Amor Prohibido

🌹Capítulo 20 Primera Parte🌹

Estaba nerviosa, mis pies no dejaban de taconear contra el mármol de la oficina de Roberto. Este día había estado jodido desde que había comenzado.

Ya había pasado una semana que no veía a nadie de mi familia y mañana era la bendita fiesta dónde Max se presentaría como el nuevo presidente de las empresas Jones. Lo había estado evitando toda la semana, pero tampoco era como si él me hubiera buscado. Tal vez estaba muy molesto por haber salido corriendo.

Pero que otra me quedaba, no podía estar bajo el mismo techo que Max, simplemente me sentía asfixiada, además, él
sabía que no quería verlo en estos momentos, así también se evitaba un mal rato con mi mal humor. Mi madre me llamaba para ver si estaba bien, y mi padre igual. Les había inventado que Maggie se sentía sola estando en su casa porque sus padres estaban de vacaciones y su hermano estaba en la universidad, por esa razón yo estaba en casa de ella. Los dos me habían creído. Gracias al cielo, no quería ponerme a explicar.

Había estado viendo a Austin toda la semana, incluso me había ayudado a encontrar un departamento. Hoy mismo me mudaría y en el día de la fiesta le daría la noticia a mis padres.

Austin, él, cada vez me sorprendía más. Estaba tomando lo nuestro con pequeños pasos tratando de ganarse un lugar en mi corazón, a pesar de que ya sabía toda la verdad él seguía intentándolo, pero, lamentablemente no lo estaba logrando. Entre más convivía con Austin, más cuenta me daba que sólo lo veía como un amigo o hasta como un hermano.

Que retorcida estaba.

Roberto colgó el teléfono y me hizo verlo con más expectación. Me había mandado a llamar y de eso ya hacía diez minutos así que mi desesperación se podía sentir en la oficina. Se había colgado en una conversación que parecía muy importante.

—Perdón señorita Jones, está llamada era importante —me señaló la silla—.  Por favor, tomé asiento.

Asentí con la cabeza y tomé asiento ya que desde que había entrado me había quedado en un limbo pensado en que no quería ir a la dichosa fiesta.

—¿Y bien, que era tan importante? —me cruce de brazos esperando que el Grinch no me maltratara por desaparecer diez minutos—. Tengo el trabajo hasta arriba de mi cabeza, sabes. Samantha y Troy están tratando con todo lo que pueden pero no son robots, tienen que descansar, además te recuerdo que tengo un jefe que quiere mi cabeza. Así que por favor, habla rápido.

Roberto sonrió y yo fruncí más el ceño.

—Bien... es —hizo una pausa y suspiró—, es acerca de los modelos.

—¿Qué hay con los modelos? —lancé un suspiro cansada.

—Amelia Hart, no podrá seguir con el contrato.

Su nombre se revolvió en mis entrañas. Literalmente quería vomitar.

—¿Pero cómo? —agarre mi cabeza en desesperación—, ella está solicitada para tres sesiones la semana que viene. Sabes que John va a pegar un grito en el cielo.