5. Sí

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Siwon

Ayer fue demasiado tarde. El jefe Shin no me atendió, el ama de llaves de su casa me informó que se encontraba jugando una partida de póker y que era mejor no insistirle, ya que buenas rachas no tenía muchas. Ahora que corro rumbo a la jefatura a penas luego del desayuno, imploro que el jefe Shin esté en la disposición de informarme al menos de un par de detalles sobre aquella misteriosa conversación.

Para no cambiar la rutina, ¡qué sorpresa me estaba yo llevando!, llegué hasta la puerta de su oficina arreglándome las solapas del uniforme, pero escuché un par de voces familiares que, Dios me lo perdone, no pude evitar espiar.

El joven Lee veía los reportes hechos sobre la muerte de su padre; el jefe Shin intentaba explicárselos agriamente, pero ese joven indicaba entender perfectamente las palabras ahí escritas, sin embargo, no entender nada acerca tan poca lógica en ellos.

–Aquí menciona, de manera horrenda y engorrosa, que no hubo testigos más que los residentes de las viviendas en esa calle donde ocurrió. –Decía. –Y luego en esta página, casi en la última, dicen que explotó.

–Así es, joven Lee.

Pensé por un instante si acaso el señor Shin se vio obligado momentos antes a corregirse a sí mismo y evitar llamarlo por el apellido Park.

–Pues no tiene sentido. –Objetó. Para ser exacto, su voz a veces se escuchaba baja, luego más alta y por momentos en una tonalidad de decibles más moderados.

Lo imaginaba yo caminando de un lado a otro, con las hojas amarillentas de los reportes sostenidas en sus manos.

–Era una hora muy temprana del día, según esto, hora en la que el tráfico no abunda. ¿E incluso dice aquí que fueron personas sin automóvil los testigos? Cómo es posible entonces que aquí, mire aquí, aquí donde mi dedo está señalando, ¿cómo es posible que aquí concluyan que se debió a un choque?

–Joven Lee, será mejor que lea esos reportes completos y de manera lenta, porque por ahí, por las hojas del medio, el ama de llaves que tanto tiempo le acompañó a su padre declara que la noche anterior...

–Sí, sí... lo he leído ya. Declara que la noche anterior él le pareció un tanto loco, más de lo normal. Menciona que incluso no durmió en toda la noche y que antes de la errónea hora habitual a ser considerada la primera del día, por ahí de las cinco o seis de la mañana, él salió de casa sin decir palabra.

–Por lo que no entiendo, joven Lee, cómo puede parecerle absurda la idea de que su padre, mayor, cansado y sin dormir, se haya desviado un poco del carril y...

–¿Chocar? ¿A MITAD DE LA CALLE?

¿A mitad de la calle?

Olvidé los modales y la placa pegada a la pechera de mi uniforme, ¿a mitad de la calle?, nunca escuché mencionar que el inspector Park hubiera "chocado" su coche a mitad de la calle. Unos de los árboles cercanos, a esa misma calle, fue derrumbado debido a la explosión, toda Nueva York pensó que...

–¿COMO PUEDE ALGUIEN HACER CHOCAR SU AUTO CON LA NADA EN MITAD DE UNA CALLE SOLITARIA? Dígame cómo, señor Shin, porque yo no puedo imaginar cómo es que eso podría ser posible, a no ser que mi padre haya entrado, sin notarlo, a la cuarta dimensión y entonces...

–Joven Lee... –Le interrumpió. –En las investigaciones de campo no siempre se pueden unir todos los cabos y entonces...

–¿Entonces?

Escuché un golpe, y yo lo imaginaba arrojando la silla de lado; imaginaba algún objeto pesado cayendo del escritorio del señor Shin o al mismo señor Shin siendo arrojado hacia el cristal de la ventana.

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