Capítulo 38

4.5K 382 72
                                    


—¿Hola?

Alguien había contestado el teléfono, pero permanecía en silencio. Iker insistió.

—¿Cristina? —preguntó—. ¿Estás ahí?

—No vuelvas a llamarme —dijo ella con frialdad.

Él supo que iba a colgar, así que intentó detenerla.

—Espera, necesito saber qué... qué ha pasado con Julen.

—Nada. He conocido a Melissa y él dice que la quiere. Pretende dejarme.

—¿Y tú qué vas a hacer? —Iker sentía un intenso dolor en el pecho ante el tono molesto de Cristina al hablar con él.

—No voy a permitir que lo haga. Él es mi prometido, Iker. El único.

Sabía que quería hacerle daño y algo le dijo que estaba disfrutando con ello. La conocía de sobra, Cristina era una niña mimada a la que le había quitado un juguete que ya no usaba, pero aun así iba a enfadarse y patalear hasta que se lo devolvieran.

—¿Y qué pasa conmigo?

—¿Contigo? —La voz de ella sonó indiferente—. Nada, eres mi cuñado. No hay nada más que hablar contigo. Ambos lo teníamos claro desde el principio.

Iker suspiró.

—No puedo seguir ocultándoselo a Julen. Esto ha ido demasiado lejos, él... él merece estar con Mel y ser feliz con ella. Tú y yo lo hemos estropeado todo...

—No digas tonterías, Iker. —La voz de Cristina se adivinaba aún más molesta al otro lado de la línea—. Julen va a volver conmigo; no voy a permitir que se ria de mí.

Eso le pareció tan irónico a Iker que no pudo evitar soltar una carcajada amarga, ante la que recibió un gruñido por parte de Cristina.

—¿Igual que nosotros nos hemos reído de él durante todo este año? —preguntó con frialdad—. Acéptalo, Cristina. Somos los malos de esta película. Sé que a ti no te importa, pero él es mi hermano y...

—Un hermano que te odiará si le cuentas la verdad —le recordó ella—, y que no confiará nunca más en ti después de eso. ¿Vas a arriesgarte?

Iker guardó silencio durante unos segundos, sabiendo que ella tenía razón, por lo que Cristina aprovechó para dictar una última sentencia.

—No te vayas de la lengua si no quieres tener problemas. Más problemas, Iker —lo amenazó—. Y no vuelvas a llamarme; ya no me interesas.

Antes de que él pudiera responder, Cristina colgó la llamada. Iker tragó saliva y, enfadado, lanzó el teléfono con fuerza hacia el otro lado de la habitación. Éste chocó contra la pared y cayó al suelo con un crujido, pero Iker ni siquiera se molestó en comprobar si estaba roto. Le daba igual; en esos momentos todo le daba igual.


Pronto habrá más ;)


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lo llaman Karma y Lo llaman Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora