Capítulo 26.

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 ¡Espero que os guste!

Capítulo 26.


Víctor gimió sensualmente y se apoyó, aun más relajado, sobre la puerta de la discoteca «Las Palmeras». El cuerpo de Nacho se pegaba al suyo provocativamente mientras sus labios se movían salvajes contra su boca. El gemido del muchacho rubio hizo que Nacho sonriera y comenzara a acariciar su abdomen juguetonamente, entre risas.

—Ey, ¿qué haces? —le preguntó Víctor en voz baja. ¡Estaban en mitad de la calle!

—Shh... no nos ve nadie —respondió Nacho.

Poco a poco bajó su mano, sin dejar de acariciar a Víctor ni un solo momento. Víctor dio un respingo al sentir su roce y apartó unos centímetros a su chico para comprobar que nadie los estaba mirando. Y fue entonces cuando se chocó de frente con los dos pares de ojos pertenecientes a Julen y Rubén, que habían aparecido de la nada en la puerta del bar.

Violentamente, Víctor apartó a Nacho y se puso recto para saludar a su jefe. Se sentía completamente avergonzado con esa vistosa erección presionando sus vaqueros oscuros, pero si Julen lo notó, no hizo ningún movimiento que lo delatara.

—Buenas noches, señor Urit. ¿Cómo está? —dijo educadamente.

Julen no pudo evitar que se le escapara una sonrisa, que hizo que el joven enrojeciera aún más y lo observara con el rostro casi en llamas.

—No tan bien como vosotros —respondió Julen y Víctor quiso morirse en ese mismo momento. No podría volver a la oficina jamás después de ese momento.

Nacho los observaba sin ninguna expresión que manifestara que esa situación le parecía embarazosa. De hecho, al contrario, ¡pareció emocionado!

—¿Venís por las chicas? —preguntó Nacho, interesado.

—¿Están aquí Diana y Melissa? —preguntó Rubén, que se encontraba más preocupado que cualquier otra cosa.

Nacho asintió con la cabeza y señaló al interior del local. Sin dudar un segundo, los dos hombres pasaron por delante de ellos y entraron dentro del establecimiento, con rapidez. Así eran Julen y Rubén: extremadamente elegantes.

Rubén divisó a Diana bailando en la pista inmediatamente y Julen no pudo evitar sentir un salto al corazón al observar a Melissa en la barra, bebiendo una copa con un joven a su lado.

Se acercó a ellos sin contemplaciones, centrando su mirada en cómo ese hombre estaba muy cerca de la joven, con su brazo envolviendo ligeramente a la muchacha. Habiendo oído la voz de Melissa antes, Julen ya sabía que ella, simplemente, no sería consciente de lo que estaba haciendo, así que no dudó un momento en tocar la espalda del chico con un par de dedos. Éste se giró y lo miró con el ceño fruncido.

—Lárgate. —Fue lo único que dijo Julen, con voz muy dura.

—¿Y tú quién eres?

El hombre entrecerró los ojos y Melissa se giró, observando a Julen con gran sorpresa al ver que él se encontraba allí.

Sintió su pulso acelerarse, combinándose con el alcohol corriendo en sus venas y una extraña sensación cálida inundó su pecho al contemplar los ojos azules de Julen, su ligera y sexy barba, sus carnosos labios fruncidos en una mueca de desagrado... Tuvo el impulso de acercarse a él e inspirar su dulce olor unos segundos.

—¿Qué coño te importa? —gruñó Julen, apartando la mano del hombre del cuerpo de Mel—. En serio, vete.

El desconocido se alejó un poco de Mel, aproximándose a Julen para hablarle al oído.

Lo llaman Karma y Lo llaman Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora