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Casi automáticamente puse mi mano sobre su pecho para apartarlo de mi.

-No gracias, no lo necesito.

Rubén echó la cabeza hacia atrás para reirse, me pasó la mirada por todo el cuerpo mientras se volvía a colocar la camisa.

-Wow, ¿Cuándo te volviste tan narcisista, amor? Necesitas más que un beso en la mejilla...tal vez...un buen polvo.

La sangre se me subió a las mejillas, ¿y este qué? ¿Dónde estaba el chico tierno y comprensivo?, levanté mi mano y le di una cachetada.

-Eres un idiota, me largo, creo que deberías aceptar de una vez que te dejé.

Mangel se nos había quedado mirando, yo no iba aguantar a Rubén, definitivamente no iba a cargar con eso mientra el resto si podía divertirse.

Aparté de un empujón a Mangel, y me adelanté hacia la puerta, cuando estaba por llegar, Mangel pasó bajo mis brazos y se interpuso entre la puerta y yo.

Este quiere que lo mate.

-Didi, ¿No te da cuenta? Rubén ya no es igual, y como te lo dije antes, no es por tu culpa, ¿Te recuerdas a tí hace dos años? ¿Recuerdas lo borde que eras conmigo? Sólo eran tú y Rubén...ahora, el tampoco quiere salir lastimado.- replicó en un susurro casi inaudible.

Dios, cuanto odio haber venido, en el lío que me metí, no podré olvidar del todo de Rubén, tratándolo bien cada vez que se comporte como un pesado.

-¿Me haz llamado Didi? ¿Me viste cara de niña? ¿o Qué?

-Era la única forma de que me prestaras atención,...ven con nosotros, ¿vale? No los dejaré solos.

Ante esa promesa, accedí a que me llevasen con ellos.

Habíamos ido a ver a Beatriz, el resto de los chicos ya nos estaban esperando en un night club al sur de Madrid, hasta entonces, Mangel me dejo sola en el coche con Rubén. Este chico si que cumple las promesas...

-¿Cómo te va, Rubén?

Estaba angustiada y muy nerviosa, mis manos sudaban entrelazadas entre sí para evitar que se notara el ligero temblor de mi cuerpo, yacíamos en el mismo silencio incómodo hacia ya minutos atrás, intenté mirar los faroles de la ciudad a través de la ventana, para evitar cualquier tipo de contacto visual.

-Dejé  YouTube, no hago feliz a nadie.

Abrí los ojos cual platos apenas escuché sus palabras, ¿Esta bromeando, no?

-Oye...

-Pero estoy trabajando en algo mejor.

-Rubén, estas actuando de la forma más inmadura de la que te puedas imaginar, tienes que superarnos, no soy buena para tí, mira en lo que estás metido por mi culpa, se que esto no te va a beneficiar jamás, te lo digo yo misma, hay muchas chicas más, sabes, es más, lo nuestro era algo tóxico, no me merecía tu comprensión, y tu no merecías lidear con alguien así. La gente cambia cuando quiere.

Rubén lanzó una carcajada y clavó su mirada en la mía.

-¡No tienes ni idea de lo que es mejor para mí! Irónico, pues me dejaste, cuando más te necesitaba, cosa que yo nunca hice contigo, me dolió, joder, que te hayas ido sin remordimiento alguno, te llamé durante meses, y cuando me enteré que lo de Rose era una farsa, con más ganas que nunca deseé encontrarte, y no soltarte nunca más, no me hacías daño, me completabas, Judith, lo hacías.

No me había fijado en que había estado llorando, hasta que Rubén me miró mal.

-Lo hacías, ya no te necesito más, me tiro a las mujeres que quiero, tengo cuanto dinero quiera, salgo de fiesta, me drogo y emborracho casi siempre, no hay espacio para tí en mi nueva vida.

Estaba realmente desconcertada, no podía creer lo herido que estaba, no podía creer lo que había probocado, Rubén me amaba, y yo a el, debimos haber luchado...Lo de Rose,  había pasado antes de conocerme, y unas semanas después.

Las risas de Bea y Mangel nos callaron, no dije una sola palabra hasta llegar a la discoteca.

La música se escuchaba a kilómetros de distancia, y podía sentir como mis oídos retumban con aquellas músicas de electrónica, las luces rojas y púrpura neón le daban un aspecto sombrío bajo las sombras de la luna, corría demasiado viento fuera, y según Luzu, lloverá dentro de poco.

Cuando todos agarraron su pareja y se dispersaron por toda la pista, literalmente, estaba sola, asi que decidí ir al minibar que había frente a mi, me senté bajo las ténues luces neón, esperando que me atendieran, minutos más tarde un chico alto y moreno que vestía de delantal se me acercó.

-¿Quieres algo? Te vez jodida.- dijo con una leve sonrisita formada entre los labios.

Lo fulminé con la mirada, haciéndole caer en cuenta que su intento de romper el hielo no serviría.

-Un daiquiri de fresa.

La verdad no quería emborracharme, estaba intentando acabar con mi "alcoholismo desefrenado" de cuando me sentía mal.

El chico me lo sirvió y apenas pude le di la espalda, recorrí la mirada por la pista de baile, la gente daba saltos y baila al ritmo de la música, habían puesto un remix de la canción "Rape me" de Nirvana, habría sido un éxito, si mis mejores amigos no me hubieran dejado sola, claro está.

Estaba por decidirme a largarme de aquí, cuando un más chico alto que el resto llamó mi atención,  Rubén estaba frente a dos tipos que le reclamaban algo, o al menos eso parecía por su nada amigable expresión facial.

De un momento a otro, los tres desaparecieron por la puerta trasera del night club, salí despedida del minibar dispuesta a seguirlos, me abrí paso entre la multitud para salir de una vez, me escondí entre unos contenedores de basura, para escuchar mejor lo que decían.

-¡Tenías que haber estado hace media hora devolviendo la mercancía sobrante a Parche!
Quice reír al escuchar <<Parche>> si no se hubiera tratado de un nombre conocido por lo que sobraba de mi pasado en mí, no, no, no, esto no es real, no lo es, que puta mierda.

<< -He traído lo ultimo ya, no me han dado más que esto, si quieres más dinero, pide a alguien más que vaya a asustarlo.-Le grité a Parche, que yacía sentado en el sillón rojo en el que siempre estaba cuando mandaba a llamar a los que le serviamos.
-¿Tu crees que este millón de dólares me es suficiente? ¿Sabes cuanta mercancía le dimos? La droga no es barata, hija de puta, no seas idiota.
Sus ojos azules me miraron desafiantes bajo la amarilla luz sobre nuestras cabezas.
-¡Deja de llamarme así! No es mi puto problema que no te paguen lo que es, no puedo ir a pegarle a un drogadicto, me podría matar, manda alguno de tus guardaespaldas, me largo!
Tenía las mejillas coloradas de enfado, sin darme cuenta, me había levantado de mi silla y estrellado mi mano sobre su mejilla.

Lo siguiente que ví fue un inquietante negro sobre mis párpados,...hasta que empezaron los golpes, y gritos que se oían tan lejanos, que no parecían ser los míos.

"Te enseñaré a repetar, zorra">>.

-No sean dramáticos, vamos ya, no está muy lejos de acá.- pude reconocer la voz de Rubén y pude volver en mí.




Cambio de Roles » Rdg;2TPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora