Prefacio

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Mientras la noche desordenaba su organismo como un remolino descontrolado, la joven que aprendió a entender a un sistema enfermo de poder, ambición y egoísmo; que la había hecho esclava y nada; que la había partido en pedazos tan pequeños que nadie la veía; que la dejo sin oportunidades de ser siquiera algo; para no morir sin haber vivido libre, en su cuaderno donde hacia poco había descubierto la importancia de escribir, ahora escribió:

¿Que mas da? ¿Quién soy para que dé?

La tarea difícil de caminar sin dejar huellas. Que no las siga nadie, que nadie sospeche que fueron de alguien que una vez camino.

Se confunde todo el tiempo mi razón con mis actitudes. Matar. Morir. En valores absolutos es lo mismo.

El camino es quien mide en valores absolutos. Yo ni siquiera mido.

Mi historio se revela aquí, junto a mis miedos que me vuelven inofensiva hasta para mis peores enemigos. Los más débiles. Los que a penas me reconocen cuando me ven... caminando.

No hay salida. No habrá nunca salida sino escribiendo esto.

Nunca podré, sino, haber vivido.

No es la historia de una persona.

Son desesperados los acontecimientos que relato. Desesperados los intentos por existir en un mundo menos real que el mundo que imagino.

Las personas sienten y piensan. En el mundo no hay tantas personas.

Y me encuentro de repente en medio de una sombra que tiene más vida que yo. Que al menos parece moverse al compás de las luces que la rodean.

Hasta de reojo parece respirar mejores aires. Mejores sueños. Objetivos más firmes que simplemente caminar. Al menos tiene a quien seguir. Esta noche extrañamente no lo termino de entender.

Y el silencio que esconde todo el murmullo de la gente, de los autos, de los perros que pelean; me vuelve más loca. Más sola. Más atenta. Más yo.

Pero no es así que deseo existir. Me arden las venas, cada gota de sangre hierve dentro de mí. Lamento confesarlo pero mi cuerpo deja de ser mi aliado. Si al menos muriese podría sentirme menos defraudada.

Quien soy ya no es mi cuerpo.

Ahora exploto. Salgo. Peleo.

Ahora me encontré.

Y esta si es la historia.

Mi encuentro con la parte que nunca fui. Mi encuentro con el numero que despertó sin ganas de ser mas un numero.

Mi encuentro y mis ganas de ya no ser.

El hambre que dolía victimando la esencia de todo pensamiento ahora golpea la ignorancia de quienes no pensaron que tenían culpa.

Golpea con el amor revolucionario de aquella a quien la revolución le devolvió la vida. O se la regalo de vuelta, siendo otra vida.

Mi encuentro mío. Y que importa la gramática.

Mi encuentro mío en cada letra.

Que es también el encuentro con el mundo.

Siempre fue así.

Quienes no peleen no sabrán como desarrollar las armas que le den la vida.

Esta es la historia, el cuentito, la casi fabula. La anécdota de una desconocida.

Del ciego que abrió los ojos para que su enemigo viera que los tenia.

Del ciego que por fin vio que era un demonio. Y yo.

La sentencia de mi vida no será, luego de estas paginas, la sentencia de mi muerte.

Luego de estas páginas habrá otro mundo. Los ciegos no tendrán excusas para no verse como demonios. La luz los inundara.

Algunas visiones se recuperan.

En estas páginas pretendo dejar el antídoto.

El libro aparecidoWhere stories live. Discover now