Capítulo 6

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En el camino a Seúl.


Dos días a lomo de caballo para regresar a la Casa Lee era una perspectiva desalentadora para un jinete nervioso, y eso si el clima permanecía claro. Todos los caballos asustadizos se giraban hacia mí, y por esa razón los evitaba. Mi trasero estaría dolorido antes del anochecer y mis manos llenas de ampollas por las riendas. Peor aún, no sabía si volvería a ver a Sir Hyuk otra vez, o incluso si él pensó en mí una vez que salió. Cada metro del camino me alejaba más de él. Nunca le había preguntado en dónde estaba su propiedad, pero sabía que los caballeros que seguían el circuito de torneos viajaban mucho. La propiedad de su padre estaba cerca de Goyang, pero él podía haberse ido a cualquier lugar de Corea.

El maestro Park, dos de los hombres de mi padre y yo, salimos de los terrenos del monasterio poco después del amanecer. El maestro Park cabalgaba junto a mí, y los hombres armados montaban uno detrás y otro delante de nosotros. El viaje era lo suficientemente seguro, y tenía menos miedo de los malhechores que de caerme del caballo si galopábamos.

—Vas a estar bien establecido antes de que termine el año —dijo el maestro Park—. Eso deberá mantenerte fuera de travesuras.

Eran las primeras palabras que había pronunciado desde que salimos, y con tono burlón, como si tuviera derecho a hablarme así, como un tío desilusionado, descuidado en usar mi título. Puesto que él había sido testigo de mi desgracia, supongo que pensó que era superior a mí, a pesar de que yo estaba lejos de él. No podía dejar de preguntarme hasta qué punto la noticia de mi indiscreción se había extendido entre los hombres de mi padre. Pero no quería estar separado del maestro Park durante el resto del viaje, y nunca me había atrevido a reprenderlo en el pasado. El silencio cayó sobre nuestra procesión, y me concentré en los cantos de los pájaros que saludaban el día.

Me dejé llevar por la paz y la tranquilidad de un viaje sin incidentes, ni los hombres armados ni el maestro Park se dieron cuenta de los bandidos hasta que fue demasiado tarde. Ellos llegaron con nosotros cuando el camino pasó por un denso bosque. No llevaban armaduras, pero llevaban cascos para ocultar sus rostros. Mi corazón latía con miedo cuando los hombres armados tomaban sus armas, pero en un dos por tres tuvieron las hojas de las espadas en sus gargantas y sus manos se congelaron en las empuñaduras de sus espadas. Estábamos rodeados y superados en número, y nuestro grupo se detuvo.

De entre la banda de forajidos, tal vez una docena, un hombre se adelantó. El maestro Park habló, el rostro contraído en una máscara de ira. —No tenemos oro, estamos protegidos por Lee Daehyun, Lord Dobong. —Park era un hombre al que le gustaba estar a cargo y ganar. Sospecho que él estaba tan enojado por su propia estupidez y la falta de vigilancia como por el temor de poder perder su propia vida o la mía.

—No veo a Lord Dobong aquí —dijo el hombre. Detrás de su casco, podía escuchar diversión en su voz—. Desmonten.

—No vamos a hacer tal cosa —dijo el maestro Park.

Vi alrededor a la banda de forajidos y decidí que el camino más seguro era obedecer. Dado que mi orgullo no era tan elevado como el del maestro Park, me deslicé con cuidado, bajando de mi caballo. Siguiendo mi ejemplo, mi grupo desmontó.

El líder movió su caballo hacia adelante y tomó la bolsa de mi caballo y la puso delante de él. Luego, le dio una palmada a uno tras otro caballo, hasta que se fueron. Nosotros estábamos juntos en medio de los bandidos, montados y armados.

—Dame tu mano. —El líder extendió su brazo hacia mí. Me detuve un momento y luego se lo di. Con una fuerza que no pude igualar, jaló, y no tuve más remedio que montar su caballo detrás de él—. Sostente fuerte, niño —dijo sobre su hombro antes de salir a un fuerte ritmo, sus hombres lo siguieron y se carcajeaban.

Knightly Love [EunHae]Where stories live. Discover now