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30 de octubre del 2016

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30 de octubre del 2016.

11:57 p.m.

Frank.

- ¡Demonios! - grité molesto, tenia hambre, sed, el trasero entumecido y un sueño horrible.

Quería estar en mi casa, acostado en mi cama, con un estomago lleno, pero en vez de eso, estaba en medio de una autopista, a media noche, sufriendo de hambre y sueño. Ansiaba poder llegar a la ciudad, comer todo lo que hubiera en el refrigerador y celebrar mi cumpleaños por la mañana.

Miré mi reloj, eran exactamente las doce, un viento helado recorrió mi espina dorsal, tenia miedo, había leído bastantes historias de terror sobre las carreteras, en la que una muerta pedía un aventón a un chico iluso, luego desaparecía y el chico moría, o quedaba loco, y yo no quería ser uno de esos chicos ilusos. Lo malo era que había pasado una gasolinera hacía ya unas dos horas, y no podía darme el lujo de devolverme. Mis párpados se cerraban cada vez más, tenia que descansar, pero no quería detener el auto y dormirme en los asientos traseros, me aterraba pensar que tal vez despertaría y vería a una persona decapitada, con sangre en la ropa tocando el vidrio, y tal vez suene paranoico, pero tal vez podía pasar, uno nunca sabe.

El frío era horrible, tal vez por que me encontraba en medio del desierto, comenzé a pensar en donde podía pasar la noche. Todo el ambiente era callado, de un momento a otro se dejó de escuchar el sonido de los autos, solo mi respiración y la musica de la radio era lo que se escuchaba, tampoco se escuchaba el molesto sonido que hacían los  tráiler cuando el chofer ponía el freno de mano, todo era más oscuro, no veía ninguna luz de algún auto, parecía que estaba solo en esta fea autopista.

No podía mas, el sueño me vencía, iba a detener el auto y dormiría unas cuantas horas, a ese punto no me importaba si veía o no a un muerto, y como si mis plegarias hubieran sido escuchadas, vi una luz tenue a lo lejos, aceleré y cada vez la luz se hacía más grande, cuando estuve lo suficientemente cerca me di cuenta de que era un letrero.

- Hotel California - leí en esas brillantes letras, detuve el auto y salí de el. Tenia que pasar la noche ahí, solo esperaba que estuviera abierto.

Comenzé a caminar hacia el establecimiento y un cálido aroma a cigarrillos inundó mis fosas nasales, giré mi cabeza y a unos metros, sentado en el capó de un auto, se encontraba un chico, pálido, algo relleno, un poco más alto que yo, con una sudadera negra y unos skinny jeans algo sucios, hize una mueca al ver que no tenia tenis o algo que cubriera sus pies, ya que hacia un frío horrible.

- ¿Que? - dijo al ver que yo no quitaba mi mirada de su cuerpo, levanto la cabeza mientras expulsaba el dañino humo del cigarrillo. Lo tiró y me miró. - ¿Necesitas algo?

- Yo.. eh.. quería saber si estaba abierto el hotel - dije nervioso, el chico no dejaba de mirarme con el ceño fruncido y eso me incomodaba. - Es que no he dejado de conducir en todo el día y no he descansado y enserio quisiera dormir unas cuantas horas.

El pelinegro seguía mirándome y yo estaba comenzando a pensar que tal vez esto era una perdida de tiempo y que debería volver al auto y seguir mi camino, pero el chico habló.

- Está bien, vamos. - hizo una mueca, se levantó y comenzó a caminar mientras yo lo seguía por detrás.

No se si los otros capítulos sean así de largos o mas cortos.

Hotel California [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora