Capítulo 21

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PARTE 2:

Abril 2009

ANDREW

Cada día nos cuesta más y más pasar un rato juntos. Desde que Dan empezó las clases está muy ocupado y si le sumamos que también tiene que ayudar en el taller a su padre, lo que se dice tiempo libre mucho no tiene.

Pero no voy a echarle todas las culpas a él, no sería justo. Trabajar en un hospital te priva de tener un horario fijo. Si un día él lograba hacer un hueco, yo tenía que trabajar.

A pesar de todo, no dejamos de pensar el uno en el otro cada minuto del día y cuando nos vemos, no desperdiciamos ni un solo segundo juntos. Creí que sería imposible amarle más de lo que lo hacía pero cada mañana, cuando me despierto, me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Cuando nos vemos o hablamos por teléfono mi corazón se acelera de pura felicidad.

Hace mucho que no discutimos. Cuando nos peleamos, Dan no permite que nos vayamos a la cama enfadados. Desde la última pelea grande que tuvimos, Dan ha hecho lo que me prometió intentar: cambiar. Yo no quería que cambiase su forma de ser, sólo que me tuviese más en consideración, y así lo ha hecho. Está siempre pendiente de si estoy bien. Me mensajea constantemente. Siempre me llama para saber cómo estoy y saber qué he hecho durante el día. Su hermana también me llama de vez en cuando y me jura que nuestro secreto está a salvo en sus manos. Obviamente no puedo reprimir mi risa cada vez que me lo dice.

— ¡Andrew!— interrumpe una Telma, una compañera de trabajo, mis pensamientos.— Traen a un vampiro en estado crítico.

— ¿Qué sabemos?— le pregunto colgándome en el cuello mi estetoscopio y caminando junto a ella hacia la entrada del hospital por donde entran las urgencias.

— Roman estaba muy afectado cuando me habló— dijo sorprendiéndome.

Si alguien en éste hospital había visto de todo, ése era Roman.

— ¿Por?

— Se le han encontrado en una cámara frigorífica. El hombre varias perforaciones en cada agujero de la nariz— hace una pausa y se detiene para mirarme a los ojos.— A través de ellos pasa varias veces un hilo— abro mis ojos con sorpresa.

Hacía meses que no había habido una muerte del, declarado por las fuerzas del orden, asesino en serie. Todos creíamos que había desaparecido. Es obvio que nos equivocamos.

— Eso quiere decir...

— Que es de vital importancia mantener vivo al paciente— termina Telma la frase por mí.

Escuchamos como la sirena de la ambulancia se hace cada vez más fuerte hasta que se detiene cuando el vehículo llega a la puerta. De éste salen Roman y otros tres compañeros empujando una camilla con un hombre tendido en ella.

— Varón, 39 años, con contusiones en la cabeza y espalda— nos informa Roman a medida que avanzamos hacia un box.— Orificios de la nariz cosidos entre sí. La falta de sangre ha impedido que sus heridas curen por sí solas.

El hombre abre débilmente sus ojos.

— Hola, estás en un hospital— le explico.— ¿Quién te ha hecho esto?

— No era de este mundo...— murmura como puede.

— ¿Qué era?— le pregunta Roman.

— El propio diablo— dice y las máquinas empiezan a pitar de forma frenética.

— ¡Le perdemos!— grita Telma y poco más podemos hacer por él.

— Hora de la muerte: 13:47.

Media hora después, la entrada del hospital se llena de periodistas. El jefe de urgencias habla con los reporteros y queda con ellos en que una hora después daría un comunicado de prensa.

•••

— Ha sido todo muy raro. Tendrías que haber visto los ojos de ese hombre— digo y un escalofrío me recorre toda la columna.

— ¿Dijo algo?— me pregunta Dan con curiosidad.

— Definió al agresor como si fuese el diablo. Debió de ver algo horrible— digo mientras me acomodo en el sofá de mi casa junto a él.— ¿Tu padre cómo está?

Viktor, el padre de Dan, le ha dado varios sustos durante estos meses. El estrés le puede y además del trabajo, las deudas económicas le agobian. El problema es que no pide ayuda. Es demasiado orgulloso para ello pero Dan tampoco se queda atrás. Mi familia tiene bastante dinero y yo tampoco tengo un mal sueldo así que me ofrecí a ayudarle con algo de dinero pero él se negó en rotundo. Le dije que si se sentía mejor, que se lo tomase como un préstamo, el cual nunca le llegaría a cobrar, pero cada día que pasa me doy cuenta de que a parte de físicamente, también son iguales en su forma de ser. Ambos son muy buenos y siempre están ahí para desvivirse por ayudar a sus amigos pero en cuanto ellos necesitan ayuda, se cierran en banda y es imposible que alguien les eche una mano. Supe por Fredek que su padre meses antes tuvo problemas con la mafia por temas de dinero y que cuando Fredek se enteró, sin decirles nada ni a Dan ni a su padre, usó sus influencias como futuro Alfa de su manada para poder solucionar el problema.

— Él dice que bien pero yo no estoy tan seguro— dice preocupado.— Se niega a ir a ver al médico. Según él está perfectamente.

— Tiene que bajar el ritmo.

— Lo sé pero yo ya no puedo hace nada más— dice agobiado.— Con las clases y los exámenes a la vuelta de la esquina, no puedo pasar con él todo el tiempo que debería en el taller— resopla.

— Relájate, cariño— digo acariciándole el brazo.— Ya le has dicho que vaya al médico, si él no quiere hacerlo, ¿qué más puedes hacer tú?

— Me preocupa.

— Y es normal— digo sonriéndole de forma tierna.— ¿Qué clase de hijo serías si no lo hicieses?— le doy un beso en la mejilla y él me regala una sonrisa ladeada.

— Me tengo que ir ya— dice poniéndose en pie.

— ¡No, por favor!— digo echando mi cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá.

— Lo siento pero mañana tengo un examen parcial y me gustaría repasar un poco— me dice sujetándome de las manos, tirando de mí, haciendo que me ponga yo también de pie.— ¿No me darás un beso?— me dice haciendo un puchero triste.

— No te lo mereces— le digo serio.

— ¿Por qué?

— Porque me vas a abandonar como a un perro.

— En tu caso como a un murciélago,— bromea pero a mí no me hace ninguna gracia.— Andrew, sabes que estoy muy agobiado y que...— pongo mi dedo índice sobre sus labios para que se calle.

— Tranquilo, lo sé— le doy un suave beso.

— Te amo, lo sabes, ¿no?— me dice apoyando su frente sobre la mía y yo sonrío como un bobo.

— Yo también te amo.

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora