Capítulo 24

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(Capitulo 5 de que se callen esos gritos, de Nadia)



Si soñasen los muertos.


Es el silencio de los que sueñan

el peor de todos los silencios.

El de los que no saben lo que saben

y lo que saben lo callan.

En esa especie de libertad

que nos invitan a resignar

al disfrazarla de estupidez

al disfrazarla de algo lejano.

El de los que ignoran y temen,

los que cierran sus ojos

y se alegran al convencerse

de que el mundo es todo negro

y más negro lo vuelve

ese silencio.

Es la quietud de los derrotados

la peor de todas las quietudes

La de los que ya perdieron todo

(esos que tienen todo por ganar)

En esa especie de vida

que confunde alguna gente

al disfrazarla de estupidez

al disfrazarla de algo lejano.

La de los que ignoran y temen,

los que tapan sus oídos

y se alegran al convencerse

de que esos llantos y esos gritos

ya han sido transformados

en silencio.

Y en el medio del silencio y la quietud

los ojos y los oídos

de los mas despiertos,

de los dueños de las huellas

y de la historia

de los que por haber caído luchando

no son del todo caídos

Los dueños de tanta eternidad

como la vulgar eternidad de un Dios

que nadie conoce.

Y en el medio de los ojos y los oídos,

despiertos,

todo el oro derretido;

todo el mundo en un solo mapa;

todas las vidas en una vida;

todos los sueños en un mismo grito

capaz de despertar a los fantasmas

y devolver a los desaparecidos

ese sueño de los muertos.

Irrumpiendo en la hipocresía y la injusticia,

salvándonos del egoísmo y el misterio,

removiendo el recuerdo y la memoria

y alejarnos hasta la próxima vida

de aquel ensordecedor silencio.    

El libro aparecidoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant