bien Azeneth, ¿Qué sucede?

-Sarabi quiere hablar con usted Señor, dice que es importante.

-Entonces me retiro. -Agrega Claudia poniéndose de pie.

-No mi señora, Sabari quiere que usted esté presente también.

Claudia busca la mirada de aprobación de su padre y la recibe, por lo que vuelve a tomar asiento.

-Hazlo pasar. -Indica Antonio.

Sarabi se aproxima a ellos con la mirada puesta en el suelo, esperando que Antonio lo autorizará a hablar.

-Vamos Sarabi, tantos años de estar con nosotros y aún actúas con tantos formalismos, ven siéntate, que es tan urgente.

Sarabi prefiere mantenerse en pie y dice: -He servido en esta casa por diez años, he sido afortunado de haber llegado a sus manos y me he sentido apreciado y parte de la familia. Pero se ha presentado una situación que me obliga a irme señor.

Antonio y Claudia ciertamente lucen sorprendidos, ambos se miran pero esperan a que Sarabi continúe hablando.

-Como es del conocimiento de mi Señor, la Señora Claudia trajo hace unos meses a una esclava acompañada de su hijo, entre nosotros ha nacido una relación muy estrecha y le he tomado cariño al niño. Cuando fui traído aquí me separaron de mi esposa e hija, jamás supe que fue de ellas, ahora tengo la oportunidad de rehacer mi vida con una nueva familia, pero es nuestro deseo regresar a África. Por lo cual he venido a informarles de mi decisión.

-Oh Sarabi, te vamos a extrañar tanto. -Claudia se pone de pie y sin que él lo esperara lo abraza, sintiendo la calidez de aquel abrazo.

-Se te darán suficientes provisiones para el camino. -Añade Antonio.

-Gracias mi señor.

-¿Cuando tienes planes de partir?

-Aún no lo sé, yo quería primero hablar con usted.

-No hay nada que podamos hacer para evitar que partas, esta es tu familia también y lo sabes.

-Lo sé mi señor, pero no hay hogar como tu propia tierra.

-Entiendo. –Pronuncia Antonio con resignación.

-¿Que voy a hacer si ti? _Claudia refleja la tristeza que le provocaba esta noticia.

-Continuará con su vida mi señora, se desposará, tendrá hijos, y será feliz como yo lo soy ahora.

El rostro de Claudia se ensombreció, faltaban menos de dos meses para que cumpliera la mayoría de edad, si Lucio no regresaba su padre, tendría el derecho de entregarla en matrimonio a quién él quisiera.

-¿Está bien mi señora?

-Sí Sarabi, es sólo que me duele perder a un amigo.

-Nunca me va a perder señora, siempre voy a estar aquí. _Señala su corazón.

-Y tú en el mío.

-Vamos, tenemos que empezar a coordinar todos los detalles de tu viaje. -Ambos hombres se alejan y Claudia queda sola. Siente nostalgia de que Sarabi los abandone pero a la vez se alegra que su leal sirviente encontrara el amor. Pensó en Lucio, una parte de su ser deseaba que él regresara, pero otra ya se había resignado a la idea de su muerte y quería estar con Dedrick. "Dedrick" -Expresó en voz alta. Giró a su alrededor con la esperanza de encontrarlo a su lado, por un momento sintió que al decir su nombre él aparecería, pero no fue así, estaba sola. Su corazón era un mar de inquietudes, temores, e incertidumbres, se encontraba tan confundida con respecto a sus sentimientos que ya nada era claro para ella.

Claudia: Belleza Indomable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora