Capítulo 3

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Salí del salón de clases con la intención de buscarla, pero al cruzar la puerta cambié de opinión, sí iba a ganar esta guerra necesitaría una buena estrategia, y sólo por esta vez debería dejar de lado los impulsos que me han mantenido con vida ya que me jugarían en contra. Tendría que pensar muy bien mi siguiente movimiento y para eso necesitaba información.

Un hombro choco contra mí y el causante se dio vuelta para pedir disculpas mientras seguía su camino, no me había dado cuenta que me había quedado parado como un idiota en el medio del pasillo. Así que obligué a mis pies a dirigirse a la dirección.

Una vez allí me encontré con la señorita de sesenta años que hacía las veces de secretaria, no fue muy difícil lograr que me brindara los horarios de la señorita Williams bajo la escusa de que el profesor me la había recomendado como tutora debido a que ingresé comenzado el semestre.

Una vez que la carpeta salió del cajón de archivo me di cuenta de dos cosas, primero que el nombre en la carpeta era A. Williams y segundo que teníamos prácticamente las mismas clases y las que no compartíamos eran porque las teníamos en diferentes horarios o porque ella ya las había cursado, con excelentes promedios cabe destacar. Era perfecta para mí, digo para mi situación, no vayan a pensar cualquier otra cosa.

Salí de esa habitación, con toda la información que necesitaba, saludando a la secretaria que aun no paraba de batir sus pestañas. Comencé a caminar, mientras ideaba un plan, hacia la cafetería del campus con la esperanza de que A. Williams se encontrara almorzando allí, pero grande fue mi desilusión al llegar, buscarla y no encontrarla, ¿Dónde se habría metido?

El campus era demasiado grande para ponerme a buscarla por todos lados así que decidí sentarme a calmar mi hambre, después de todo compartíamos la siguiente clase. Luego de tomar una bandeja y comprar mi comida, me giré para buscar un lugar para sentarme y disfrutar de mi almuerzo, aunque sólo se tratara de una hamburguesa, una manzana y una botella de agua. Al levantar la mirada pude notar que un par de manos se erguían y sacudían en el aire como si estuvieran intentando aterrizar un avión en una emergencia intentando por supuesto captar mi valiosa atención. Caminé hasta esa mesa y me senté en el hueco que la rubia me dejó al mover su cuerpo más cerca de su amiga.

-¡Hola! ¿Cómo te llamas?- Preguntó una pelirroja que estaba sentada justo enfrente mío con una sonrisa provocadora.

-Hola chicas, mi nombre es Riley, Riley Smith ¿y ustedes?- Pregunté bajando el tono de mi voz para que sonara más grave, más ronca.

-Mi nombre es Barbie- Dijo la rubia mientras que sonreía –ella es Leslie y ella es Marian- Agregó al tiempo que señalaba a la pelirroja y a la otra rubia sentada a su lado en ese orden.

-Nosotras somos las porristas del equipo de football de la universidad, faltan algunas de las chicas por supuesto, pero nosotras somos algo así como las más importantes, Barbie es la capitana, y nosotras dos sus segundas al mando- explicó la otra rubia, Marian, con voz extremadamente chillona.

Ok así que me habían llamado a la mesa de las populares. ¿Por qué no había continuado mis estudios antes? Honestamente no recuerdo. Luego de varias conversaciones amenas y de que las chicas me insistieran para que hiciera la prueba para entrar al equipo de la universidad según ellas porque mi físico no podía desperdiciarse, creo que detecté un doble sentido en eso, terminó el receso y me moví de manera instintiva hasta mi casillero, tomé las cosas que necesitaba y al mirar a mi derecha me cruce con unos ojos marrones que me miraban a través del grueso cristal de unas enormes gafas sosteniéndome la mirada de manera agresiva, si las miradas matasen yo ya estaría desangrándome en el piso.

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