🌹Capítulo 6🌹

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La florería hoy estaba llena, y el abuelo de mi amiga rebosa de felicidad

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La florería hoy estaba llena, y el abuelo de mi amiga rebosa de felicidad. Maggie estaba al igual sonriente con los bonus que nos darían, aunque realmente yo nunca se los recibía. Esto yo lo hacia porque disfrutaba este lugar, el dinero no lo necesitaba, incluso le había solamente aceptado el sueldo al abuelo de Maggie por tal de que no se sintiera ofendido, ya que él le gustaba ser una persona justa.

Nos pusimos a trabajar, y a la hora del almuerzo fuimos a un pequeño puesto donde vendían perros calientes. Nos sentamos en unas  bancas del parque dónde siempre solíamos venir con ella y charlar de idioteces o cosas sin sentido.

El día estaba precioso, pero ya el clima empezaba a cambiar. Habían pasado ya dos meses desde que había acompañado a Max al cementerio y después de ese día el siguió portándose normal, sin ningunas insinuaciones, todo seguía como antes, pero lo peor aparte de fingir una relación que ya no compartíamos como hermanos, lo peor era que parte del tiempo me ignoraba completamente.

Austin y yo estábamos bien, excepto que aún no lo besaba, también estaba el hecho que mi madre se le había metido la idea de presentarme en sociedad. Una tontería a mi edad, pero ella insistía que era la mejor edad. En unos días sería la dichosa fiesta la cual yo sería el centro de atención. Lo odiaba.

Maggie tenía ratos ya con su mirada sobre mí, lo podía sentir, ella empezaría con su habitual interrogatorio. Le había contando de los últimos sucesos que habían ocurrido, claro, quitando la parte de que Maximiliano y yo estábamos en este juego del cual me temblaba la piel de sólo pensarlo, ella no sabía de los besos que Max me había dado.

La mire y le alce las cejas para que me dijera que demonios traía en su mente.

—Habla —le dije dándole un trago a mi limonada.

—¿Cómo sabes qué quiero preguntar?

—Lo tienes escrito en todo el rostro.

—¿Ya besaste Austin?

—Nada ha pasado con Austin. Aunque últimamente se ha vuelto más desesperado.

—Es lógico amiga, no le has dado un beso en todo lo que sales con él y mírate Aome, yo creo que tú no te das cuenta de lo hermosa que eres, cualquier hombre en su posición moriría si no puede tocar una mujer como tú —dijo alzándome una ceja, cosa que hizo que me pusiera ha reír fuerte.

—Mag, estás loca. De dónde sacas eso —respondí aún riendo.

—Aome no me me vengas con esas, de seguro Austin se manosea viendo tus fotos.

—¡Oye! No me hagas reír más.

Ambas seguimos riendo.

—Creó que si fuera hombre, yo ya hubiera llegado a mi límite contigo—dijo mientras le daba un mordisco a su hot dog.

—La verdad es que en parte lo entiendo —mi mirada estaba fija en ella.

—Aome la verdad es que no entiendo como Austin no te ha mandado a la mierda —suspiró cuando dijo eso.

Amor Prohibido Where stories live. Discover now