Capítulo 24.

6.8K 490 45
                                    

No sé si «cogorza» es una palabra solo española, en caso de que no la conozcáis, significa «borrachera». ¡Os dejo con el capítulo!


Capítulo 24

Las luces de la discoteca eran coloridas e intermitentes, y la música sonaba alta al ritmo de un montón de jóvenes que bailaban y reían sin parar.

Melissa no pudo más que sonreír ante esto, ¡ese era su ambiente! ¡Ahí era donde ella se encontraba realmente cómoda!

—Me siento como en casa —dijo en un suspiró y, cuando Nacho le tendió un Martini Gold sonrió aún más ampliamente—. Ahora sí que me siento como en casa.

Una voz en su mente se dedicó a molestarla, preguntándose dónde estaría Julen en ese momento. ¿Habría salido también? ¿Se encontraría en algún bar?

—Me apetece ver a Iker —dijo Diana bebiendo un trago de su bebida.

—A mí también —se sumó Nacho.

Melissa no pudo evitar reírse con el comentario, pero después su mente volvió a evocar los ojos azules de Julen y la forma en que este la había besado de esa forma tan apasionada esa mañana.

—Iré a buscar a mi novio, chicas —anunció Nacho—. Os veo ahora, tiene que estar por aquí.

Mel ni siquiera escuchó las palabras del joven. Comenzaba a tener calor solo con pensar en sus gruesos labios de Julen recorriendo su sensible piel y cómo él había presionado su entrepierna contra ella de esa forma tan impúdica. Le había gustado mucho, tanto que quería repetirlo... y eso la hacía sentir insegura.

—¿En qué piensas? —preguntó Diana, interrumpiendo el hilo de su mente.

Melissa dio un respingo y volvió a la realidad, decidida a no volver a pensar en Julen ni una sola vez más en toda la noche. ¡Estaba terminantemente prohibido!

—En que debería ligarme a alguien esta noche.

Diana enarcó una ceja.

—¿Y Julen?

—¿Qué pasa con él?

—Pues que él y tú... —Diana no sabía qué decir, no conocía bien la historia—. No sé, tenéis algo... ¿no?

—No he vuelto a hablar con él en todo el día desde mi accidentado y humillante «camaleonismo» detrás de una maceta en la oficina. Ha sido humillante, me he caído al suelo y ha quedado más que claro que le estaba espiando. Discúlpame si no me siento con fuerzas para «tener algo» con Julen.

Diana la miró, como si fuera algo obvio.

—Pues eso, Mel. ¡Tenéis que aclararlo todo! Hablad las cosas.

El extrañamente doloroso recuerdo de Julen hablando con su madre y las horribles palabras que Alexia le había dedicado a ella se atragantaron en la garganta de Mel. Por lo que la muchacha terminó actuando como siempre hacía, evadiéndose de la situación.

—No hay nada que aclarar, Diana —anunció con firmeza—. Julen y yo no somos compatibles, así que me voy a ligar a... —Durante unos segundos observó a todos los hombres de la discoteca. Melissa tenía un don para hacerlo. —¡Ese de ahí!

Finalmente señaló a un muchacho rubio que se encontraba solo junto a la barra, como esperando a alguien. Mel lo reconoció al instante y supo que podía ser una buena forma de olvidarse de Julen por esa noche.

—¡Pero si es Víctor! —exclamó Diana.

—Sí, el recepcionista de C.O. —Mel sonrió—. Y está muy bueno; así que perfecto.

Lo llaman Karma y Lo llaman Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora