Amor Prohibido

🌹Capítulo 18 Segunda Parte 🌹

Max estaba sentado quejándose con algunos raspones en todo su cuerpo.
Empecé a llorar al verlo lastimado, pero eso no era lo peor, no podía mover el pie, mi miedo era justificado.

Me abalancé hacía él y lo abracé tan fuerte porque estaba aliviada que no había sufrido daños mayores como golpearse la cabeza, o romperse las costillas.

Gruñó cuando sintió mis brazos alrededor de él. No lo había pensado, pero tal vez lo estaba lastimando más.

—Maximiliano dime que estas bien —tomé sus manos afligida.

Era obvio que no, pero había sido lo único que se me había ocurrido preguntarle en el momento de pánico que tenía mi mente.

—Estoy bien, sólo son unos pequeños raspones —me fingió una sonrisa, pero podía ver el dolor en su rostro.

—No creo que estés bien, tu pie no se ve nada bien.

Rachel había estado a su lado todo el tiempo pero no la había visto por el mismo miedo que cubría mi cuerpo, en estos instantes solo me importaba Max.

—¿Puedes apoyarlo? —preguntó Austin preocupado llegando cerca de nosotros.

—Trataré —rió alzando sus cejas. Se trató de poner en pie pero el dolor le ganó haciéndolo caer de nuevo—. Maldición, creo que me torcí el pie.

Mis ojos se abrieron alarmados con mis manos tomé su rostro y le acaricie la mejilla. Sus ojos me observaban detenidos.

—Dime si lo tienes quebrado.

—No, pero no puedo apoyarlo.

Me levanté de golpe perturbada por la situación, yo me estaba exaltando demasiado.

—¡Pero estamos lejos! —casi grité—¡Tenemos que llevarlo! ¡Ayúdenme! —mi voz estaba quebrada, además estaba gritando no hablando.

Me posicioné abajo del hombro de Max y traté de levantarlo. Austin me miraba sorprendido por la forma en cómo estaba actuando, pero incluso así se acercó para ayudarme.

Estaba consciente que estaba actuando como loca, pero ver a Maximiliano en ese estado me causaba histeria.

—Déjame hacerlo a mi —me sostuvo del hombro pero lo quite con mi mano. Sus ojos miraron a Rachel tratando de comprender que estaba mal conmigo, ella le alzó las cejas sin comprender. Austin se dio por vencido y simplemente sostuvo a Max—. Ven, trata de apoyarte con el otro pie.

Max hizo lo que le dijo Austin, tomó su brazo y lo puso alrededor de su hombro, lo impulsó hacia arriba y empezó a caminar lento con él.

El rostro de Max mostraba dolor, sabía que estaba aguantando por no alarmarnos. Me sentía tan impotente sin poder hacer más que ver que llegáramos pronto a la cabaña para poder irnos a la cuidad. El pecho me dolía, tenía tanto miedo por él, mi cuerpo temblaba, estaba demasiado preocupada.