Capítulo 4

1.2K 102 138
                                    


-Es una lástima, no suelo besar sin saber al menos eso pero por ti haré una excepción- Subí las comisuras de mis labios de manera arrogante mientras cerraba lentamente la distancia entre nuestras bocas sin dejar de mirar esos hechizantes, fríos, pero hechizantes ojos marrones.

¡Nada! ¡Ni una mueca! Sus ojos permanecían clavados en los míos sin intención de moverse, si algo sabía de las mujeres es que un movimiento en falso puede dejarte un gran dolor en una zona que uno no quiere que le duela nunca en su vida. Sip, si uno la caga termina de rodillas sujetándose la entrepierna. Y en mi caso además haciendo las tareas de la universidad por mi cuenta.

Al estar a centímetros de su boca, su aliento chocó con el mío, ¡Por Dios! Su aroma era delicioso, como vainilla y frutos rojos, no pude evitar cerrar los ojos e inspirar profundamente para grabar ese olor en mi memoria.

-Hueles muy bien- Murmuré apenas en un hilo de voz.

-Se llama ducharse. Utilizas jabón, shampoo y agua caliente.

"Y te desnudas. Conozco el proceso" Ok hagas lo que hagas ¡no contestes eso!

-Tal vez podríamos hacerlo juntos así me instruyes en el proceso- Sí, había leído el libro pero no por eso lo iba a ir gritando a los cuatro vientos ¿No?

Una sonrisa, un sonrojo, un desvío de mirada, esperaba cualquier cosa de su parte, cualquier gesto que me permitiera cerrar definitivamente la distancia de manera más o menos segura, sin embargo no me esperaba lo que pasó... absolutamente nada, sus ojos seguían en los míos evaluándome fríamente.

Un brillo raro cruzó por sus ojos segundos después, juraría que fue ¿diversión? Parpadeó lentamente hipnotizándome, sus labios a centímetros de los míos, me estaba desesperando, ¿cómo podía ser que yo no estuviera causando ningún efecto en...?

Un sabor dulce invadió mi boca, una mano suave acunó mi mejilla, unos dientes tiraron suavemente de mi labio inferior ¿Qué...? ¿Qué estaba pasando?

Te está besando imbécil ¡has algo!

Mi conciencia me espabiló aunque mi cuerpo no respondía, mis labios se dejaban hacer y se rehusaban a actuar según mi voluntad, traidores. Me estaba besando y yo no salía del trance en el que me encontraba gracias a la grata sorpresa, sus besos comenzaron suaves y dulces, pero unos segundos después se volvieron demandantes y apasionados, ligeramente agresivos, ok es hora de salir del shock y tomar el control de la situación, levanté mi mano suavemente y la dirigí hacia su mejilla, pero antes de que mis dedos rozaran su piel ella se separó de mis labios, alejándose lo suficiente para que pudiera ver su rostro completo.

Intenté eliminar la distancia nuevamente para disfrutar sus besos de la manera que correspondía pero su mano en mi pecho me lo impidió, relamió sus labios de una manera extremadamente sensual, mirándome directamente a los ojos, marrón contra gris, y yo solamente podía pensar en tomarla ahí mismo en la mesa a nuestro lado. Mis piernas no daban más del cansancio de estar en cuclillas pero no me importaba, sólo pensaba en una cosa, o en varias pero todas tenían como protagonista a la castaña que tenía frente a mí. Sus labios aun húmedos e hinchados esbozaron una peligrosa sonrisa.

-Nah, he besado a mejores- siseó echándose hacia atrás, arrugando la nariz y chasqueando la lengua, agrandando la distancia entre nosotros.

-Sabes que me deseas- Respondí para mantener lo poco que me quedaba de dignidad. Con la poca voz que pude encontrar dentro mío. Mierda ese beso me había afectado más de lo que hubiera pensado.

-Por supuesto que sí, de aquí a la luna te deseo- Sonrió honestamente.

-¿En serio?- Contesté incrédulo. Sí, yo sé, pero en mi defensa ¡no estaba en mi mejor momento!

La Nerd PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora