Capítulo 8

7K 626 54
                                    

ANDREW

No me lo puedo creer. Me quedo estupefacto al ver como una chica se tira sobre Dan y él no hace nada por apartarla. La ira hierve en mi interior. No sé a quién tengo más ganas de matar: ¿a él o a ella?

Dan se separa de ella y me mira con pánico en su mirada. Va a decir algo pero yo hago una mueca y me marcho de allí.

A mí no me van estos juegos. No sé qué será lo que ha pasado allí pero no sé tampoco si quiero saberlo. En estos momentos tengo una mezcla de emociones tremenda: siento ira, ganas de golpear cosas, y a su vez también siento un dolor profundo, una gran tristeza que me insta a hacerme muy pequeño, tirarme en el suelo y ponerme a llorar acurrucado en posición fetal.

Vuelvo directamente a mi casa. Lleno la bañera y durante dos horas estoy ahí metido. Me sumerjo por completo en el agua y vuelvo a salir cuando mis pulmones exigen de aire. Froto mi cara con ambas manos para apartar algo de espuma.

Cuando aparto mis manos y abro de nuevo mis ojos, me sobresalto al ver a Dan apoyado en el quicio de la puerta mirándome. 

— ¿Qué haces tú aquí?— le espeto saliendo de la bañera cubriéndome la cintura con la primera toalla que encuentro.

— Venía a hablar contigo— murmura serio pero su mirada no para de recorrer mi cuerpo.

— Será mejor que te marches— le digo intentando parecer tranquilo pero que esté aquí me hace sentirme muy pequeño.

— No me voy a ir hasta que pueda hablar contigo— dice y comienza a dar pasos hacia mí.

— ¡Detente!— le ordeno alterado y él lo hace.

Nos miramos a los ojos: él serio y yo con la duda en mi mirada. No quiero que se me acerque; no soy lo suficientemente fuerte como para resistirme a su cercanía. Creo que Dan nota mi nerviosismo, por lo que vuelve a caminar pero esta ver no se detiene.

Pasa sus manos por mi pecho desnudo y lo acaricia lentamente hasta acabar en mis hombros y bajar por mis brazos llegando a mis manos y entrelazando sus dedos con los míos. Pasa mis manos por detrás de su cuello para que le abrace y pasa las suyas suave y lentamente por mi cintura. Cuando sus manos se posan en mi espalda, me obliga a acercarme más a él hasta que nuestros pechos chocan. Juega a mover su nariz sobre la mía, tanteándome, comprobando si le dejo seguir.

Yo soy pura gelatina y sé que si ahora mismo me soltase, me caería como un peso muerto al suelo ya que en estos momentos dudo de la capacidad de mis piernas para sostener el resto de mi cuerpo.

— No me gusta que me sentencien sin antes darme la oportunidad de defenderme— murmura con un ronroneo ronco que, sumado a las caricias de mi espalda, provoca que mi piel se ponga de gallina.

— No necesito explicaciones, lo vi con mis propios ojos— le contesto con un susurro.

— No creas nada de lo que escuches y ni la mitad de lo que veas— me dice pasando la punta de su lengua de forma tremendamente lenta y sensual por mi labio inferior.

— No me distráigas— le digo intentándome hacer el duro.

— No hago nada para distraerte— susurra en mi oído.

— Lo haces— le digo cerrando mis ojos y mordiéndome el labio.

— ¿El qué?— susurra y se aleja de mí oreja, no sin antes morderme el lóbulo.— ¿Esto?— dice al tiempo que baja por mi cuello dejando un reguero de besos— ¿O esto?— baja sus grandes manos hasta apretar mi trasero haciendo que mi pelvis choque con el gran bulto de sus pantalones.— Mira cómo me pones, Andrew— dice volviéndome a apretar contra él pero esta vez con mayor brusquedad y yo no aguanto más.

Le agarro de la nuca y le pego un beso con fiereza; ambos como si quisiéramos devorar la boca del otro con ansiedad.

Le quito con rapidez su chaqueta de cuero y la tiro al suelo sin preocuparme por ver dónde ha caído. Meto mis manos por debajo de su camiseta y toco su marcado abdomen. Él enreda sus manos en mi pelo y tira un poco de él volviéndome completamente loco.

De pronto un pitido incesante me hace maldecir. Intento separarme del agarre de Dan pero éste no me lo permite.

— Ignóralo— me dice exigiendo mi boca de nuevo.

El sonido no cesa y esta vez consigo separarme por completo de él, provocándole un resoplido de enfado.

— Es mi busca— digo encontrándolo entre la ropa que me había quitado antes de entrar en la bañera.

— ¿No puedes hacerte el loco y quedarte aquí conmigo?— dice haciéndome un puchero como un niño de cuatro años.

— Siento estropear el momento, pero hoy es mi día libre y si me llaman es porque es una emergencia y es estrictamente necesario que vaya— le explico mientras que me visto con rapidez.

— Vaya mierda ser médico— gruñe y yo río divertido.

— Pues te recuerdo que tú serás uno algún día— le digo.— Si quieres te puedes quedar aquí, pero no sé a qué hora volveré— me pongo la chaqueta y salgo de la habitación rápido con él caminando tras de mí.

— No importa, te esperaré— me dice y yo sonrío abriendo la puerta de mi piso.

— De verdad que lo siento, Dan— le digo apenado.— Me sienta mal dejarte así.

— Me lo tendrás que recompensar cuando vuelvas— dice cruzándose de brazos.

— Dalo por hecho— le doy un suave beso en los labios y salgo de casa para ir al hospital.

•••

Cuatro horas; no me lo puedo creer. Masajeo el cuello por el cansancio mientras subo en el ascensor. Entro en casa y todo está en absoluto silencio. Maldigo por dentro. Dejé a Dan esperándome y ha sido tanta locura la que había en el hospital que no he tenido ni un sólo segundo para avisarle de que llegaría muy tarde. Seguro que se habrá ido a su casa hace horas.

Dejo mis cosas sobre el sofá. Estoy tan cansado que sólo pienso en tirarme sobre la cama y dormir hasta que mi cuerpo aguante. Entro en mi cuarto, enciendo la luz y lo que veo me sorprende. Dan está tumbado sobre la cama boca arriba, con su brazo derecho tapando sus hermosos ojos y emitiendo un leve ronquido.

Tapo mi boca para no reírme. Haciendo el menor ruido posible, me desvisto e intento hacer lo mismo con él sin despertarlo, ya que no se ha quitado siquiera los zapatos.

Cuando termino, me tumbo sobre la cama y me acomodo a su lado pasando un brazo por su cintura. El brazo que antes estaba sobre sus ojos, ahora lo pasa por detrás de mi cabeza.

— ¿Estabas despierto y me has tenido de sirviente quitándote la ropa?— le digo en voz baja y el suelta una risa ronca.

— Me la debías— me dice divertido.

Besa mi cabeza y ambos cerramos los ojos para dormir por primera vez juntos.






NOTA:

Portada hecha por: danilopez17
Instagram: danilopez1

Sí, Soy Lobo Y Gay, ¿Algún Problema? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora