XIV

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Secretos de sangre.


El resto del verano pasó más rápido de lo que sus ojos lograron captar y dos días antes de tomar el expreso, Cyrine tuvo la valentía necesaria para enviarles una carta a los chicos en la Madriguera, en una corta nota que tan solo llevaba tres palabras rodeado de interrogativas.

¿Continuamos siendo amigos?

—C. G.

Y mientras se acomodaba en el magullado asiento del compartimiento junto a Draco y Theodore Nott, no recibió respuesta.

Pasó todo el viaje mirando por la ventana, intentando llevar una conversación amena con Nott, quién aún en su mueca relajada, no dejó pasar el extraño comportamiento de Cyrine. Draco estaba igual, mandando a callar con tan solo una mirada a Crabbe y Goyle que se reían estúpidamente de algún comentario discriminatorio que alguno había hecho, por respeto a su prima que no se hallaba en las mejores situaciones,

En el andén, no vio señales de ninguno de los chicos, los Weasleys o Hermione y eso logró el estado de ánimo en el que se encontraba ahora. Cómo de mal podía estar con algo como esto, se supone que los amigos se apoyan en las buenas y en las malas y, en muchas ocasiones, en las malas decisiones. Pensó que eso había quedado claro el año pasado cuando arriesgó su vida para ayudar al rescate de la Piedra Filosofal, pero pareciera que aquel recuerdo se hubiera desvanecido en lo más recóndito de todo las buenas memorias.

Temió que esto fuera definitivo, no estaría lista para soportar ese distanciamiento y en un súbito movimiento, salió fuera del compartimiento, en busca de Harry, Ron y Hermione.

Pero nada más doblar a la derecha, chocó de lleno contra otra figura de su misma estatura y complexión.

Hermione le devolvía la mirada con los ojos bien abiertos y se pararon ayudándose la una a la otra. Quedaron frente a frente y Cyrine mordisqueó su labio inferior, en tic que comenzó a desarrollarse cada vez que estaba nerviosa o asustada y frotó su brazo.

Titubeó unos segundos y cuando quiso decir algo, los brazos de Hermione la rodearon y la estrechó en un fuerte abrazo que la tomó de imprevisto. Aturdida y temblorosa, aceptó aquella muestra de afecto y soltó el aire retenido.

Pasaron unos diez segundos más antes de que se apartaran y Hermione notara el brillo en los ojos de Cyrine, reteniendo las lágrimas. Ella se rió de lo boba que se veía su amiga.

—Eres increíble, lo sabes, ¿verdad?—se burló Hermione y Cyrine pasó las mangas de su blusa fuertemente sobre sus ojos—. Dudo mucho que Ron y Harry te odien, han estado demacrados desde lo de Flourish y Blotts. Según sus cartas.

Cyrine asintió, sintiéndose incapaz de decir algo gracias al enorme nudo que se le formó en la garganta.

—Además, no será muy difícil para mí decidir de qué lado estar si comienzan a distanciarse—musitó indiferente y encogiéndose de hombros. Cyrine la miró asombrada—Has sido una mejor amiga de lo que Harry y Ron han logrado a pesar de todo.

—Pero no podría ponerte en esa posición, Hermione—dijo Cyrine con la voz gangosa y carraspeó—. Veamos qué sucede más adelante, no me puedo permitir que esto continúe. Si ese par de idiotas quieren alejarse de mí, tendrán que trabajar más duro.

Anonadada por la expresión sombríamente espeluznante en la sonrisa extendida de Cyrine, Hermione no pudo hacer otra cosa más que carcajearse, cubriendo su boca con una mano pequeña.

Entonces, Cyrine cayó en una duda y frunció su frente.

—Por cierto, Hermione, ¿qué haces en el vagón de Slytherin?

「Loyalty」 HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora